Paco Moreno
Lunes, 17 de octubre 2016, 12:42
Con una espátula pequeña y mucho mimo, una restauradora trabajaba esta mañana en la decoración en piedra del acceso principal al jardín de Viveros, recayente al puente del Real. El Ayuntamiento ha iniciado un lavado de cara que se extenderá a la verja de esta parte del jardín y una pequeña casa en el interior, también vallada.
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La polución y la falta de mantenimiento son dos de los problemas principales del conjunto decorativo, lo mismo que la corrosión en el caso de la verja. El acceso se completa con un banco corrido cubierto de cerámica, donde abundan las piezas picadas o desaparecidas.
El Consistorio anunció este verano la reparación de la fuente que preside la rosaleda López Rosat, seca en la actualidad. Igual que ocurre en otras ornamentales en la ciudad, no funcionan las bombas de presión ni los surtidores. El estanque decorado con un pequeño puente de madera será también objeto de una mejora.
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