Los trabajos de rehabilitación en el tinglado 2. :: manuel molines

La gestión privada de amarres de la Marina ampliará los alquileres hasta los 30 años

El concurso, del que se ultima el pliego, aumentará el aforo con 600 plazas más y fija una inversión de 25 millones

PACO MORENO

Lunes, 19 de diciembre 2016, 20:32

La Marina podrá conceder concesiones de larga duración en los amarres tras el concurso ahora en preparación. La entrada de una empresa privada podrá ampliar los alquileres hasta los 30 años, con lo que se conseguirá una mayor seguridad en los ingresos.

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Fuentes de la entidad indicaron que el director general, Vicent Llorens, tiene ultimado el pliego de condiciones del concurso, aunque necesita el visto bueno del consejo rector. El alcalde Joan Ribó ha planteado al Gobierno que se realice antes del parón navideño, por lo que la adjudicación podría ser una realidad en febrero. Tras la apertura de los centros de formación de Iniciativa Lanzadera y la Escuela EDEM, así como la reapertura del Veles e Vents en una iniciativa con ofertas culturales y gastronómicas, el concurso de los amarres se perfila como el más importante del mandato. Sin ir más lejos, la inversión que se baraja ronda los 25 millones de euros.

Esto se debe a que además de la reordenación de amarres, también se incluirá en el concurso un varadero, en la Marina sur. Llorens tomó esta decisión para evitar la posible competencia entre los dos servicios y atraer más barcos gracias a una estrategia a la baja en los precios.

El Consorcio fijará las tarifas, aunque dejará libertad a las aspirantes a que propongan el diseño de los amarres y la ubicación de los barcos. Para aumentar el aforo, la previsión es que los megayates vayan a la Marina exterior, mientras que la dársena interior se aprovechará mucho más con unos pantalanes en forma de palmera, con decenas de ramas que saldrán de las calles principales.

Pero todo esto depende del consejo rector, donde el Gobierno debe definir quiénes serán sus representantes. Existen dos alternativas, el Ministerio de Hacienda o la vicepresidencia, dado que ésta tiene esta legislatura la secretaría de Estado de Administraciones Públicas.

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Ese tipo de concursos necesita de la aceptación del máximo organismo, donde la presidencia corresponde al Ayuntamiento pero el pacto es que todo se decida por unanimidad. Mientras, el Consorcio ha fijado las tarifas de los amarres de 2017 sin apenas variaciones más allá de un pequeño incremento a los catamaranes por el espacio que necesitan.

La remodelación de los amarres supondrá la oferta de al menos 600 nuevas plazas, con lo que el aforo se quedará en 1.450 barcos. Las mismas fuentes apuntaron que las concesiones podrían llegar hasta los 32 años y que así se evitarán problemas jurídicos actuales como la licitación en oferta pública de los arrendamientos de larga duración.

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Más personal

Una concesión facilitará la ampliación de personal para estos servicios, junto a unas inversiones que el Consorcio no puede acometer. Ribó comentó recientemente el propósito de negociar con el Gobierno que la Administración central asuma los préstamos a corto plazo, que a día de hoy suponen la mayor preocupación para la sociedad.

El motivo es que todos los alquileres son embargados por el juzgado para hacer frente a la devolución de estos créditos. Los que están avalados por el Instituto de Crédito Oficial son asumidos por el Tesoro, aunque no a fondo perdido. Con los préstamos a corto plazo fuera de la ecuación, el Consorcio empezaría a dar beneficios de explotación en 2018, indicaron las mismas fuentes.

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En el capítulo de inversiones, de momento se trabaja en la rehabilitación del tinglado 2, una obra menor en el presupuesto pero que supondrá un gran avance. Esto será porque el Consorcio ya podrá autorizar actividades en la nave portuaria, una vez se haya eliminado el riesgo de desplome en cornisas y consolidado el resto de la estructura. Una red en toda la cubierta impedirá además que llegue al suelo la suciedad de las palomas. El propósito es que la gran explanada cubierta se convierta en una plaza donde las asociaciones del Marítimo puedan celebrar eventos, algo así como el ágora que la Marina pone a disposición de los barrios del entorno.

El consejo rector debe aprobar por último el plan de negocios de la dársena, el desarrollo del plan de usos a través de varios concursos. Los amarres y el varadero son los más llamativos, aunque destacan también otros como un hotel previsto junto al edificio del Reloj.

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