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Juan y su hermana están consternados. Son dos hermanos de Valencia y propietarios de la nave que está mañana ha ardido en plena huerta de Alboraya pero en término municipal de Valencia. Según han asegurado, «antiguamente era una granja y tiene una extensión de unos 1.600 metros cuadrados».
Mientras seguían la evolución del fuego a pocos metros del cordón policial, han detallado que una porción de la nave la tenían alquilada a unas personas mientras que conservaban otra vacía para uso propio. Sin embargo, no han sabido detallar qué utilidad le daban sus inquilinos. Sólo han mencionado que pagaban rigurosamente su alquiler «desde hace años». Según han lamentado, «está ardiendo nuestra nave pero no sabemos que ha pasado ni quién es la persona que se ha intoxicado con el humo«. Según han informado fuentes de la Policía Local de Alboraya, la nave se utiliza para almacenar aceites reciclados.
El incendio ha sorprendido a vecinos como Santiago Navarro, un vecino de Valencia de 46 años que a primera hora de la mañana ha acudido a la zona a cuidar de su huerto. «Tras preguntar a un policía, el agente me ha contado que allí refinaban aceite y también habían unos barco, gallinas y bastante chatarra», ha asegurado, «pero yo no conozco a esa gente ni sé a ciencia cierta qué actividades desarrollaban allí. La verdad es que se veían muchos trastos y tenía pinta de ser una especie de almacén».
Cuando el hombre ha llegado a cuidar su huerto, el paso al campo estaba cortado. «La columna de humo era inmensa era una humareda muy espesa y densa, pero el poniente la ha empujado en dirección hacia los edificios urbanos más cercanos al mar», alejándola de la zona de huerta.
En el lado opuesto a la dirección del viento, la vida seguían con normalidad en la hípica próxima o en el bar de almuerzos de esta zona de Alboraya. Otro de los agricultores eventuales, Pascual, se ha referido a un humo «irrespirable y llamas que al principio daban miedo» mientras los bomberos «peleaban» por atajarlas.
Raquel y Tomás son otros dos de los vecinos que han tenido que protegerse del incendio en los edificios de La Patacona, puesto que el humo ha tomado esa dirección empujado por el viento de poniente. «Nos hemos despertado entre sirenas. Al ver que el humo ya entraba en casa hemos tenido que cerrar las ventanas y permanecer dentro», han descrito.
Esta es la situación que han vivido poco antes de las ocho de la mañana desde su hogar, un domicilio situado en el sexto piso de un edificio de ocho alturas de la calle Sierra de Espadán. En la casa estaba también su hija, una adolescente. «Al principio nos hemos asomado, pero más tarde cuando el humo era ya asfixiante daba mucho respeto y hemos decidido protegernos. Era un olor como muy plástico», han descrito.
Y así han permanecido en sus casa hasta que la humareda ha ido menguando y han decidido salir a dar un paseo para acercarse a contemplar de cerca el siniestro. «Entre los vecinos se comentaba que en esa nave había muchos enseres, como si se utilizara de trastero», han detallado.
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