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La penúltima oportunidad de los mercados municipales de Valencia

La penúltima oportunidad de los mercados municipales de Valencia

El concejal de Comercio, Carlos Galiana, asegura que cuando llegó al gobierno municipal había lonjas «con solo dos paradas abiertas»

ÁLEX SERRANO

Lunes, 21 de noviembre 2016, 00:38

Rita Barberá cimentó, durante más de dos décadas, parte de su éxito electoral en lo que se conocía popularmente como los paseos por los mercados. Lonja municipal que visitaba, lonja municipal en la que era agasajada. Hasta que no empezó a ser contestada en los mismo mercados, no se vislumbró el final de la alcaldesa del PP. Compromís, que llegó al poder en mayo de 2015, parece haber visto el mismo filón y ha emprendido toda una campaña de mejoras, obras y planes para los mercados municipales en la que supone la enésima oportunidad de las lonjas para adaptarse al siglo XXI y convivir, y vencer, a los supermercados de barrio. Con la diferencia, dice Compromís, de que ellos «sí se creen» los mercados.

Más allá de la buena salud de la que disfrutan el Mercado Central, el del Cabanyal y el de Ruzafa, lo cierto es que el resto de mercados municipales han vivido tiempos mejores. En el caso de algunos de ellos, de hecho, están en su peor momento. Así sobreviven el mercado del Grao y el de San Pedro Nolasco, en el barrio de Morvedre, que cuando el concejal de Comercio, Carlos Galiana, se hizo cargo del departamento tenía dos paradas abiertas.

El primero de ellos ya tiene el futuro trazado, previo lavado de cara. El Ayuntamiento de Valencia presentó esta misma semana el proyecto de rehabilitación integral de la que es la lonja más antigua de la ciudad. Las obras terminarán antes de que finalice 2018 y los trabajos costarán 2,4 millones de euros con cargo al Plan Confianza. El nuevo mercado tendrá 24 paradas, cuando ahora tenía 56... pero de las que únicamente se usaban cuatro. Además, incorporará puntos de encuentro vecinales y zonas verdes.

El caso de San Pedro Nolasco es el que está concentrando los esfuerzos de la concejalía en estas fechas. «No hay nada a ciencia cierta pero se ha hecho mucho camino y estamos a un paso de poder anunciar algo», comentó Galiana. Se trata de un mercado enclavado en el corazón del barrio de Morvedre pero con varios supermercados a su alrededor, por lo que ha ido cayendo casi en el abandono. «Está grafiado como zona verde, ahí iba un parque», lamenta Galiana.

Precisamente esa es otra de las intenciones de la concejalía: que la gente vuelva a los mercados. «Tenemos que hacer que esté de moda ir a los mercados municipales», explica Galiana. En este sentido, la concejalía ha organizado decenas de actividades en los mercados, como el Bonic/a Fest, que se celebró en todos los mercados municipales y que fue «todo un éxito», en palabras de Galiana.

Sin embargo, estos grandes eventos parecen quedar lejos de determinadas lonjas. Es el caso de las más pequeñas: Nazaret, Benicalap, Benimàmet, Jerusalén, Algirós, Rojas Clemente, Castilla o Mosén Sorell. En todas estas lonjas, el Consistorio está llevando a cabo pequeñas actuaciones tendentes a mejorar la «dignidad» de los trabajadores del mercado. «Necesitan mucho cariño», comenta Galiana. «Estaban sorprendentemente abandonados porque en campaña electoral siempre se usaban», asegura.

Por eso, el Ayuntamiento ha repartido reparaciones y rehabilitaciones por la práctica totalidad de los mercados. En Mosén Sorell, el mercado del Carmen, «se ha cambiado la cristalera de fuera que estaba llena de grafitis y ahora se puede limpiar», según Galiana. En Nazaret se van a cambiar los baños, mientras que en Rojas Clemente «se han puesto baños adaptados, una sala de lactancia que piden todos y rampa de acceso» y además se va a trabajar en la plaza para darle un uso más allá del aparcamiento. «En Algirós, por ejemplo, estaban sin agua caliente», cuenta Galiana.

El concejal lamenta que la decadencia ha llegado hasta mercados como el Cabanyal, cuya zona de pescadería está perdiendo paradas «porque antes la pescadería era un gran negocio y ahora la gente prefiere comprar carne que es más barata». En ese mercado hay un proyecto que ha nacido de los propios vendedores. «Quieren hacer parte ludoteca y es un proyecto muy chulo que no nos entraba en el presupuesto este año pero lo haremos», explica Galiana, que comenta que, además, elproyecto incluye una zona de degustación de productos de pescadería que gestionarían los propios vendedores.

Otro mercado que concentra parte de los esfuerzos de la concejalía es el de Castilla. Situado junto a la avenida Tres Forques, el Ayuntamiento tiene un plan para la lonja. «Se está haciendo un estudio estructural porque los cimientos de la zona de pescadería padecen ya que durante años se ha echado hielo sobre el mármol y luego agua para limpiar y eso acaba calando a los mismos cimientos. Vamos a arreglar toda esa zona», explica el edil, que destaca que el mercado de Castilla cuenta con una escuela, «una zona de formación que está nueva donde nunca ha entrado nadie. Y eso lleva a la gente al mercado». Esta zona cuenta también con electrodomésticos para dar clases de cocina que nunca se han usado y que ahora el Consistorio pretende poner en funcionamiento para «dinamizar» el mercado de Castilla.

En lo referente al mercado de Jerusalén, situado en una planta baja en la calle Matemático Marzal, se están efectuando reparaciones «porque los baños están hechos polvo». Además, contaba con un cuarto que servía como trastero, basurero y espacio para descanso del vigilante que ahora está siendo reformado por el Ayuntamiento para convertirlo en cuarto de basuras y en baños. También se ha puesto a disposición de los comerciantes una zona de carga y descarga, que antes no estaba señalizada y que los martes, cuando se instala en la zona el mercado callejero extraordinario, complicaba y mucho el día a día de los vendedores del mercado de Jerusalén, según contó Galiana.

Parte de la estrategia de mercados en anteriores corporaciones se basaba en el mercado gourmet. «No es mala idea pero nosotros tenemos productos de huerta aquí», comenta Galiana que, además, se muestra contrario a que todos los mercados tengan uno o varios locales de hostelería. «El Mercado Central tiene un bar pero si empezamos a poner bares por todas partes... Hay muy buenos profesionales de la hostelería pero hay mucha gente que no tiene trabajo y se monta un bar», lamenta Galiana. El concejal de Comercio desvela que ha habido empresas «interesadas» en comprar el mercado de Mosén Sorell porque «el emplazamiento es maravilloso y ahí se pueden poner bares, pero creo que un mercado ha de hacer la función de mercado municipal pero se tienen que adaptar a sus nuevos tiempos». En este adaptarse a los nuevos tiempos entra, evidentemente, la apertura por la tarde. «Yo insisto mucho en que el mercado del Grao abrirá por la tarde porque hablo mucho de eso con los vendedores. Soy consciente de que es complicado», explica Galiana.

Kilómetro cero

La estrategia del Consistorio se basa, además, en los productos «kilómetro cero» y en la agricultura de proximidad, para llevar a los mercados municipales los productos que salen de la huerta valenciana. «Estamos en situación de apostar por nosotros. Lo está haciendo todo el mundo. Cuando hablas con alcaldes de otros sitios, ves que están haciendo lo mismo. La globalización y la crisis ha llegado a un punto en el que se ha 'dado la vuelta' y ahora se centran cada vez más en lo suyo», describe Galiana, que explica que cuando se compra en un mercado municipal se revitaliza la economía local. «Cuando compras en un mercado municipal, el mercado municipal ha comprado en Mercavalencia y en Mercavalencia está el agricultor que trabaja en Valencia, que vive en pueblos o pedanías, que compra en los pequeños comercios. Se va retroalimentando y se crea economía local que es lo que necesitas», explica el concejal, que insiste en que hay que empezar «a quererse y a mimarse a uno mismo».

Pero, ¿hay suficiente oferta para abastecer las 19 lonjas municipales? «Sí, claro. Cómo no va a haber huerta valenciana si hay supermercados que están empezando a comprar producto local», asegura Galiana. «El producto ecológico es más caro pero algunos agricultores hacen la reflexión de que lo que no te ahorras en medicamentos te lo gastas en productos ecológicos, porque al final te estás envenenando», describe el edil, que pide a los consumidores conciencia global. «Si me cuesta un poco más pero el euro va a los mercados municipales o a Mercavalencia, al final es mucho más rentable», indica. «La gente tiene que dejar de comprar y empezar a invertir. Compra donde tú creas que va a ser más rentable», pide el concejal de Mercados. Lo cierto es que en opinión de Galiana, «la gente empieza a mirar más hacia los mercados y hay grandes distribuidoras que piden informes de cosas que estás haciendo».

Los vendedores, por su parte, están más que satisfechos con Galiana. Los del Mercado Central quieren que interceda por ellos ante el de Movilidad por el conflico que tienen abierto por la peatonalización de María Cristina y los del Grao aplauden la reforma del mercado. Son conscientes de que es su penúltima oportunidad.

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