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La Gran Vía Ramón y Cajal ha amanecido esta mañana repleta de basura, restos del botellón que se ha alargado durante toda la madrugada debido a la cercanía de una discoteca. Vasos, botellas semivacías, orines y otro tipo de residuos se amontonaban entre los juegos infantiles, los bancos y las zonas de paso de peatones.
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La situación ha sido denunciada por la concejala de Ciudadanos María Dolores Jiménez, quien ha insistido en la necesidad de una mayor presencia de la Policía Local, recordando de nuevo el perjuicio causado por la reorganización del Cuerpo.
«El parque infantil lo han dejado en muy mal estado y dudo que se haya puesto alguna multa», ha asegurado. En su opinión, El Ayuntamiento es »reincidente en este asunto, a sabiendas que este tipo de actos se va a producir, a pesar que tienen quejas de los vecinos, con la total convicción que puede haber altercados o cuando menos escándalo, la delegación de Protección Ciudadana, que es la garante de hacer cumplir las normas, no hace nada, dejando que los incívicos acampen a sus anchas y abandonando a los vecinos».
Para Jiménez, se trata de un «problema multidisciplinar, pero lo que debe imperar es el cumplimiento de normas antes que la anarquía generalizada en la calle. Esta situación que, lamentablemente se volverá a repetir, debe ser afrontada con responsabilidad y rigor y desde luego este equipo de gobierno no está capacitado para ello«.
«Que tengamos que levantarnos por la mañana y observar este panorama en un jardín céntrico de Valencia debería sonrojar a más de uno pero por lo que viene ocurriendo continuamente, parece que a los responsables políticos de esta ciudad les da igual», ha finalizado.
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El inicio del curso universitario ha estado acompañado de un resurgir del botellón en numerosas zonas de Valencia. El entorno de las discotecas, las zonas de ocio, los grandes bulevares y jardines son lugares donde se suelen concentrar cientos de jóvenes para beber alcohol, lo que está prohibido por la ordenanza municipal. El problema añadido es que todos esos sitios amanecen a la mañana siguiente llenos de basura y orines.
No es casual que en los presupuestos participativos que votan estos días los vecinos, donde el Ayuntamiento repartirá ocho millones de euros en inversiones, una de las propuestas en el distrito de Ciutat Vella sea la colocación de urinarios en la calle. Los residentes están más que hartos de salir a la calle y encontrarse con charcos de orines en numerosos rincones del centro histórico.
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