El toldo de la terraza del Aquarium tendrá que desaparecer. Así lo ha determinado el Ayuntamiento de Valencia al detectar que se había ocupado un ... alcorque, que se había cubierto parcialmente con una rejilla metálica. Además, la resolución municipal obliga a reducir el espacio que ocupa la terraza, al pasar de 17 metros cuadrados a casi 6 porque 12 de ellos los ocupaba el toldo cerrado. Habrá, en concreto, una mesa menos.
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Todo se remonta a 2010, cuando se autorizó a Aquarium, la conocidísima cafetería de Marqués del Turia, a ocupar el dominio público con una terraza con toldo fijo con cerramiento. Sin embargo, posteriormente se comprobó, según una resolución municipal, que el local quería mantener el cerramiento fijo «encima de un alcorque, tapando la mitad del mismo». «Dicho alcorque ha sido tapado con una rejilla metálica», desvela la resolución.
Esto pasó en 2014, que es cuando se pide al Consistorio adaptar la terraza a la nueva ordenanza de Ocupación del Dominio Público Municipal. Se realiza entonces un estudio individualizado en el que los técnicos dicen que no hay problema en mantener la terraza pero sin toldo fijo. El periplo por los distintos departamentos y concejalías municipales es largo: dura varios años.
De hecho, es en 2020 se informa al propietario y es ahora, tras las alegaciones de los propietarios desestimadas por la administración, cuando se dictamina la retirada del toldo. Los dueños tendrán diez días desde la notificación para hacerlo. Después de que en verano del pasado año la Policía Local marcara los límites de la terraza, los propietarios de la conocida cafetería explican ahora que acatarán la resolución municipal.
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Las mismas fuentes han comentado, en declaraciones a este diario, que perderán una mesa por la reducción del espacio. La intención, tal como indican, es mantener algún tipo de toldo para proteger a los comensales del sol, probablemente en forma de sombrillas.
El Aquarium es, probablemente, la cafetería con más solera de la ciudad. Fue adquirida en verano de 2022 por el empresario Vicente Boluda, después de que los propietarios de entonces tuvieran problemas para sacarlo adelante tras el Covid y la afección que tuvo en la gente mayor, que forma el grueso de la clientela de la cafetería insignia de la burguesía valenciana.
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El local abrió el año de la riada y desde entonces ha mantenido inmutable un aspecto naviero que, a buen seguro, influyó en la decisión de Boluda de adquirirlo. Seguro que el hecho de que fuera cliente habitual, como sus padres antes que él, afectó en su decisión. El Aquarium es un punto de reunión para la clase alta valenciana, esa que vive en el Ensanche o en Gran Vía y que disfruta de las mañanas de vermú o de aperitivo en la misma mesa donde sus padres se tomaban sus famosos cócteles.
Es una rara avis en la hostelería valenciana, por tratarse de uno de los decanos (junto a Toneles, Amparín o Civera, por ejemplo), pero también lo es porque en las grandes vías no son comunes los toldos como el del Aquarium, que llevaba casi una década instalado. Su terraza formaba parte del paisanaje de las grandes vías y era habitual verla repleta de comensales, sobre todo en las horas centrales del día. De u tempo a esta parte, además, Aquarium había empezado a organizar copeos o tardeos que gozaban de gran aceptación entre los residentes d la zona más noble de la ciudad.
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