P. M.
VALENCIA.
Viernes, 19 de febrero 2021, 00:46
El Colegio de Arquitectos ha publicado un artículo largo y detallado sobre la Escuela de Ingenieros Agrónomos y Peritos Agrícolas, desaparecida en parte por los derribos para ampliar el Hospital Clínico. El inmueble fue vendido en 2017 por la Universidad Politécnica con la premisa de que se conservaran sus valores arquitectónico, aunque fuentes de la primera entidad fueron tajantes a la hora de señalar que esto «no sucederá» con las obras que se acometen.
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«Se trata de uno de los edificios más destacados del estilo surgido a partir del Movimiento Moderno, no solo en España, sino a nivel mundial, estilo que surgió en 1928 con el objetivo de resolver los problemas que había generado la Revolución Industrial en las ciudades», comentan en el artículo elaborado por el vicepresidente Malek Murad y que cuenta con el respaldo de toda la junta directiva encabezada por la presidenta Marina Sender.
Conservar una parte del conjunto del edificio diseñado por el arquitecto Moreno Barberá «no tiene sentido porque se trata de conservar los valores en su integridad. Es como si al Palau de les Arts le quitaran la cubierta para conservar el resto», añadieron fuentes de la entidad. Del conjunto original se protege la actual Facultad de Psicología.
En la publicación del colegio defienden que el Movimiento Moderno trataba de «mejorar la sociedad a través del urbanismo y la arquitectura mediante el funcionalismo. Es decir, asignar a cada función un tratamiento urbano y arquitectónico específico».
Por ese motivo, los edificios resultantes «reivindican un espíritu renovador, tanto en lo económico como en lo político. Se diferencian de la arquitectura precedente, formada generalmente por volúmenes monolíticos y fachadas idénticas, por ser edificios compuestos por bloques de diferentes tamaños y alturas, en los que a partir de entonces se reconoce desde el exterior la función interna de cada pieza». De ahí que rechacen que se califique como «naves» la parte derribaba que recaía a la calle Menéndez Pelayo. «Eran aulas, pabellones para las prácticas de los estudios agrícolas», defendieron.
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Estos días ha comenzado la excavación de una zanja en la parte de Blasco Ibáñez, lo que también es cuestionado. «Moreno Barberá retranqueó la fachada tres metros para situar un jardín y ahora esto se desvirtúa para aprovechar la planta sótano». Sobre los derribos, reiteraron que «no es aceptable su disociación patrimonial del resto, pues formaban parte del proyecto global, y fueron ejecutadas al mismo tiempo y los mismos materiales».
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