El ascensor de la torre Miramar enfrenta a Gobierno y Ayuntamiento

Se trata, así lo entiende el Consistorio, de una solución de mínimos que no están dispuestos a aceptar. Fuentes municipales insisten en que antes de recepcionar la obra, un trámite que permitiría al Ayuntamiento poner en marcha cualquier proyecto que tengan para la rotonda y la torre, necesitan que se solucionen las deficiencias que tiene la construcción desde el principio. Y ahí aparece la cuestión del ascensor, que cumple 13 años averiado desde que en agosto de 2011 dejó de subir y de bajar. Desde entonces, no se ha hecho ningún trabajo para que vuelva a funcionar. Claro que para qué, según argumenta Delegación de Gobierno, si no saben si va a hacer falta subir al mirador. Sin embargo, el Ayuntamiento le da la vuelta al argumento. Entienden que, dado que la responsabilidad del mantenimiento es del Gobierno, corresponde al Ministerio de Transporte y Movilidad Sostenible, heredero de aquel de Fomento que construyó la rotonda, mantener el ascensor en perfecto estado de funcionamiento.

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Cabe recordar que, según Delegación de Gobierno, hace unas semanas hubo un primer contacto entre Ayuntamiento y la institución que dirige Pilar Bernabé. Esa reunión que desvelaron a este diario podría haber sido una simple llamada entre técnicos, más que una reunión entre el subdelegado y un edil, por ejemplo, pero desde el Consistorio aseguran que no tienen constancia de ese contacto en el que, según Delegación, se habló de la cuestión del ascensor. Fue en ese encuentro (o llamada, o correo electrónico...) cuando desde el Gobierno explicaron que para poner en marcha el ascensor necesitan saber el proyecto del Ayuntamiento.

Y es que, por el momento, no hay nada claro. Cabe recordar que el anterior equipo de gobierno, pese a la buena relación entre Delegación y Consistorio, tampoco hizo avances al respecto, más allá de aquel anuncio del entonces alcalde, Joan Ribó, de que quería convertir la rotonda en un centro de deportes urbanos. Hubo incluso un evento de un día al respecto. Se puso encima de la mesa un proyecto de remodelación ecológica de la rotonda, con jardines verticales y espacios para patinaje o 'parkour', pero nunca llegó a concretarse. Ese proyecto planteaba un rocódromo en la torre, un 'final' berlanguiano para la que en su momento fue la más cara de España: costó más de 35 millones de euros, aunque el presupuesto era de 23. Los trabajos incluyeron el túnel de la calle Clariano, donde fallan las bombas de achique de agua.