Adiós a las cabinas telefónicas en Valencia: retirada la última en la avenida del Oeste

Han sido el escenario de transmitir un primer amor. De un 'telefonazo' que sirvió para que una mujer avisara a su marido de que estaba a punto de dar a luz. De llamadas para quedar entre amigos, en un tiempo prehistórico comparado con la fulgurante inmediatez actual de los móviles, whatsapps y mensajes instantáneos. Pero la era de las cabinas telefónicas en las calles de Valencia ya toca a su fin.

Aparecieron en 1960 para ser las reinas de la calle. Los únicos lugares en los que hacer una llamada de urgencia cuando nadie llevaba lo que ahora todos tienen en un bolsillo: un pequeño aparato que más que teléfono es un ordenador en miniatura. Con colas muchas veces a sus puertas y caras de impaciencia cuando alguno tardaba mucho. El mismo escenario en el que se quedó encerrado José Luis López Vázquez en la mítica 'La cabina'. A finales de 2020 aún quedaban más de 800 en la capital. Pero a partir de 2021 el Ayuntamiento acabó con la obligatoriedad de mantenerlas. El inicio de una sentencia que ahora llega.

Fue en estas Fallas cuando Telefónica retiraba la última cabina de las calles del 'cap i casal'. En la avenida Barón de Cárcer, con el desmontaje de la estructura, el cableado y la carga de la cabina con una grúa, en una furgoneta, camino de un ecoparque. El fin en un suspiro de décadas y décadas de confesiones, secretos, urgencias, alegrías y tristezas de que fueron testigos los teléfonos urbanos.

Telefónica ha culminado la retirada en los últimos meses de las últimas 180 cabinas que seguían en la calle, sin uso y abandonadas. Según el Ayuntamiento, fue la propia alcaldesa de la ciudad, María José Catalá, quien activo la retirada. Una de sus decisiones para liberar de espacio las aceras, como subrayan desde el Consistorio.

«Los operarios han concluido la retirada porque era un mobiliario urbano y obsoleto sin uso desde hace años», según el concejal de Movilidad, Jesús Carbonell. Desde el Ayuntamiento destacan que para María José Catalá ha sido una prioridad la retirada de este tipo de mobiliario urbano porque estaba ensuciando las calles. Las cabinas se encontraban abandonadas y en mal estado, según el Ayuntamiento. «Se ha trabajado de forma conjunta con Telefónica para retirarlas cuanto antes y así lo trasladó la alcaldesa en la reunión mantenida con directivos de la empresa».

Su desuso ha sido progresivo. Intentar llamar desde una de las pocas que últimamente quedaban en la calle, algo ya muy extraño en un mundo tomado por el móvil, era misión imposible. O no funcionaban, o la pantalla era ilegible o se tragaba las monedas. Las últimas estadísticas de Telefónica lo decían todo. Las últimas cifras señalaban que las últimas cabinas eran el origen de una llamada cada dos días. La mitad no recibían ni una llamada al año. Carne de cañón de desguace.

Según Telefónica, la idea es quedarse dos de las cabinas, las que menos deterioradas estén (porque la mayoría están vandalizadas, llenas de grafitis, suciedad y pegatinas), y exponerlas en algún sitio como recuerdo del templo de la comunicación que fueron. Igual que ahora se exponen en museos como el de la Ciudad de las Ciencias 'monumentos' como teléfonos de góndola, diskman, cintas de cassette o el otrora icónico Spectrum.

Según el Ayuntamiento, el motivo último de su retirada es «evitar la dejadez que ha sufrido este mobiliario urbano durante años y tener más limpias y aseadas las calles de la ciudad», ha explicado Carbonell. «El anterior equipo de gobierno no hizo nada durante ocho años y nosotros lo hemos solucionado en menos de un año», ha apostillado el edil. Ahora, las cabinas telefónicas ya son historia.

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