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Pablo Alcaraz
Jueves, 20 de julio 2023, 01:02
La Asociación Valenciana de Caridad ha alertado de un «elevado aumento de las personas en situación de vulnerabilidad» en Valencia. La razón: el número de atenciones ha crecido un 54% más en el primer semestre del año que en el mismo periodo de 2022. El número de personas auxiliadas desde enero supera ya las 3.300 personas, una cifra que, según confirman en la asociación, se aproxima al total de apoyos de 2022, cuando prestaron servicios a un total de 4.200 personas.
El presidente de Casa Caridad, Luis Miralles, ha manifestado que, a pesar de que la subida de los precios se ha contenido en comparación con otros meses, «seguimos teniendo productos y servicios mucho más caros que algunos años atrás». Miralles incluye el importe de las facturas y los recibos que habitualmente pagan las familias, a parte del gasto en los productos de primera necesidad. Fuentes de la asociación han revelado que el crecimiento del número de atenciones entre mes y mes ha sido exponencial, entre el 20 y el 30% en los seis primeros meses del año.
Como consecuencia directa de los altos precios de los alimentos desde el final de la pandemia, el servicio cuya demanda ha aumentado más es el del comedor social para personas sin hogar. Por una parte, la Asociación ha servido un total de 8.680 raciones de comida, un 54,5% más que las cifras correspondientes al mismo periodo del año pasado. Por otra parte , el número de carros con alimentos y productos de higiene personal básica, así como la cantidad de vales de supermercado repartidos, ha sido de 13.381. En el desglose, los carros de la compra cargados de productos básicos han representado la mitad de la partida con 6.690 unidades, mientras que la cifra de vales de supermercado distribuidos ha sido de 2.676 bonos, lo que en porcentaje supone un 20% del global de esta ayuda.
La directora-gerente de Casa Caridad, Guadalupe Ferrer, ha detallado la gran cantidad de tareas que presta esta organización. Estas van desde el acompañamiento y el seguimiento para conocer las circunstancias y el grado de vulnerabilidad de las personas hasta darles el impulso para que soliciten plaza en los centros de acogida temporal. El objetivo último consiste en hacer que estas personas salgan de la situación tan precaria en la que se encuentran. La orientación social, la gestión de trámites administrativos y servicios de acceso a dispositivos con internet así como los servicios de duchas o lavandería son otras de las labores que completan el abanico de servicios que ofrece Casa Caridad para combatir esta lacra social.
Otro segundo factor que mantiene al alza la situación de dependencia como es la exclusión social. El presidente de Casa Caridad ha apuntado a la marginación que sufren los colectivos que se encuentran en esta situación explicando que «los cambios económicos les afectan especialmente». Una de las características que presentan muchos de los demandantes que acuden diariamente a esta entidad es la falta de conocimiento que tienen sobre los subsidios fruto de la exclusión. Unas prestaciones como el Ingreso Mínimo Vital (IMV) o el bono cesta de la compra de la Generalitat Valenciana que tienen pleno derecho a solicitar dada su condición.
Aunque el perfil mayoritario que acude al comedor social de Casa Caridad son hombres españoles de una edad comprendida entre los 18 y los 50 años, los profesionales de la asociación matizan que cada caso es diferente. El resto de servicios, como los de los vales de supermercados, siguen la misma tónica. A lo largo de la primera mitad de este año, casi uno de cada tres personas beneficiarias de este tipo de ayuda ha sido menor de edad mientras que la mitad de esta partida de ayuda ha ido destinada a la franja de edades entre los 18 y los 50. «Este dato es especialmente preocupante, ya que se trata de un colectivo en edad laboral y aún lejana a la jubilación. En muchos casos, con menores a su cargo», ha alertado el presidente de Casa Caridad, Luis Miralles.
Desde la entidad afirman que familias en situación de vulnerabilidad y personas en situación de sin hogar con niños en riesgo de exclusión social son algunos de los rasgos que tienen los demandantes que llegan cada día a los espacios de Casa Caridad pidiendo ayuda «para poder hacer frente a las situaciones de dificultad a las que se enfrentan y encontrar un lugar seguro».
El perfil mayoritario al que se prestó asistencia en los centros de acogida temporales el año pasado fue el de hombres de mediana edad con larga trayectoria viviendo en la calle, mujeres con problemática de salud mental y adicciones, y jóvenes con diversidad funcional, según la memoria anual que presentó la entidad en 2022.
Casa Caridad cuenta con dos Centros de Acogida Temporal, tres Centros de Educación Infantil en Benicalap, la Pechina y Torrent donde dan cobertura a 148 niños de 1 a 3 años junto con el Programa Escuela Familia y diez viviendas supervisadas del Proyecto Fénix. La organización ha advertido que todos sus centros e iniciativas han llegado a alcanzar el 100% de su capacidad asistencial desde enero hasta junio.
Con este balance provisional, la entidad caritativa valenciana con 117 años de historia estima cerrar 2023 superando las cifras del año pasado hasta situarse en lo que han calificado como números «muy preocupantes». A estas alturas, Casa Caridad ha atendido a 900 personas en riesgo de vulnerabilidad menos que en el global del año pasado.
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