Borrar
El precio del tabaco cambia a partir de este sábado en decenas de marcas
Los jóvenes beben ahora bajo los puentes del río. Irene Marsilla
El botellón se esconde en el cauce

El botellón se esconde en el cauce

Las concentraciones se producen en el Jardín del Turia, principalmente en las pasarelas de Ademuz, Nou d'Octubre y Serranos | Los jóvenes beben bajo los puentes del río para evitar la vigilancia policial

Álex Serrano

Valencia

Sábado, 25 de noviembre 2017, 20:04

El botellón busca nuevos territorios que llenar de basura y ruido. Grupos de jóvenes, principalmente estudiantes beneficiarios de la beca Erasmus, han trasladado los botellones bajo los puentes que cruzan el Jardín del Turia, sobre todo desde el puente de Aragón hacia el mar y desde el de la Exposición hacia la cabecera. Así lo confirma tanto la Policía Local como residentes en la zona. Estos grupos de jóvenes suelen reunirse en torno a grupos de redes sociales.

La situación no es nueva. Los espacios bajo las pasarelas son los preferidos por los jóvenes que beben en la calle cuando llueve, pero sí es la primera vez que se hace de manera sistemática. De hecho, la pasada noche de Halloween, vecinos del río detectaron estas concentraciones ilegales bajo el puente de Aragón, que une las grandes vías con esta avenida. La lluvia que bañó la ciudad de madrugada motivó que cientos de jóvenes buscaran refugio bajo los puentes centenarios del río.

La Policía Local de Valencia reconoce este extremo. La nueva Unidad de Convivencia y Seguridad (UCOS) interviene actualmente en dos puentes del cauce, el de Ademuz o de Glorias Valencianas y el de Serranos o Santa Mónica. En el primero, «se levantan actas por consumo de alcohol y se decomisan aparatos reproductores de música», mientras que en el segundo se realizan «funciones similares». De hecho, hace unos sábados se levantaron dos actas por contaminación acústica con el decomiso de dos altavoces de gran tamaño y potencia, según fuentes policiales.

«El río queda sucísimo»

Los residentes en las zonas más cercanas al parque urbano más grande de la Comunitat Valenciana y uno de los más grandes de España reconocen la situación. Rosa Arlandis, presidenta de la Asociación de Vecinos Tramo IX, explica que durante la pasada noche del 31 de octubre al 1 de noviembre, hubo protestas por el botellón que se formó bajo el Puente de Aragón. «La mañana siguiente bajé yo a pasear al perro por el río y estaba todo lleno de basura, estaba el río sucísimo», lamenta la dirigente vecinal.

Grupos de personas buscan las zonas protegidas de la lluvia para poder beber en la calle

Además, este tipo de concentraciones ilegales incluyen ambientación musical, que en muchas ocasiones multiplica las molestias para los vecinos, que explican que en determinadas zonas del río es habitual que grupos de personas, sobre todo de ascendencia latinoamericana, se reúnan en grandes grupos los fines de semana con amigos y familiares en eventos que duran horas y en los que ha llegado hasta a intervenir la Policía Local de Valencia, que ha requisado comida, bebida y otros enseres que se utilizan en estas celebraciones en el viejo cauce.

Lo cierto es que las fiestas en el río son habituales. Con motivo de la celebración junto al puente de las Flores de todo tipo de fiestas eventos, sobre todo en el caso de la Feria Alternativa, se montan en torno a estos recintos botellones más o menos improvisado. Este año, incluso, la feria emitió recomendaciones para los asistentes al evento e impidió la entrada de bebida del exterior para reducir las molestias a los vecinos tras reuniones con la concejalía de Protección Ciudadana y los residentes en la zona.

La dependencia de la bebida desciende en la Comunitat pero sigue generando un tercio de las toxicomanías y un millar de urgencias HEINO KALIS / REUTERS

Sin embargo, lo cierto es que la presión de los agentes de la Policía Local en determinados puntos de la ciudad está disgregando el botellón y llevándolo a nuevas ubicaciones. Así, el control sobre la Creu Coberta lo ha desviado al aparcamiento del cementerio, y el control sobre Benimaclet, a determinadas zonas del barrio de Isla Perdida o Ciudad Jardín. Otros enclaves continúan asediados por esta práctica prohibida y molesta, como por ejemplo la plaza de España o las plazas de Honduras o el Cedro.

Fuentes de la Policía Local insisten en que la lucha contra el botellón es tremendamente complicada. Se trata de un fenómeno fluido, que necesita más herramientas para ser combatido. Por eso, la concejalía de Protección Ciudadana está elaborando una nueva ordenanza, que permitirá a los policías locales que multen a los jóvenes que beban en la calle no por beber alcohol en la vía pública, lo que requiere varias pruebas a las bebidas, sino por molestar a quienes intentan descansar. La ordenanza está en proceso de elaboración.

Adicción

Diez valencianos se convierten cada día en adictos al alcohol

«Somos el país con mayor número de bares por habitante del mundo. Se vende alcohol en cualquier comercio y hasta en estancos se regala por la compra de tabaco. A la persona se le invita a beber constantemente, pero cuando el consumo se vuelve problemático, la sociedad le da la espalda». Así lo expuso ayer Pura Martínez, psicóloga de la Asociación Valenciana de Exalcohólicos (AVEx). En una jornada como hoy, día mundial sin alcohol, una media de diez valencianos se convertirán en adictos a esta droga. Así se desprende de las estadísticas de la Conselleria de Sanidad, que cifra en casi 4.000 las personas que acaban necesitando tratamiento cada año en nuestra región.

Medir la mortalidad asociada alcohol no es sencillo. El alcohol mata directamente, con las intoxicaciones etílicas severas, pero también indirectamente, generando trastornos mentales, enfermedades hepáticas y letales accidentes de tráfico. Esas borracheras casi suicidas acabaron con la vida de 16 personas en la Comunitat entre 2004 y 2013, según los datos de Sanidad.

Además, los trastornos debidos al consumo de alcohol dejan 20 fallecimientos al año, cono reflejan las tablas de defunciones por causas del Instituto Nacional de Estadística (INE). Más de medio millar de valencianos fallecieron en 2015 por cirrosis y enfermedades crónicas del hígado, si bien el alcohol no es el motivo único de estos males. Y por último, el terrible efecto sobre el tráfico. Según fuentes de la DGT, el 43% de los conductores fallecidos el año pasado en accidentes dio positivo en las pruebas de alcoholemia, tanto en vías urbanas como en las carreteras.

La buena noticia en el día mundial sin alcohol es que el número de personas que cada año se convierten en adictas desciende notablemente en la Comunitat al pasar de 4.300 en 2015 a 3.835 el año pasado. La mala es que los grandes atracones de alcohol siguen calando entre jóvenes y ya hay adictos a los 19 años y bebedores a los 12. La sociedad no termina de apreciar su peligro pese a generar un tercio de las toxicomanías, un millar de urgencias sanitarias al año en la región y dolorosas desgracias al volante.

Como alerta Pura Martínez desde la experiencia, «mujeres cada vez más jóvenes demandan tratamiento para abandonar el consumo de alcohol» y su edad oscila entre los 30 y 40 años. El 2015, más de 200 jóvenes comenzaron a recibir tratamiento en unidades sanitarias valencianas al asumir su alcoholismo. El año pasado fueron 171 los que dieron el paso para librarse de su yugo, según Sanidad.

Según las encuestas del Observatorio Español de la Droga y la Toxicomanía, los jóvenes de entre 15 y 34 años son el colectivo que más se emborracha. «Al alcohólico se le estigmatiza en su trabajo, en su círculo social y hasta en familia», lamenta la psicóloga. «Se ve como un vicio y no como una enfermedad».

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

lasprovincias El botellón se esconde en el cauce