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P. MORENO
Jueves, 4 de febrero 2021, 00:35
«Es como si te regalan un Fórmula 1 sin motor de hace diez años». Esa es la impresión que causa contemplar lo queda del imponente 'Alinghi 5', el 'SUI-95', que perdió la segunda Copa América de vela en Valencia en 2010 al ser derrotado con total claridad por los norteamericanos del 'BMW Oracle'. El enorme catamarán de 34 metros de longitud, más bien sus restos, duerme en una explanada de la Marina Sur próxima al lugar donde se suelen celebrar conciertos.
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La embarcación fue un regalo del equipo suizo en 2011 al Ayuntamiento, aunque influyeron otros factores además del aprecio que sentía el empresario Ernesto Bertarelli por la ciudad. Las condiciones fiscales de zona franca habían caducado tras el evento náutico y el traslado de la embarcación suponía una carga.
Sea como sea, la estructura de fibra de carbono fue aceptada sin tener nada claro qué hacer con ella, lo mismo que supone hoy. Es demasiado grande para colocarla en una rotonda en la Marina (mide 34x34 metros) y tendría un efecto estético dudoso.
El abandono en general de cualquier tipo de actividad ha hecho el resto. Junto al catamarán descansa un monocasco con colores similares a los de 'Alinghi' aunque más antiguo dado que procede de 2005. Era utilizado junto a la base del equipo suizo transformado en un simulador para atracción del público. Lejos quedan los materiales de última generación y toda la tecnología empleada en la fabricación de los llamados «Fórmula 1 del mar» a la espera de algún uso.
Que naveguen es imposible, indicaron fuentes conocedoras del proceso. Haría falta una cantidad millonaria y además no es nada operativo porque se trata de cascos preparados para ir al límite, lo que los deja más expuestos a las roturas. Como elementos decorativos no hay nada a la vista, dado que todas las obras de reurbanización están paralizadas y además no se contempla la reutilización de los barcos.
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El catamarán y el monocasco guardados en la Marina Sur no son los únicos restos que quedan en la dársena del evento náutico. En la parte de la Marina Norte, entre la Base y el antiguo varadero hay otro monocasco clase Copa América, aunque en este caso nunca llegó a navegar en aguas de Valencia.
La embarcación fue utilizada como un reclamo de las regatas y es propiedad del Consorcio Valencia 2007. Hace unos meses el casco fue repintado por un artista grafitero, indicaron fuentes de la entidad gestora de la dársena, dentro de un proyecto que se extiende a otras zonas de la Marina con más murales. El gran contrapeso de plomo, la bulba en términos náuticos, pertenece a la misma embarcación y también se exhibe en el lugar.
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La imagen de abandono no gusta nada a los usuarios de la Marina. «Los barcos del 'Alinghi' se deterioran entre contenedores de basura y escombros. A nadie se le ocurre ponerlo por ejemplo en la rotonda de entrada a la misma Marina Sur donde sólo hay unos bloques de hormigón, junto a la lonja de pescadores, o en otro lugar de la ciudad», señaló uno sobre esta cuestión.
«Cualquier otra ciudad sede de ese acontecimiento aún explota el tirón del evento como Auckland, San Diego o Newport, pero aquí no se nos ocurre nada mejor que un emblema de la competición y de la última tecnología náutica se deteriore entre montones de basura. Y así nos va», se lamentó. De momento lo único que progresa en esa zona de la Marina son los matorrales, los residuos de todo tipo y los materiales de desecho.
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