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El barrizal y el terreno abrupto del solar que sirve de aparcamiento del hospital. :: damian torres

El parking, otra urgencia para el Hospital Arnau de Vilanova de Valencia

Trabajadores, pacientes y familiares reclaman un espacio más amplio y en condiciones que termine con el «caos de coches» a las puertas del centro

MARTA BALLESTER

Lunes, 10 de abril 2017, 20:09

Ir al hospital no es ir de paseo. Es una necesidad marcada por citas, horarios y prisas. El tiempo es valioso cuando hablamos de salud. Pero estacionar el vehículo para acceder al Hospital Arnau de Vilanova puede llegar a costar una media de 20 minutos.

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Dejar a un familiar solo en la puerta o salir de casa antes para no llegar tarde al trabajo es la rutina habitual de las más de 310.000 personas adscritas al centro y para más de 2.500 trabajadores. «Es una desesperación, sobre todo cuando traes por la mañana a gente mayor a las consultas. Por muchas vueltas que des, no hay sitio para aparcar y al final optas por dejarlas solas y tú quedarte en el coche», declaró a LAS PROVINCIAS Ángel Sánchez mientras acompañaba a su madre. «Nosotras compartimos coche y hay otros compañeros que tienen plazas de aparcamiento alquiladas porque, si no, es muy complicado», aseguró un grupo de trabajadoras del centro hospitalario.

Desde la Central Sindical Independiente y de Funcionarios (CSIF) aseguraron que ya llevan tiempo demandando que se acondicione correctamente la zona de aparcamiento. «Que hagan algo, pero que sea ya, porque a toda la población que viene de las comarcas del Turia no se le puede dejar a su suerte», declararon.

El estado del terreno

A la falta de espacio para todos los usuarios se une el estado de los solares. A la más mínima lluvia se crean barrizales que hacen imposible el paso a cualquier vehículo. Otro impedimento a la zona son sus grandes baches y piedras que dañan los bajos de los coches y, en alguna ocasión, los deja atrapados. «Mi padre y yo topamos con una piedra enorme y empezó a salir aceite. Tuvimos que llamar a la grúa para que nos sacara de allí», confesó Jovani Jara, familiar de un paciente. Además el joven apuntó que «para la gente que no tiene experiencia al volante la situación es complicada. Hay muchos coches apelotonados y no saben que hacer. A mi hermana la recuerdo llorando cada vez que tenía que aparcar, se ponía muy nerviosa».

Los vecinos de la zona definen el aparcamiento como un 'tetris' que sin control amanece cada día de una forma diferente. «El primero que llega decide como irán el resto de coches», alegó Enri Alegre. Vehículos encima de las aceras, estacionados en mitad de una curva o entre los matojos del descampado es la estampa que rodea al Arnau de Vilanova. «En este estado y con este caos parece una calle de África», expresó un colaborador de la Policía Local nigeriano. Éste lamenta que su labor sea «espantar a los gorrillas y no organizar el aparcamiento». Los gorrillas siguen estando presente en la zona porque consideran que «es una mina. Entran y salen siempre coches durante todo el día», declaró uno de ellos.

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Estos solares son la oferta disponible para las personas que acuden al hospital, ya que parkings públicos a menos de 18 minutos andando sólo se encontraba el Marina Baixa de la calle San Clemente, propiedad de la parroquia San José María Escrivá de Balaguer, pero este septiembre tuvo que cerrar al dejar de estar exento de IBI como hasta el momento, según informan fuentes parroquiales.

«Ya que no hay nada que por lo menos allanen el terreno que está prácticamente como hace 40 años cuando yo trabajaba en el centro», concluyó la ahora paciente Amparo Martínez.

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