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El rescate de la muralla musulmana sacará a la luz un cementerio medieval en el Carmen

Los expertos ubican en la zona del futuro jardín el camposanto y una capilla de la parroquia de la Santa Cruz y apuntan una mezquita anterior

PACO MORENO

Lunes, 28 de noviembre 2016, 20:30

Con una inversión de 4,4 millones de euros y las obras previstas para el próximo año y el siguiente, la recuperación de la muralla musulmana en el barrio del Carmen se perfila como una de las intervenciones más interesantes del mandato. El Ayuntamiento aprobó el pasado jueves el proyecto básico, donde una de las partes destacadas será la intervención arqueológica. Los expertos consideran más que probable la aparición de inhumaciones en un cementerio y una capilla de la antigua parroquia medieval de Santa Cruz, así como una zona artesanal de época islámica.

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Es sólo uno de los apuntes del proyecto al que ha tenido acceso LAS PROVINCIAS. La iniciativa supondrá la puesta en valor del lienzo y un torreón en la parte más consolidada de la fortificación medieval, prácticamente desaparecida. Recae a las plazas del Ángel y Beneyto y Coll, así como a las calles en Borràs y de la Cruz, entre otras.

Esta zona es una de las más degradadas de esta parte del centro histórico. Pese a que la Generalitat invirtió una suma millonaria en la reurbanización de calles, la rehabilitación y construcción de viviendas no siguió el mismo camino, debido a las modificaciones del proyecto original por la presión vecinal, al suponer la demolición de varios edificios tras su expropiación.

El foso se llenaba con agua de la acequia de Na Rovella

  • El foso nació en el siglo XI adosado a la muralla, aunque un siglo después, al construirse la barbacana como mejora defensiva, ésta se hizo a costa del primero menguando su anchura. Se trata de una simple trinchera excavada en el terreno, con una sección en 'V' de dimensiones muy variables que pueden llegar a unos quince metros de anchura y una profundidad en la parte central de cinco metros.

  • Se podía inundar, añade el documento del proyecto básico, con agua de la acequia de Rovella, diseñada en el siglo X. Al perder su función defensiva en el siglo XIV se parcelaron los terrenos de la antigua muralla y el foso se canalizó con una bóveda de doble rosca de ladrillos, llamada 'vall cobert'.

Ahora, según ratificó la concejal del área de Cultura, Glòria Tello, los trabajos que se realicen en esta unidad de ejecución no incluirán ninguna expropiación, todo lo más un acuerdo de compra para ampliar el jardín junto a la muralla.

Los técnicos municipales consideran en el proyecto que la zona del cementerio se extiende al oeste del ámbito de la muralla, y es probable que el antiguo foso «marcara el límite entre parcelas. En cualquier caso, sí sabemos que aquí se encontraba el límite de propiedades, entre otros, de la parroquia de Santa Cruz y el Mesón del Ángel, apareciendo muy nítidamente en la cartografía histórica, principalmente el plano de Tosca (1704)».

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Como informó este periódico, uno de los propósitos de la intervención es que el foso salga a la luz y se integre en un lado del jardín. Los arqueólogos contarán con un plano con la ubicación del cementerio parroquial elaborado en 1805 y firmado por Manuel Fornés, donde queda «fuera de toda duda la presencia y límites del cementerio parroquial».

El cementerio y una capilla del camposanto tienen una superficie estimada de 342 metros cuadrados y una cota de excavación que podría establecerse alrededor de los 1,50 metros. El grado de dificultad es alto, se indica en el documento, dado que se desconoce «la densidad de las inhumaciones pero todo hace prever que será media-alta, como es el caso de la mayoría de los cementerios parroquiales medievales».

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Puede haber otras sorpresas: «No habría que descartar la existencia de una antigua mezquita en el solar luego ocupado por la iglesia parroquial», se señala al constatar la actividad artesanal en época islámica en algunas investigaciones.

De momento los expertos cuentan con el resultado de excavaciones realizadas en el tramo occidental y, en concreto, el segmento localizado entre las puertas de Bab al-Qantara y Bab al-Hanax, es decir, entre las actuales torres de Serranos y las inmediaciones de la plaza del Tossal, donde el tramo en el que se intervendrá el próximo año se situaría en un lugar intermedio.

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Otros elementos que se espera encontrar en la excavación es el llamado 'intervallum', un camino de ronda adosado al muro interior de la muralla. Se le supone una anchura de 2,50 metros, a partir de su posible mantenimiento en el parcelario, como en el ancho de la calle Palomino y en la medianera entre las parcelas de algunos inmuebles de la calle de la Cruz y la plaza del Ángel. El existente en el muro de la plaza del Ángel estaba formado por un andén de 1,70 metros de ancho y a una altura más baja el resto del camino.

En cuanto al muro, es un tapial de hormigón de cal y piedras, mampostería encajonada, con una anchura media de 2,25 metros. Descansa sobre un cimiento de mampostería o sillares trabados con argamasa, realizado rellenando una zanja, que en algunos casos llega a alcanzar los cinco metros de profundidad, como es el caso del tramo excavado en la calle Mare Vella, más próximo a la calle En Borràs.

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En algunos tramos del lienzo se ha documentado un grueso enlucido de mortero de color blanco. La altura estaría sobre los 9,50 metros, a los que habría que añadir alrededor de 1,80 metros del remate almenado, de sección más estrecha.

Por la parte superior del muro y protegido por almenas, discurría el adarve que permitía la circulación sobre la muralla. El acceso probablemente se realizaría a través de escaleras dobles de obra adosadas al muro exterior y situadas en un punto intermedio entre dos torres a 30 metros de distancia entre ellas.

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