

Secciones
Servicios
Destacamos
La calle Bello, en el barrio del Grao, se dio tristemente a conocer en toda España en 2001 por la famosa cola de la venta de droga. Un camello se situaba en la esquina con Méndez Núñez y sus clientes formaban en fila de a uno hasta que les llegaba el turno. Antes y después de aquel episodio, ya erradicado, era considerada una de las zonas más problemáticas del Marítimo.
La demolición de las llamadas «casitas rosa del Grao» servirá para desterrar esa mala imagen de la ciudad y, lo más importante, la inseguridad que sufrían los vecinos por la presencia de okupas y el precario estado de los inmuebles. El derribo de las fincas, situadas en la calle Bello, 15 y Vidal de Blanes 28, 30 y 32, que se habían declarado en amenaza de ruina inminente el 11 de octubre de 2018, se ha iniciado ya.
«Se trata de un paso importante en la regeneración de esta parte del Grao. Este edificio era el símbolo de la degradación urbanística que durante muchos años había afectado a los vecinos y su demolición supone regenerar un espacio muy cercano al centro de salud de Padre Porta», explicaron ayer fuentes de la Junta Municipal del Marítimo.
La actuación ha costado mucho tiempo ya que «después de haberse ordenado varias veces a la propiedad su demolición por haber superado el umbral de la seguridad y suponer un peligro su permanencia en pie la propiedad no procedió a derribar el edificio», añadieron.
Por este motivo, fue el Ayuntamiento quien actuó de forma subsidiaria y adjudicó el contrato «ante la inacción de la propiedad, obligada a llevar adelante estos trabajos». Finalmente en abril del pasado año la empresa se hizo cargo de la dirección técnica para la demolición del edificio en estado de ruina y el Ayuntamiento resolvió dejar sin efecto su actuación subsidiaria. Debido a los derribos, las calles Bello y Vidal de Blanes están cortadas al tráfico por la extensión de las obras.
Fuentes vecinales recordaron que en dichas fincas vivían residentes en alquiler. «Hace años venían a la asociación para quejarse de que los querían tirar a la calle», comentaron, para precisar que a partir de entonces se inició la ocupación ilegal de las viviendas que se quedaban vacías. «Dentro, las fincas estaban que daban pena, con todo saqueado y en mal estado de conservación. Incluso un policía se cayó al piso de abajo al hundirse el suelo bajo sus pies en una persecución», dijeron.
El derribo de las fincas es una buena noticia. «Se vendía droga y había de todo», señaló uno de los residentes, rememorando la cola de venta de droga. «Hicieron la famosa foto desde una vivienda cercana, aunque los problemas no han desaparecido del barrio. Las inversiones públicas son escasas y la limpieza debe mejorar también», citó como ejemplo de los problemas que genera la falta de convivencia en varios de los edificios ocupados sin permiso.
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.