n. c.
Lunes, 27 de marzo 2017, 10:12
El pintor valenciano Pedro Cámara (Ayora, 1936) falleció ayer a los 80 años de edad dejando un importante legado artístico no sólo en la ciudad de Valencia sino también en su localidad natal. Formado en la Escuela de Bellas Artes de San Carlos, a lo largo de su vida recibió numerosas distinciones y reconocimientos, que le llevaron, incluso, a obtener alguna beca para formarse fuera de su tierra.
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Entre los galardones que mereció a lo largo de su carrera, se encuentran la Mención honorífica del Premio Senyera (1959), el primer Premio de Pintura Universitario (1960) y la Beca del Gobierno francés y del Ayuntamiento de Valencia para estudiar en la Casa Velázquez de Madrid (1964). Un año más tarde, en 1965, recibió la prórroga de esta misma pensión y obtuvo el Premio Diputación Provincial de Valencia Pintor Ribera. En 1966, fue honrado con el Premio Valencia de la Exposición Nacional de Bellas Artes y, al año siguiente, recibió el de la Diputación Provincial de Castellón. Después, sumaría a su palmarés artístico la Tercera Medalla de Pintura en la Exposición Nacional de Bellas Artes de Madrid (1968) y ya entrada la década de los 70, fue seleccionado por la Comisaría de Exposiciones del Ministerio de Educación y Ciencia para la Nacional de Bellas Artes.
Cámara participo en numerosas exhibiciones como las correspondientes al Premio Senyera; las del Salón de Otoño; en varias exposiciones Nacionales de Madrid, Barcelona, Alicante y Zaragoza; o en muestras de pensionados de la Casa Velázquez en París. También intervino en colectivas como Nueve Pintores Actuales en el Bosco; Seis Pintores en Sala Mateu; en la selección de Pintores Valencianos en Zaragoza; y otras muestras internacionales en París, Miami, Buenos Aires, Riad o California.
El Ayuntamiento de Valencia realizó en 2003 un homenaje al pintor a través de una exposición retrospectiva que el Museo de la Ciudad. Acompañando a la muestra se editó un volumen que lo calificaba como un «artista detallista y minucioso que es capaz de prescindir de lo superfluo; autor luminoso de paisajes cargados de fuerza cromática, de campos arados y tierras de secano, de esparto, de viñas o tierras en barbecho».
En una entrevista en LAS PROVINCIAS hace unos años mostraba la pasión que sentía por su trabajo y por la naturaleza. «¿Nunca ha olido un terrón de tierra cuando se coge y se rompe con las manos?», preguntó al periodista. «A mí me gusta hacerlo. Y mis cielos los termino con los dedos. El tacto es tan importante como los otros sentidos», aseguraba Cámara.
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