Una nueva noche de ruidos, escándalos, suciedad, olor a alcohol y orines en el centro histórico de Benimaclet. El botellón no da tregua varias familias se han marchado ya del barrio de sus vidas, uno de los más característicos de Valencia. «Hay más que ... se lo están pensando y otras que no lo hacen sencillamente porque no pueden», indicó Paco Guardeño, portavoz de la asociación de vecinos.
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La «velada» discurrió como estaba prevista, subrayó una de las vecinas cuya vivienda recae a la plaza de la Iglesia. «A las diez de la noche esto ya esta a tope de gente y así hasta la madrugada», relató, para comentar que el itinerario posterior pasó a la calle Mistral, para acabar finalmente en la escombrera, la fábrica abandonada junto a la V-21.
Desde la asociación de vecinos indicaron que se trata de un problema general en toda la ciudad. «La gente ha salido a saco y no sólo los jóvenes», precisaron sobre el perfil del botellón en Benimaclet. «Aquí hay mucho piso de estudiantes y se nota, aunque también hay quien ha cumplido ya los 30 años», señalaron.
El problema del botellón no es nuevo, aunque ahora se ha agravado. Y la marcha de familias un hecho constatado por la entidad vecinal. «Personas nacidas en el barrio, de toda la vida e implicados en todo lo que se hace aquí se han marchado o tienen pensado hacerlo», comentaron. Igual opinan otras vecinas, al señalar que «nací aquí aunque ya no lo reconozco como mi barrio. Si no me voy es porque no puedo».
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A primera hora de la mañana, los barrenderos de la contrata municipal limpian a fondo la plaza de la Iglesia y las calles de alrededor. «El olor no se va, pero por lo menos se llevan la basura». Aún así, los vecinos más madrugadores se encuentran toda la zona convertida en un vertedero pegajoso.
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Como informó LAS PROVINCIAS, uno de los vecinos ha llenado de pintadas su propia casa para atestiguar el sufrimiento de su familia por el botellón. «Benimaclet no es un WC» se lee en una de las paredes de la vivienda, en planta baja al igual que la mayoría en su entorno.
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En esa misma situación hay otras familias que literalmente «no pueden dormir por la noche desde el jueves hasta el sábado y algunas semanas se extiende más. Es un problema de salud y así hay que entenderlo». Además, subrayan que la marcha de vecinos es un síntoma de que las viviendas «están perdiendo parte de su valor».
Quince años para nada
Desde la asociación de vecinos citaron el caso de una residente de unos 50 años, que lleva en Benimaclet al menos quince años. «Está implicad en el barrio, es una activista que participa en todo, pero no puede más y se quiere ir», lamentaron.
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Con el concejal de Protección Ciudadana, Aarón Cano, han tenido varias reuniones y recordaron las que ha tenido el alcalde Ribó con las asociaciones de Orriols y Malvarrosa, por ejemplo, por cuestiones de seguridad ciudadana. «Todo eso está muy bien, pero deberían venir una noche para ver en persona lo que está pasando. Es un problema serio y como tal hay que tratarlo». Por la mañana, la plaza estaba ya limpia, salvo por el profundo olor a alcohol y orines que seguía en el ambiente.
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