Grezzi no pidió el informe de riesgos laborales en Barón de Cárcer hasta después de once atropellos y un muerto

La cronología es la siguiente. En noviembre de 2015 se hicieron cambios en la avenida y en febrero de 2016 se puso en marcha la doble dirección, necesaria para garantizar la entrada y salida del Mercado Central. Como quiera que los vecinos son seres de costumbres, hubo atropellos más o menos graves. El peor de todos fue el que se dio el 22 de abril de 2016 cuando un hombre cruzó la avenida, presuntamente sin mirar y con el semáforo en rojo, y fue atropellado por un autobús de la EMT. Falleció días más tarde tras estar ingresado con pronóstico grave.

Fue entonces, después de que comité de empresa y vecinos protestaran durante meses, cuando el Ayuntamiento decidió poner más marcas viales y, más tarde, cambiar la frecuencia semafórica. Sin embargo, los accidentes continuaron. El 24 de enero de 2017, la EMT por fin realizó el informe de riesgos laborales, según fuentes de la EMT, que no es más (ni menos) que la revisión de los recorridos de autobús junto a representantes del comité de empresa, del área médica de Correo Viejo y de una empresa externa. En la noche del 24 al 25, por cierto, Movilidad actuó en Barón de Cárcer y puso las ya famosas señales de «Espere Verde» en los pasos de peatones, creó una mediana de doble línea continua y colocó separadores.

Llama la atención que el concejal Grezzi, de quien este diario intentó recabar este miércoles su opinión al respecto, insistiera tanto estos días en que el comité de empresa alerta de la peligrosidad de la entrada de líneas por San Vicente cuando en 2017 tardó más de un año en recabar la opinión de los conductores. «Desoír a los profesionales es una temeridad», ha dicho esta misma semana la portavoz municipal de Compromís, Papi Robles.

Lo cierto es que la situación en la avenida del Oeste se ha normalizado y no se han vuelto a dar accidentes de gravedad porque los vecinos y viandantes se han acostumbrado a mirar a los dos lados antes de cruzar. Es de esperar que lo mismo ocurra en San Vicente, porque es bien sabido que los peatones se acostumbran a compartir espacio con el transporte público, que es el único que desde este martes vuelve a entrar en la plaza del Ayuntamiento.