Han pasado seis meses desde que la concejala de Patrimonio Cultural, Glòria Tello, presentara el plan para la reforma del centro arqueológico de la Almoina, aquejado de problemas prácticamente desde su inauguración en 2007. Una visita al recinto constata que la mayoría de deficiencias persisten, mostrando la peor cara del lugar donde se custodian los restos de la ciudad fundacional.
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Estos días, además, se ha agravado la situación por las lluvias persistentes, que han hecho más evidente las goteras y humedades en varias zonas del recorrido por el sótano. Minutos después de las diez de la mañana, cuando apenas había visitantes en el museo municipal, se escuchaba claramente la caída de las gotas en un extremo del pavimento de gravilla que rodea las termas romana, el espacio central situado justo debajo de la lámina de agua.
La lámina tiene el suelo de cristal y ofrece un enorme lucernario de iluminación natural. La gotera salía no obstante del recubrimiento de una de las enormes vigas cercanas. El problema se encuentra en las filtraciones aparecidas en otras zonas, sobre todo en la parte más próxima a la catedral. La vitrina de una de las maquetas estaba cubierta con un protector mientras en esa parte, la cubierta mostraba un desconchado por donde cabe una mano.
Más grave es lo que sucede en un pilar colindante con los restos del baptisterio de la antigua catedral, donde los chorretones de cal caídos del codo de una tubería reflejan una imagen de deterioro. En esa parte de la Almoina, en el pasillo de las tumbas monumentales, se encuentra una de las vitrinas vacías de las dos que se observan a simple vista en esta situación. El anterior director, Albert Ribera, ordenó el traslado de las piezas a un almacén municipal para evitar su deterioro debido a la humedad y las malas condiciones de temperatura, que dañan primero a los elementos metálicos. Así, armas, joyas y utensilios varios no están a la vista del público.
Sí que funcionan más audiovisuales que a finales del pasado año, cuando el traslado de esas piezas provocó una fuerte polémica. Todavía hay algunos apagados, aunque eso no se resolverá hasta la ejecución del nuevo proyecto museográfico.
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El 25 de octubre, la concejala Tello anunció la contratación del diseñador Daniel Nebot para ese trabajo, que todavía no ha sido aprobado. También el cerramiento del acceso a un ascensor para evitar actos de vandalismo en la plaza, sobre todo botellón, así como el informe de una empresas sobre el futuro de la lámina de agua por su elevado coste de mantenimiento. Por último, y más importante, la supresión de las humedades en todo el recinto.
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