Atascos de la V-30 en los alrededores de Valencia. IVÁN ARLANDIS

Los atascos se enquistan en la entrada sur de Valencia a la espera del metro

Los accesos registran más de medio centenar de embotellamientos al reponerse parte del parque móvil de l'Horta Sud y sin la línea 1

Martes, 21 de enero 2025, 00:59

Lunes, 8 de la mañana. Sale de su casa en algún municipio de l'Horta Sud. Da las gracias porque no ha sido afectado por ... la dana: vive más al sur de Alfafar. Cuando coge la pista de Silla, el atasco le detiene ya casi en Beniparrell. A partir de ahí empieza el calvario, ese al que se ha acostumbrado desde que vive en l'Horta: entrar a Valencia es lento. Muy lento. Pero no puede evitar preguntarse por qué, si la barrancada se llevó casi 160.000 vehículos, si ya no hay tantos servicios de emergencia. Diablos, si hasta ha empezado la desescalada. La movilidad es misteriosa. Quienes más saben de ella hablan de la circulación como un sistema de venas y arterias, pero a veces suceden cosas extrañas. Como que Valencia haya registrado en la tercera semana de enero casi 150 kilómetros de atascos en las entradas desde el sur, como medio centenar de embotellamientos. Y eso mientras la movilidad desde los pueblos afectados, por supuesto, no se han repuesto del todo.

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El Ministerio de Transportes facilita datos de movilidad entre los pueblos afectados y Valencia. No se han recuperado los flujos anteriores a la dana. Si comparamos el 23 de octubre con el 18 de diciembre, vemos que tras el previsible bajón de noviembre, la tendencia es ascendente, pero en algunos pueblos todavía no se han alcanzado los números previos a la barrancada. Desde Alfafar, por ejemplo, se dan 6.000 viajes menos al día hacia Valencia. Desde Alaquàs, 900. Los datos de movilidad del Ayuntamiento de Valencia muestran aún más a a las claras que quedan muchos coches por entrar a la ciudad.

Según estos números, si comparamos diciembre de 2024 con diciembre de 2023, por la pista de Silla circularon, tanto de entrada como de salida, 11.000 coches menos. Por la entrada por la CV-400, por San Marcelino, la diferencia es de 4.000 vehículos menos. Por el camino de Picanya hablamos de 3.000 coches menos. El dato puede hablar, eso sí, de que salen menos coches desde Valencia a los pueblos afectados, porque ahí el ministerio sí arroja números llamativos: 5.000 coches menos hacia Alfafar, 1.000 hacia Paiporta u 800 hacia Sedaví, por ejemplo.

Hay que tener en cuenta que, según el Plan de Movilidad Metropolitana de la Autoridad Metropolitana del Transporte elaborado en 2018, uno de cada cuatro viajes entre el área metropolitana y la capital se hacen en transporte público. Y uno de cada cuatro viajes son muchos viajes si tenemos en cuenta el total: 215.000 desde Torrent, 73.000 desde Catarroja, 72.000 desde Alaquàs... La clave, eso sí, podría estar en quienes ahora no tienen otra alternativa que coger el coche: los vecinos de la segunda corona del área metropolitana. Apunta a esta dirección Tomás Ruiz, catedrático del Departamento de Ingeniería e Infraestructura de los Transportes de la Universitat Politècnica de València. «Son vecinos que tienen que hacer uso de un sistema de lanzaderas que ofrece menos plazas por viaje que el metro y que si tienen que venir a Valencia tienen que hacerlo en coche sí o sí». Y es gente que no ha perdido el coche. Hablamos de vecinos de Albal, Silla, Beniparrell, Alcàsser, Picassent...

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Ruiz también apunta a la falta de una infraestructura importantísima para Valencia, que hasta hace tres meses movía unos 70.000 vehículos al día: la autovía de Torrent, la CV-36. La barrancada se llevó literalmente la carretera en el sentido hacia Valencia. En aquellas noches oscuras, los guardias civiles explicaban a quienes preguntaban por qué no podían coger el túnel que salva Picanya que la carretera «había desaparecido». Se ha habilitado un carril en contradirección en sentido Valencia, pero es un solo carril donde antes había dos, y con velocidad reducida. «Hay menos carretera disponible. El tráfico que antes absorbía la autovía de Torrent se distribuye hacia la pista de Silla. Y eso que Cercanías sí funciona», cuenta Ruiz, que apunta que el fenómeno de los atascos es «extraño».

Y lo es porque en la zona cero, por desgracia, hay menos coches. Cada vez más, porque mes a mes los concesionarios de vehículos nuevos y de ocasión hacen su agosto en pleno invierno. En diciembre de 2024 se matricularon 8.165 vehículos en la provincia, más del doble que en el mismo mes del año anterior, según datos ofrecidos por la patronal de concesionarios, Faconauto. Los vehículos de segunda mano también se están vendiendo mucho más. Hablamos de un aumento en diciembre del 29,5% con respecto al mismo mes de 2023, para un acumulado interanual del 19,4%. Y no se venden más coches porque no hay disponibles, sencillamente. Se espera que la vuelta del metro, al menos hasta València Sud en febrero y en toda la línea 1 en junio, permita aligerar la circulación en las a entradas a Valencia. En Picanya, de hecho, ya se ha visto a operarios colocar vías de metro. Para los afectados, sin embargo, el metro no volverá lo bastante rápido.

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