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El fin del toque de queda, con restricciones aún para el ocio nocturno y los bares, deja ya las primeras escenas de regreso del botellón en las calles de la ciudad a las puertas del fin de semana. El jueves por la noche se vivió un ambiente festivo para los jóvenes, sobre todo, universitarios, que celebraban el fin de los exámenes. Tras el cierre de los locales y terrazas, la fiesta continuó en parques, con imágenes que bien podrían ser previas al estallido de la pandemia. Poco a poco la vuelta a la normalidad, también a la que se acostumbraba a ver por la noche en la ciudad de Valencia.
Es precisamente a medianoche cuando el ambiente ya se empezaba a desordenar. De las mesas y sillas se pasaba a los bancos y aceras, de los cubatas en copas a las cervezas en latas y de la contención para el baile, a la euforia desmedida.
Mientras los bares trataban de despejar las mesas y recoger las terrazas, el parque de la plaza Honduras ya estaba lleno. Los camareros y empleados insistían a los más remolones en dejar las mesas. «Desde que no hay toque de queda parece que les da igual, he tenido que casi suplicarles, y decirles que estoy cansado, que me quiero ir a dormir para que se levantaran de la mesa;pero es que ya van borrachos y es complicado hacerles entender», decía uno de los camareros del Café Bali mientras limpiaba una de las mesas de la terraza. En bolsas de plástico cargaban con la bebida y los vasos. Después, sólo era cuestión de encontrar un buen sitio. Y así empezaba todo. «Pues teníamos una cena de fin de exámenes y nos hemos quedado por aquí, es la primera vez que salimos la verdad, si que hemos estado en alguna casa, pero de fiesta en la calle, nunca. No sabíamos que aquí venía tanta gente, aunque supongo que será por el fin de exámenes en la uni», decía una chica que cargaba una botella de ron. Su amiga asentía mientras hablaba.
«A ver no es normal, ni supongo que será la mejor imagen pero es que después de este año pues qué se puede hacer», añadía ella.
A la una el parque estaba abarrotado. La imagen era propia de cualquier otra noche antes de la pandemia. Sin embargo ahora, las mascarillas se llevaban, aunque fuera en la barbilla, o en el codo. La mayoría ya ebrios, se distribuían en grupos, algunos, los más jóvenes, buscaban alguna manera de diversión distinta a los que tenían algo más de edad.
Mientras unos, lanzaban latas de cerveza al aire, o botellas de refrescos y mezcla para el alcohol, los otros cantaban y bailaban como si estuvieran en el interior de una discoteca. Alguien elegía la canción y el resto le seguía a voz en grito. «Todos los días sale el sol chipirón», coreaban dando saltos y abrazados unos a otros. La música que venía de alguno de los móviles apenas se escuchaba, pero sí sus gritos y los coros tratando de seguir la letra de la canción.
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Este jueves, con el cierre del ocio a las dos de la madrugada, la fiesta continúo hasta la llega de la policía, que no empezó actuar precisamente hasta esa hora «cuando está marcado el cierre de los pubs», decía uno de los ya posicionados en la plaza para empezar el dispositivo.
Los agentes recorrieron el parque enfocando con linternas a todo aquel que no llevara mascarilla o a quien estuviera bebiendo; les pidieron documentación y a algunos de ellos se les propuso para sanción. «Al final no puedes multarles a todos», decía otro de los compañeros de la Policía Local. Algunos de los jóvenes remoloneaban, trataban de esquivar a los agentes y otros directamente se marchaban. Armados pero de paciencia fueron desalojando la plaza de Honduras, con los gritos de los vecinos, que asomados a los balcones, les daban las gracias o les pedían: «empezad un poco antes mañana».
El concejal de Protección Ciudadana, Aarón Cano, valoró la noche como «tranquila y normal dentro de que ahora ya no hay toque de queda, con actividad pero ni con un número elevado de sanciones ni para locales ni para personas». Sobre los botellones dijo que «todos hemos sido jóvenes, hay quien no se puede pagar una copa en un local y se van a tomársela por su cuenta y riesgo; con la ordenanza de convivencia intentaremos que esto se solvente pero quien sepa como evitar el botellón que me lo diga», dijo. El botellón vuelve a las calles y los propietarios de locales de ocio y discotecas protestan. Se quejan de las restricciones que aún impiden que puedan trabajar con normalidad. Reivindican su trabajo como solución al descontrol de la noches.
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Iker Cortés | Madrid
Sara I. Belled y Leticia Aróstegui
Patricia Cabezuelo | Valencia
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