ISABEL DOMINGO
Domingo, 4 de diciembre 2016, 20:38
valencia. Las Fallas y Doñana. Cara y cruz de la declaración de Patrimonio de la Humanidad por la Unesco (Organización de las Naciones Unidades para la Educación, la Ciencia y la Cultura), el título que se impulsó en 1972 para promover la identificación, protección y preservación del patrimonio cultural y natural de todo el mundo considerado especialmente valioso para la humanidad.
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Si las fiestas valencianas por antonomasia se incorporaron el pasado miércoles al listado internacional e inician un camino repleto de ilusión «para buscar la excelencia» -como apuntó la fallera mayor de Valencia de 2017, Raquel Alario-, el parque natural andaluz está en el punto de mira de la Unesco y podría pasar a la relación de los reconocimientos en peligro (existen 55 en todo el mundo, según la organización WWF) debido a las amenazas que pesan sobre su ecosistema.
Porque entrar a formar parte del exclusivo listado de la Unesco conlleva una serie de derechos pero, también, de obligaciones, ya que las administraciones tienen que extremar la protección pues la organización revisa periódicamente los elementos incluidos y puede emitir recomendaciones si detecta que han surgido problemas, como ha sucedido en el caso de Doñana.
Lo saben los otro siete Patrimonios de la Humanidad que tiene reconocidos la Comunitat desde 1996, cuyos responsables coinciden en apuntar la promoción internacional como uno de los principales beneficios de obtener este título. Porque la declaración de la Unesco marca un antes y un después en el día a día de los edificios, fiestas o tradiciones que figuran en la prestigiosa World Heritage List de la Unesco.
«Hasta las obligaciones son buenas porque van encaminadas a que los ayuntamientos de las ciudades donde están ubicados garanticen la protección del Patrimonio de la Humanidad», apunta la concejal delegada del área de Cultura del Ayuntamiento de Valencia, Glòria Tello. En el caso de la Lonja de la Seda, que fue el primero en obtener la salvaguarda de la Unesco, el impacto más visible ha sido el incremento del número de visitantes, que se han duplicado desde aquel diciembre de 1996 en México. Así, la cifra ha pasado de los 229.194 turistas en 1998 (no existen datos en los anuarios municipales anteriores) a los 488.498 contabilizados en 2014 (última cifra publicada por el Ayuntamiento).
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Nuevo perfil turístico
Es, como recuerda Tello, el monumento más visitado de la ciudad, con permiso del Museo de las Ciencias que encabeza el listado. Ni el IVAM ni el Museo de Bellas Artes, por ejemplo, tienen el tirón del edificio de Pere Compte, especialmente entre los turistas extranjeros. «Es innegable la repercusión mundial porque, además, apareces en todo tipo de publicaciones y catálogos», añade la edil, que también apunta el incremento de un perfil de turistas más sensibilizado con los aspectos culturales. En la parte de las obligaciones figura el control que realiza la Unesco cada seis años, recuerda.
Una tercera ventaja es el acceso a las ayudas del Ministerio de Cultura (la restauración de la carpintería de ventanas y puertas de la Lonja en 2013 se hizo gracias a la aportación gubernamental), un aspecto que corrobora el presidente ejecutivo del Patronato del Misteri d'Elx, Fernando García, que el reconocimiento como Patrimonio permitió a esta representación sacra «lograr el equilibrio entre las subvenciones oficiales y las aportaciones de fundaciones y empresas privadas» para su mantenimiento.
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En su caso, una de las consecuencias de obtener la distinción de la Unesco ha sido la variación del perfil del espectador que asiste a las representaciones del Misteri, dado que el aforo está limitado a 1.182 personas. Así, ser el primer bien oral e inmaterial declarado en España hizo que más extranjeros se interesaran por conocer este drama que se representa desde hace más de cinco siglos de forma ininterrumpida.
No es el único beneficio, pues Fernando García añade las investigaciones realizadas por universidades europeas, la presentación de tres tesis doctorales hasta el momento o que las cinco universidades públicas valencianas hayan constituido una cátedra para su difusión.
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En esta misma línea apunta el concejal de Cultura de Algemesí, Pere Blanco, sobre las fiestas de la Mare de Déu de la Salut, que obtuvieron el reconocimiento en 2011, pues son varios los estudiantes extranjeros que han solicitado realizar una beca en el Museu de la Festa, especialmente procedentes de Francia, Inglaterra e Italia.
Para esta localidad la entrada en la lista de la Unesco ha supuesto también «un aliciente» para tratar de desestacionalizar la fiesta de septiembre. Por ello, la procesión que celebrarán el próximo jueves para conmemorar los cinco años de la declaración «queremos institucionalizarla y que permita mejorar el conocimiento sobre la fiesta, ya que es similar a la que se hace el 8 de septiembre por la mañana».
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Aumento del flujo de turistas (y un cambio de su perfil), desestacionalización y activación de inversiones son dos de los efectos de ser Patrimonio que enumera la coordinadora del Grado de Turismo de la Universidad de València, Rosario Martínez, que señala que ahora, con las Fallas, debe ser el momento de analizar el impacto económico.
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