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El último corte de pelo del histórico barbero del Carmen

La jubilación ha obligado a Arturo Berlanga a cerrar su negocio tras más de tres décadas

Rafa Muñoz

Viernes, 24 de febrero 2017, 18:56

Con doce años Arturo Berlanga tuvo que elegir entre ser peluquero o marmolista. Se decidió por la primera opción por una cuestión de tiempo empezaba antes a trabajar y porque no quería estudiar, quería ganarse su propio dinero.

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Desde entonces no ha parado de cortar, lavar y peinar. Hasta ahora, cuando le ha llegado el momento de jubilarse, y se ha visto obligado a bajar la persiana de su peluquería del barrio del Carmen, donde llevaba trabajando desde 1984.

Todavía no me hago a la idea, me está costando bastante, porque son muchos años y mi clientela es casi como si fuera familia, empieza a contar Arturo Berlanga, maquinilla y peine en mano, y visiblemente emocionado.

En su sillón tiene a Vicente, un cliente de los de toda la vida. Le corta el pelo desde antes incluso de tener su propio negocio. Entre risas recuerdan cómo le regaló el corte el día de su boda, como una excepción. Vicente ha sido el elegido para recibir el último corte de pelo de Arturo Berlanga.

Con los impuesto que tenemos es muy difícil aguantar; quizás, si hubiera sido más fácil continuar, no me hubiera jubilado, porque me encuentro muy bien y continuaría, pero cuando vienen los trimestres y el resumen del año, pienso que para estar trabajando por un sueldo miserable, mejor que me lo dé Montoro, señala en referencia a su jubilación.

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La propia clientela me ha hecho amar mi trabajo; lo que les das, recibes, asegura Arturo, que lamenta el cierre de su negocio en gran parte por esos clientes que vienen desde otras partes de Valencia exclusivamente para que él les atienda.

Cuando abrí en El Carmen, había cinco o seis peluquerías, todas muy cerca de nosotros; poco a poco fueron cerrando, y ahora me he quedado yo sólo de peluquerías de hombre, de señoras sí hay alguna, apunta. Creo que ha pasado eso porque aquí en el barrio vive muy poca gente, además del problema del aparcamiento, añade Arturo.

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Bajar la persiana ha sido una decisión que le ha costado mucho tomar. Lo más sensato es cerrar; este trimestre he tenido que pedir el aplazamiento en Hacienda, para hacer el pago en dos veces; ha llegado mi hora y he dicho que se acabó; ése es el motivo por el que tengo que cerrar la peluquería, concluye Arturo Berlanga. Por delante se le abre un nuevo horizonte. Él lo tiene muy claro. Quiero pasar más tiempo con mi familia, y en especial con mi nieto.

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