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Dos vecinos del barrio de Exposición, sentados en un banco de la plaza Polo Bernabé. DAMIÁN TORRES
Amparo quiere su banco de siempre

Amparo quiere su banco de siempre

Los vecinos de la plaza Polo Bernabé rechazan la reforma del Ayuntamiento y los carteles colocados reclaman que se arreglen los bancos clásicos de madera con respaldo en lugar de cambiarlos por unos sin de hormigón

MARC ESCRIBANO

Valencia

Jueves, 5 de enero 2023, 00:35

«Señor Ribó, tengo 78 años, cotizados más de 62 años y creo que este banco me lo gané. Déjeme mis últimos rayos al sol bien». Este mensaje, firmado por Amparo, se puede encontrar junto a muchos otros en los varios carteles colgados en los bancos de madera de la plaza Polo Bernabé, del barrio de Exposición, que se han hartado del poco tacto del alcalde. «Sr. Ribó, este barrio acepta de todo pero los bancos para las personas mayores no se tocan», recita otro.

Los vecinos que frecuentan la zona no están contentos con la reforma que está llevando a cabo el Ayuntamiento de Valencia. Hace unos meses se anunció la obra que se iba a acometer de introducción verde en la zona con la plantación de vegetación en jardineras que también añadirá una lona que hará sombra a la zona de juegos infantiles para que en los meses más calurosos los niños estén más cubiertos. Unos maceteros que ya se encuentran en la plaza después de que los operarios los hayan colocado, y que han llevado a la confusión a los usuarios de los famosos bancos. Dichas macetas vienen acompañadas de banquetas de cemento sin respaldo, que han hecho saltar las alarmas de los más mayores, que pensaban que se los iban a cambiar por los suyos, uno por uno.

Pese a que el Consistorio ha aclarado que no van a sustituir los modelos clásicos de madera, las personas mayores que acuden con frecuencia, sobre todo tras la pandemia para dejar atrás el encierro en sus domicilios y pasar más tiempo en la calle, no están contentos con la decisión tomada. «Son unos sinvergüenzas. Dicen que lo van a respetar pero yo no me creo nada. Somos mayores y no nos respetan. Que pongan lo que quieran por ahí pero que estos no nos los toquen, nos encadenamos aquí si hace falta para que no se los lleven», señala una vecina del barrio.

Algunas de las más veteranas, que cumplen el famoso dicho de 'sabe más el diablo por viejo que por diablo', no se creen las palabras de los representantes políticos y piensan que tarde o temprano, quizá cuando ellas ya no estén, los terminarán cambiando contra su voluntad porque «ya están pagados y los van a usar igualmente».

«No queremos esos de cemento y sin respaldo. Somos personas mayores y necesitamos apoyar la espalda, en esos otros no se puede. No me fío ya de los políticos. Llevamos toda la vida aquí, más de 60 años. Estos bancos llevan aquí mucho tiempo, creo que los puso Rita Barberà. El alcalde de ahora no piensa en las personas mayores. Los bancos de cemento son muy incómodos. En la Alameda encima los han quitado todos para ampliar las terrazas de los bares. Los políticos ya se harán mayores también y verás cuando se quieran sentar. Se nota que están en campaña y vienen ahora los políticos aprovechando para ver si se ganan nuestros votos», dice otra de las habituales de la plaza.

Susi Pérez, la Defensora del Mayor de la ciudad, ha comentado a LAS PROVINCIAS que los nuevos modelos de banco cementado son bien recibidos siempre y cuando no sustituyan a los ya existentes, que es evidente que necesitan ser arreglados para reparar sus desperfectos. «Estos bancos nuevos son buenos para los niños porque saltan y juegan con ellos, y se deterioran menos que los de madera, que hay algunos aquí en la plaza que están rotos por ejemplo, y esos sí que necesitan ser arreglados. Si quieren poner nuevos que los pongan, está genial, pero que no quiten los que ya están aquí. Cada uno tiene su función, los de respaldo para gente mayor que se sienta y los otros para los jóvenes», afirma.

Y es que este nuevo modelo que se ha introducido en la plaza Polo Bernabé es similar al que se puede encontrar en la plaza de la Reina, un emplazamiento completamente diferente por su ubicación en el mapa. «Estos bancos tienen sentido en una plaza turística como la de la Reina porque la gente está de paso, en un barrio así como este de Exposición donde vive mucha gente mayor no pegan nada. Aquí los que se sientan se pueden pasar horas leyendo, charlando o tomando el sol y necesitan respaldarse la espalda», afirma Carmen, una de las vecinas.

El Ayuntamiento no tiene intención de quitar los bancos de madera, sino de poner los maceteros nuevos que van acompañados del banco blanco a su lado. «Están haciendo una obra grande aquí y es pronto para opinar. Que también es verdad que hay bancos aquí que llevan muchos años y están deteriorados, necesitan mantenimiento. Yo a las señoras les abro las sombrillas y les pongo sillas si me lo piden, ellas y sus familias son clientes de toda la vida. Van a poner aquí también una lona para los niños que les haga sombra, que lo veo bien porque en verano hace mucho calor. Aunque con todo lo que están poniendo lo que van a acabar haciendo es quitarle espacio a los niños para que jueguen. Los maceteros esos van a durar poco con los niños jugando a la pelota al lado, les pegarán un balonazo», afirma un hostelero de la plaza.

Y es que este emplazamiento se ha convertido en un lugar habitual para las personas de avanzada edad, ante la ausencia de un hogar del jubilado en la zona. Es su punto de encuentro, donde acuden diariamente a charlar y a tomar el sol, que gracias a su ubicación y características, da durante muchas horas y no tiene apenas efecto el viento por las altas alturas de los edificios de alrededor. «Me extraña que no haya un centro de mayores en este barrio donde se junten la gente de la tercera edad. En cualquier pueblo tienen un local pero aquí no tienen espacio, y es que al Ayuntamiento creo que le sobran de esos. Tras la pandemia estos abuelitos se han acostumbrado a salir a la calle para olvidarse de estar encerrados y se pasan el día en los bancos, me parece muy bien, no puede ser que se lo quiten y no les dejen sentarse», señala un padre que acompaña a sus hijos pequeños por la plaza mientras juegan con un balón. En definitiva, una guerra en la que el Ayuntamiento sabe que debe contentar a uno de los colectivos que más sonoro se vuelve en sus protestas, las personas mayores, a las que hay que cuidar siempre.

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