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Operarios recogiendo basura en la playa de la Malvarrosa. JESÚS SIGNES

La basura y las cenizas en San Juan caen en picado pese a la gran afluencia a las playas de Valencia

El Ayuntamiento contabiliza 42 toneladas, un 41% menos, y apunta a una mayor utilización de los contenedores de reciclaje por el público

Paco Moreno

Valencia

Viernes, 24 de junio 2022, 18:31

Tanto la delegada del Gobierno en la Comunitat, Glòria Calero, como el concejal de Protección Ciudadana de Valencia, Aarón Cano, coincidieron este viernes en calificar la Noche de San Juan como un éxito por la cifra de delitos y la gran afluencia de público a las playas de Valencia, aunque este análisis contrasta con el peso de basura y cenizas recogidos en la arena, un 41% menos que en 2019 según las cifras del concejal de Ecología Urbana, Sergi Campillo.

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¿Qué ha pasado entonces? El también vicealcalde habló de dos opciones para entender el descenso. Las 42,75 toneladas recogidas por el centenar de personas de la contrata, frente a las 72,36 de la última fiesta antes de la pandemia, se explican bien porque fue menos gente o porque empieza a surtir efecto la concienciación y el público se lleva la basura a los contenedores más cercanos en el paseo marítimo.

El balance corresponde a los residuos recogidos en la arena de las playas y las papeleras del paseo marítimo, por lo que no computan los depósitos para la basura de reciclaje, repartidos en las inmediaciones del litoral. Sea como sea, el caso es que la batalla por devolver el aspecto normal a la playa de la Malvarrosa fue la misma y a las nueve de la mañana todavía se daban los últimos repasos antes de la llegada de los bañistas.

El detalle de la basura recogida deja también algunas incógnitas, como pasa con las cenizas. En 2019 se repartieron unas 35 toneladas de leña de restos de la poda, una cifra parecida a la de este viernes. Por el contrario, entonces la contrata contabilizó 33,8 toneladas y esta edición se ha quedado en quince.

La fiesta dejó las imágenes habituales de montones de basura por toda la arena y abrió el debate recurrente de la oportunidad de un evento que ha pasado de ser un encuentro familiar a un botellón multitudinario. Así lo aseguró un hostelero de la zona que preparaba la apertura por la mañana. «Ayer cerré porque no valía la pena, además otros años me pasaba la noche anulando reservas porque la gente no podía pasar. Eso era tremendo», dijo.

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La Noche de San Juan en Valencia ha pasado de una tradición de cena de sobaquillo y tertulia, para cumplir después con el rito de meter los pies en el mar a medianoche, a gestionar un macrobotellón, lo que permite la ordenanza al igual que con otras fiestas populares en la capital.

A las siete de la mañana todavía quedaba mucha faena por hacer en el litoral de Valencia. Y gente que seguía de fiesta como si nada. De la misma manera en que cuando acaba la noche y empieza el día se mezclan todo tipo de situaciones, desde los que apuran la última copa hasta los que se van a trabajar, así sucede la Noche de San Juan. Un total de 126 personas caminaban, conducían y rastrillaban playa arriba y playa abajo, para eliminar los restos de la fiesta.

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Luis García Berlanga y Melina Mercouri ya estaban limpios poco después del amanecer, bueno, las estrellas dedicadas a su trabajo que hay en el pavimento del paseo junto a otras, mientras las escavadoras seguían llevando cenizas con enormes excavadoras a los contenedores humeantes. Los camiones cuba empezaban el repaso y aparecían los primeros corredores para sus kilómetros diarios.

Los operarios de la contrata se concentraban junto al hotel de las Arenas, donde recibían órdenes y dejaban las bolsas de basura en grandes contenedores, repartidos también a lo largo del paseo. La presencia policial seguía alrededor de la discoteca Akuarela, donde un centenar de jóvenes seguían de tertulia, camisas fuera porque el calor empezaba a apretar. La playa no terminó de vaciarse del todo, lo que complicaba más el rastrillado de la arena y el repaso de las zonas peatonales, aunque se cumplió el horario previsto.

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