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PACO MORENO
Viernes, 19 de mayo 2017, 19:42
«Jerónimo Luzzati era ingeniero y punto, nada más». Marga Lecha, descendiente de uno de los afectados por la supresión de 51 nombres en el callejero de Valencia, no encuentra explicación para el caso del hermano de su abuela, fusilado en Paterna en septiembre de 1936, pocos meses después del inicio de la Guerra Civil.
De ahí el interés de esta persona en que el Ayuntamiento revise el expediente de Luzzati y lo excluya de las 51 calles que cambiarán de nombre. La suya está en el barrio de Antonio Rueda, junto a la avenida Tres Forques y el rótulo será sustituido por el de Presen Sáez de Descatllar, maestra valenciana y que dedicó toda su vida a la docencia en las cárceles.
Los plazos están en contra de los deseos de Marga Lecha, dado que el jueves se aprobó el listado en la comisión de Desarrollo Humano y hoy mismo pasará por la junta de gobierno. Aún así, comenta a LAS PROVINCIAS en conversación telefónica desde Madrid su deseo de escribir al alcalde Joan Ribó para que reconsidere la supresión de Luzzati en el callejero.
«El único interés que tenemos es que se respete su memoria y su recuerdo se asocie a su labor como ingeniero jefe de la antigua Renfe en la Comunidad Valenciana», comental . Ecaso de esta víctima es uno de los que despiertan dudas en el informe de la Universitat de València, quizás el que más, sobre todo porque no existe ninguna referencia de filiación política o participación en una actividad subversiva contra la II República.
«El estado de la investigación y la documentación existente sólo nos permiten observar su detención y muerte en septiembre de 1936, víctima de la violencia desplegada en la retaguardia republicana. Su inclusión en el nomenclátor de la ciudad se fundamenta únicamente en este hecho, por lo que sería conveniente abrir una discusión al respecto, dada la instrumentalización del personaje en 1972, pasadas ya más de tres décadas del fin de la guerra, en el culto a los mártires y caídos durante la misma», indican los investigadores.
Para Marga Lecha, la familia a la que pertenece es para «escribir un libro», en el que no debería incluirse la supresión del callejero de Jerónimo Luzzati. Ingeniero industrial, fue jefe de depósito de la Compañía del Norte de Ferrocarriles en Valencia. Su padre Gustavo fue responsable del desarrollo de este medio de transporte en Castilla León y Galicia y estaba emparentado con Amadeo de Saboya (primo político) lo que explica el origen italiano del apellido.
«Era una persona muy culta, con una educación diferente para la época, y eso se trasladó a toda la familia», explica Lecha. «Tuvo varios destinos por su profesión y llegó a tener seis hijos», apunta. En esta parte del árbol genealógico aparece Teresa Luzzati, hermana del ingeniero y muy conocida en la época por ser la fundadora de la Universidad Popular de Acción Católica. «Fue parlamentaria y defendía el voto de las mujeres», señala una de las descendientes de la familia, quien no ha encontrado ninguna referencia que justifique la aplicación de la Ley de la Memoria Histórica para la supresión del nombre de la calle.
Una de sus hermanas, María Susana, sí que fue asesinada en una checa, como se conocía a los lugares donde se interrogaba y torturaba a detenidos en las zonas dominadas por los republicanos durante la contienda. «Con María Teresa no se atrevieron porque estaba ingresada en un hospital aquejada de diabetes».
La parlamentaria es la única conexión política que encuentra Lecha en la familia en esa época, aparte de que eran primos de José María Gil Robles, uno de los fundadores de la CEDA, organización de partidos católicos que tuvo gran importancia en la última etapa de la II República. El que fuera ministro de la Guerra en 1935 derivó a una posición de defensa de la monarquía y llegó a ser miembro del círculo privado de Juan de Borbón, para acabar defendiendo como abogado a sindicalistas de Comisiones Obreras en el famoso proceso 1001, que se resolvió con el indulto de todos dado precisamente por Juan Carlos I.
Después de la muerte de Jerónimo y María Susana, la familia simpatizó más con las ideas del Movimiento, apunta Marga Lecha, aunque en ningún caso antes de la Guerra Civil. ¿Por qué entonces el asesinato del hermano de su abuela? No encuentra respuesta a esta pregunta, pese a haber investigado a numerosos miembros de los Luzzati. «Vivían en Rocafort y tenían una buena posición económica, por lo que pudo deberse a la envidia, aunque eso no tiene ninguna base, no es más que algo que se le puede ocurrir a cualquiera», explica.
El patriarca de la familia falleció en 1917 por un accidente y un año después, la abuela de Marga, Margarita, llega a Rocafort invitada por su hermano para pasar unas vacaciones. «Por eso estoy aquí», sonríe al otro lado del teléfono. En esa estancia conoció al médico del pueblo, Francisco Lecha, y se casaron poco después.
Su abuela falleció en 1990 y Marga tiene pocos recuerdos de lo que pasó el día que se llevaron a Jerónimo. «Sí que me dijo que entraron con navajas para llevárselo y que uno rasgó un cuadro que tenían de la Inmaculada Concepción. Le preguntaron qué era aquello antes de destrozarlo», finaliza.
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