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P. MORENO
Miércoles, 10 de mayo 2017, 19:34
Causa tristeza ver una alquería del siglo XIV cubierta de pintadas y si se añaden unas 70 farolas rotas y sin cableado, más un puñado de fuentes secas, sucias y también con grafitis, entonces se completa el panorama actual del parque de Marxalenes, como denunciaron el martes las asociaciones Constantí Llombart y Círculo por la Defensa del Patrimonio.
El parque se abrió al público en 2001 y fue ampliado cinco años después, convirtiéndose desde el principio en símbolo de equipamiento de calidad para los barrios. La inversión ascendió sólo en la primera fase a 4,7 millones de euros.
César Guardeño, de la primera asociación citada, comentó que creen que el actual «equipo de gobierno continúa sin tomar las medidas necesarias para erradicar los actos vandálicos que se producen en el patrimonio cultural valenciano». La agresión a la alquería de Barrinto forma parte de otro triste capítulo para la «historia de nuestro patrimonio, a pesar de la infinidad de recomendaciones que el Síndic de Greuges ha emitido».
El presidente de la asociación vecinal, Paco Llamas, reivindicó la colocación de cámaras de seguridad, así como la reparación del alumbrado público, al que le falta en buena parte las luminarias y sólo hay un poste metálico. «Nos han dicho que sí, que lo van a reparar, pero de momento son buenas palabras», dijo.
Antonio Marín, de la entidad Constantí Llombart, recordó el valor de la alquería, su historia y la relación con el viejo camino de la calle Montañana, una reminiscencia de itinerario que se remonta a la época de la Via Augusta romana. Lamentó la profusión de pintadas en la actual biblioteca Joanot Martorell.
Igual de llamativo que los grafitis en la alquería medieval es lo que sucede con las fuentes-esculturas. El propósito del proyecto fue que refresquen con su presencia pequeñas zonas de descanso, aunque la realidad es que están todas secas, decoradas con pintadas y con las pequeñas láminas de agua que debían rodearlas ocupadas por montones de tierra y piedras.
Una mala imagen que se completa con algunos bancos también ensuciados por pintadas. El parque de Marxalenes alberga varias alquerías, así como una pequeña laguna que recrea el hábitat de la Albufera. Se trata de la alquería Félix, donde al igual que en la de Barrinto se realizó una intervención modélica para preservar el patrimonio rural de la zona.
En el parque de Marxalenes no falta ni siquiera una estación del trenet, así como un pequeño museo ferroviario. Llamas recordó que en algunas alquerías no se ha clarificado su uso con el Ayuntamiento, mientras que en la parte sur se levante una antigua aceitera, quemada casi hasta los cimientos y que se apuntaló con una inversión de 40.000 euros de la Diputación.
Guardeño dijo que a «todo este despropósito en cadena, hay que añadir que las puertas de entrada del parque son auténticas escaleras que facilitan el acceso al interior cuando este está cerrado». Afirmó que si «no se colocan cámaras de vídeo vigilancia y se empiezan a tomar en serio la defensa de nuestro patrimonio, este tipo de actos se seguirán produciendo».
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