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El Cabanyal es un bastión de la ciudad a prueba de cualquier administración municipal sea cual sea su signo político. Pese al desgaste, consigue conservar parte de su esencia de barrio pesquero, de vecinos nacidos y criados entre esas mismas calles, de comercios que han sobrevivido incluso a una pandemia, de casas que nunca pretendieron mirar al mar y se conforman con mantenerse en pie. Es un barrio zarandeado por los sucesivos gobiernos municipales, que va resistiendo golpe a golpe. En los últimos años el del Rialto le ha sometido a un lavado de cara notable, vistiendo sus aceras de punta en blanco, pero dejando que la procesión siga por dentro. Su receta, su inversión y al objeto al que se ha dirigido el arreglo, ha sido bastante superficial. El equipo de gobierno olvida el grueso de los problemas que afectan al interior de muchos hogares.
Los vecinos siguen reclamando que la inversión se dirija a la ayuda social y la regeneración ciudadana. Pero son justo esas demandas las que ha dejado atrás el Ayuntamiento. Cerca de una treintena de proyectos están pendientes de ejecución, y la mayoría de ellos son de carácter social. Casi todos están integrados en la Estrategia de Desarrollo Urbano o fondos EDUSI, que llegan de Europa. Sólo se ha ejecutado el 4% en cinco años, pese a que según las exigencias fijadas por la Unión Europea establecen que a finales de 2019 los ayuntamientos deberían haber ejecutado al menos el 30% de estos fondos. Entre todos esos proyectos pendientes se habla de una escuela de formación, un centro de día de personas mayores, una escuela infantil de primer ciclo, la puesta en marcha de un programa para la formación digital o la reconstrucción de la sede del centro cívico. Todo sigue sin arrancar o en tramitación.
No es de extrañar que el barrio siga perdiendo población, o esté entre los que acumulan mayor tasa de paro de la ciudad. En este tiempo, las decisiones del gobierno municipal no han hecho más que enquistar el problema social que el Cabanyal arrastra desde hace décadas. «No hay novedades ni cambios, a los problemas de abajo no saben cómo meterles mano. Es algo incómodo, por eso los dejan estar y continúa habiendo venta de droga además de comportamientos que crean tensión y mala convivencia. No es cuestión de presión policial, lo que queremos es tratar con Servicios Sociales porque es quien debe solucionar esto aspirando a educar a la gente a convivir. Es más, se les deja en guetos, segregados y eso es eternizar el problema para siempre en el barrio», explica la portavoz de la plataforma vecinal Zero Incívics.
La oposición municipal hace tiempo que arremete en este mismo sentido; la portavoz popular, Maria José Catalàm declara que «la situación de abandono en que se encuentra el Cabanyal queda patente en el bajísimo estado de ejecución de las inversiones previstas que ligado a la falta de inversión en materia social han incrementado los problemas de convivencia y limpieza».
La vivienda es otro problema latente, muy ligado al social. Las vacías en el Cabanyal son casi 3.000 según los datos del Ayuntamiento y los precios no dejan de subir. Mientras el Consistorio promueve obra nueva, tiene 207 pendientes de adjudicar del parque público, y más de la mitad, 155, están en el barrio.
Y para lo que sí ha servido el lavado de cara ha sido para revalorizar el precio de los pisos, que ha subido un 6% desde 2019 y el alquiler se ha disparado: un 5% más que el año pasado, alcanzando en 2020 un récord histórico. Lo confirman desde el Colegio Oficial de Agentes de la Propiedad Inmobiliaria. Su secretaria, Laura Greses, explica que «es una zona que se ha puesto de moda desde que se ha empezado a mejorarla, han llegado restaurantes y es una zona muy demandada por turistas. Pero también hay muchas viviendas y solares municipales para las de carácter social y no se ha actuado, no se ha hecho nada o los trámites acumulan mucho retraso y algunas viviendas están en peligro de derribo».
La proliferación de apartamentos turísticos es evidente. Hay más plazas de apartamentos turísticos en el barrio que todas las plazas de hoteles, hostales y pensiones juntas, siendo la zona de la ciudad que más concentra este tipo de alojamientos después de Ciutat Vella. Ni siquiera el Plan del Cabanyal (PEC) puede contenerlo. «Ya rebasa el porcentaje que establece el PEC en torno al límite de apartamentos porque no se ha tenido en cuenta la morfología del barrio para limitarlos, porque en el Cabanyal hay muchas casas una altura y plantas bajas con uso de vivienda», comenta el portavoz de la asociación Espai Veinal, entidad que desde hace años denuncia la deriva que está tomando el barrio. Aún así, el Ayuntamiento sigue adelante con el PEC, y un hotel de 15 plantas será la carta de presentación del barrio.
Población Pérdida de vecinos y alto desempleo La población se ha estancado, pasando de los 20.580 vecinos en 2014 a los 19.300 de 2020. La tasa de desempleo que acumula es el 4%, en su mayor parte de larga duración.
Vivienda El precio de la vivienda ha subido un 6% desde 2019 y el precio del alquiler se ha disparado: con valor de 10 euros el metro cuadrado, aumenta un 5%en un año, alcanzando un récord histórico.
Inversión Hay una treintena de proyectos por ejecutar entre los que destacan 18 que dependen de fondos europeos, algunos de ellos como una escuela de formación, un centro de día para personas mayores, una escuela infantil, un programa de formación digital o la recontrucción de la sede del centro cívico. Además, hay siete enmarcados en las iniciativas de Áreas de regenarción y rehabilitación urbana (ARRU) y dos de Planes de Confianza (PIP).
Turismo El Cabanyal tiene más plazas de apartamentos turísticos que todas sus plazas de hoteles, hostales y pensiones. Según datos municipales son 937 apartamentos con 4.478 plazas, siendo la zona de la ciudad que más concentra este tipo de alojamientos después de Ciutat Vella.
Social La convivencia y la venta de droga En el barrio siguen sufriendo las consecuencias de la degradación; en la llamada zona cero, en calle de Pescadores o Amparo Guillem, los vecinos denuncian la venta de droga al menudo casi a todas horas.
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