![Los barrios de Valencia cambian de piel](https://s3.ppllstatics.com/lasprovincias/www/multimedia/2024/01/11/Imagen%201476151838-RdsTx7Vz8mrY13jg59RV3IK-1200x840@Las%20Provincias.jpg)
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Como tantas otras cosas cuando empiezan a cambiar, las primeras modificaciones siempre son pequeñas. Pasan casi inadvertidas. Una frutería que se convierte en un local con establecimientos opacos, una franquicia donde hasta el momento ni estaba ni se la esperaba, un vecino que habla en holandés y que saluda en inglés a gente que lleva 45 años en el mismo barrio... Los distritos de Valencia cambian irremediablemente de piel. El avance del turismo deja el cap i casal irreconocible, mientras los apartamentos se dispersan hacia el mar y a barrios como Patraix o Jesús, el precio del alquiler no deja de subir (se dobla con respecto al de compra) y las franquicias y los hoteles llegan donde la apertura de una hamburguesería era, hasta hace poco, motivo de comentario en la cola de la carnicería. Valencia vive tiempos de cambio, espoleada por una explosión turística indudable, y los vecinos se dividen entre pedir ayuda y aprender a convivir con un modelo que lleva transformando ciudades desde hace más de medio siglo.
Vamos, antes de irnos de paseo por los barrios en metamorfosis, a revisar unos datos. ¿Sabían que en Jesús se han doblado los apartamentos turísticos en dos años? De 59 a 119. ¿Y que en Ciutat Vella han caído un 27%? Pese a eso, sigue siendo el distrito con más viviendas de este tipo. En Rascanya, por ejemplo, han crecido un 151% y en el Marítimo, un 34%. De hecho, en este barrio hay apenas cincuenta apartamentos turísticos menos que en el centro, que era, hasta hace nada, el lugar de destino preferido para miles de turistas. Son datos de la Oficina de Estadística del Ayuntamiento de Valencia. E el Ensanche, por su parte, hay 52 nuevas plazas hoteleras.
¿Se detecta este aumento de la oferta turística en los precios del alquiler? Depende a quien le preguntes, claro. Pero la subida de estos costes es indudable. Según el portal web idealista.com, a diciembre de 2023 alquilar un piso en Valencia era más caro que un año antes en todos los distritos. En todos. En el que menos subía era Rascanya, que incluso había bajado un 0,1% con respecto a noviembre de 2023. En Quatre Carreres, por ejemplo, el precio medio del metro cuadrado era un 28% más caro en julio de 2023 con respecto a mismo mes del año anterior. Son los últimos datos que ofrece el portal especializado.
Ahora sí, tenemos la foto. Vamos al paseo. Vamos, por ejemplo, al barrio de Nou Moles. Aquí los apartamentos turísticos se han enseñoreado de partes completas del barrio. Son decenas los bajos que han convertido sus escaparates en ventanas cerradas y opacas. Lo mismo ocurre en Nou Benicalap. La presidenta de la Federación de Asociaciones Vecinales de Valencia, María José Broseta, cree que esto es crónica de una muerte anunciada. «Llevábamos mucho tiempo diciéndolo, estábamos avisándolo: llegaba la gentrificación», lamenta Broseta. «Hay barrios que están agotados porque no tienen espacio, no tienen bajos para poner un apartamento nuevo. Siempre hemos dicho que no estábamos en desacuerdo con que hubiera vivienda turística, pero legales y en condiciones», insiste Broseta. El problema, para la dirigente vecinal, es «el plan general, que sólo admite terciario en bajos y primeros pisos». Pero Broseta se pregunta cómo se puede parcelar una planta baja para viviendas. «¿Qué cédula de habitabilidad le han dado?», se pregunta la presidenta de los vecinos. «Hacen obras menores, o eso dicen en la licencia, pero luego son obras mayores porque afectan a elementos comunes del edificio», indica Broseta.
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Lola Soriano Pons
Pregunta sobre la particularidad de que cada vez hay menos apartamentos turísticos en el centro y más en barrios más periféricos, como Camins al Grau o el Marítimo, Broseta cree que es «una mancha de aceite que se está extendiendo». «O se toman cartas en el asunto de forma drástica o no se podrá vivir», asegura. «Si tengo una vivienda vacía y lo que hago es que en vez de alquilarla a un precio razonable la parcelo en tres apartamentos que no creo que sean muy legales, consigo un negocio», explica.
Para los vecinos, este problema implica una reducción del comercio. «Nosotros lo trabajamos mucho. Hemos creado comisiones de trabajo con el Ayuntamiento y revisaremos vivienda en alquiler y apartamentos turísticos», asegura. La intención es evitar lo que ha pasado en Ciutat Vella donde los extranjeros de mucho dinero han sustituido a los vecinos. «Hay que denunciar, tanto las comunidades como los particulares. Los apartamentos turísticos son bien de familias que vienen a pasar quince días o unas vacaciones, que lógicamente sí comprarán alrededor, bien de personas que vienen a pasárselo bien y se creen que aquí vale todo lo máximo que hará será comprar cerveza», asegura Broseta. Eso, en su opinión, ocasiona «una inseguridad porque no sabes quién entra en tu edificio».
Pero, ¿es ese el perfil de los visitantes en apartamentos turísticos? En 2022 vinieron a Valencia 2.197.133 visitantes, casi 800.000 más que el año anterior. Según datos de Tourist Valencia, en 2023 la ocupación media diaria de los apartamentos turísticos fue del 64,3%, un 0,5% superior a la del año anterior, lejos todavía del 80% de ocupación de los hoteles. Son, en su mayoría, extranjeros de bajo poder adquisitivo, y no lo decimos por decir sino porque el precio medio de los apartamentos es inferior al de los hoteles.
No es este un reportaje en contra del turismo. Ninguna de las fuentes consultadas lo están. No lo están, tampoco, en Patraix, que este diario ha visitado para comprobar cómo mantiene esta zona de Valencia su esencia de pueblo o de barrio mientras los apartamentos crecen. En Patriax hay locales comerciales. Hay fruterías, pescaderías... pero también franquicias y supermercados. «No odio a los turistas, pero ellos vienen y mis hijos se han tenido que vivir a un pueblo», lamenta María de las Mercedes, una vecina de Patraix con la que LAS PROVINCIAS habla en la misma plaza. «Es verdad que es raro verlos con las mochilas y tal, pero no hacen daño a nadie. Y suelen comprar», dicen en una frutería cercana.
Pero pese a que la intención no es ahondar en la turistofobia, lo cierto es que en algunos barrios, como en Ciutat Vella, el crecimiento demográfico se entiende únicamente por la llegada de personas de fuera de España que pueden hacer frente, como dicen los vecinos, a costes de alquiler muy elevados que los españoles, con sueldos (y pensiones) de aquí no pueden pagar. Y todas las fuentes consultadas, eso sí, apuntan a los apartamentos turísticos, sobre todo los que están en bajos, como culpables de esta transformación, para bien o para mal, de muchos distritos lejos del centro de Valencia.
Este diario se ha puesto en contacto con Viutur, la Asociación de Viviendas de Uso Turístico de Valencia. Fuentes de la misma han explicado que si una frutería cierra y en su lugar se abre un apartamento turístico, no es porque al propietario le salga más rentable alquilar así un local, sino porque la gente ya no compra en fruterías sino en supermercados. Explican que ellos son los primeros interesados en controlar los apartamentos turísticos ilegales. «Llevamos casi 10 años luchando por que todo se haga de la forma más legal. Nuestros asociados son ciudadanos que tienen un apartamento, pequeños propietarios que tras la crisis de 2008 empezaron a recuperar propiedades, a innovar», aseguran.
«La llegada de apartamentos turísticos en los bajos es consecuencia de una normativa mal gestionada. El nuevo Consistorio está por la labor de regular esto y esperamos y creemos que lo vayan a hacer bien», indican desde la entidad. Las mismas fuentes se preguntan qué son apartamentos ilegales. En su opinión, la normativa es confusa «porque a veces hay quien se refiere a apartamentos registrados antes de 2018», cuando este tipo de viviendas, por ejemplo, podían estar en otros pisos que no fuera el primero o un bajo.
Para la entidad, un nombre sobresale por encima de todos: el de Sandra Gómez, anterior concejala de Urbanismo y verdadero azote de los apartamentos turísticos en el centro. «Había una persecución brutal porque había intereses hoteleros», aseguran. «Estamos a favor de la dinamización de los barrios. Nosotros no somos los responsables de los grandes eventos como la maratón, pero vienen y se alojan en nuestros establecimientos: hay una necesidad, nosotros le damos respuesta», explican desde la entidad, que se defiende así del dedo acusador que pone a los apartamentos turísticos en la picota. Algo está pasando en los barrios, eso está claro, pero nadie parece saber qué es.
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