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Algo sucede en el número 262 de la avenida de la Constitución, en el barrio de Orriols. Los vecinos llevan el olor del humo metido en el fondo de la nariz y hasta cuatro noches han escuchado las muy escandalosas sirenas de los Bomberos, que corrían para sofocar un fuego en las plantas más altas del edificio, okupado en su totalidad. Los residentes que viven puerta con puerta sospechan que en los pisos más altos se ocultan laboratorios o almacenes de droga, sobre todo porque, cuentan, todos los días llega un coche con bidones de productos químicos que descargan en el edificio.
La pregunta es clara. Con las administraciones encima de Orriols, y las policías locales y nacionales centradas en controlar la delincuencia en el barrio, ¿cómo ha podido arder el mismo edificio cuatro veces en el último mes? El pasado 17 de noviembre falleció una persona en el edificio y el día 18 de nuevo un pavoroso incendio se enseñoreó de las plantas más altas del inmueble. «Ya no sabemos qué más hacer: hablamos con los agentes de paisano y nos dicen que lo mejor que podemos hacer es seguir llamando a la Policía siempre que pase algo, pero no hacen mucho más. Vienen, los okupas están calmados tres o cuatro días, y luego vuelven a las andadas», lamenta una vecina.
El incendio que se declaró en la tarde del sábado obligó a intervenir a dos dotaciones de Bomberos. Las primeras investigaciones apuntan que el fuego pudo producirse por un cortocircuito en un cuadro eléctrico, lo que permite a los vecinos insistir en la tesis de que al menos uno de los pisos se utiliza como invernadero de marihuana: estas instalaciones necesitan mucha energía y provocan, con frecuencia, sobrecargas en los cuadros eléctricos, 'pinchados' sin autorización de las compañías.
El barrio de Orriols continúa con las movilizaciones. La semana pasada se manifestaron por las calles de la zona y volverán a las asambleas y caceroladas al comprobar que la situación no se ha solucionado. Y eso que el alcalde, Joan Ribó, ha puesto en marcha unas mesas interconcejalías donde todos los ediles implicados dan cuenta de las actuaciones a los vecinos, que sin embargo piden medidas más contundentes.
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