

Secciones
Servicios
Destacamos
Costó 1,2 millones de euros, está todavía por acabar y la mires por donde la mires, la plaza del Ayuntamiento, la que se conoció como la 'Plaza Roja' ... debido al característico pavimento elegido para su peatonalización, ha cumplido su primer año con evidentes signos de envejecimiento prematuro.
Por empezar por su nombre mediático, el pavimento ha dejado hace tiempo de ser rojo para definirse como una mezcla de gris polvo con estampados dibujados a base de todo tipo de suciedad, restos de bebida, chicles y varios tipos de manchas.
La jardinería es otro de los elementos que llama poderosamente la atención por lo secas que están algunas plantas. En su mayor parte son especies duras, mediterráneas, aunque no lo suficiente para aguantar el secarral y la espera hasta el riego 'a manta' debido a la falta de goteo.
Hay que recordar que toda la actuación es provisional, lo que explica que las decenas de maceteros de hormigón sean regados con manguera. En algunos casos presentan incluso basura entre la tierra seca.
Peor incluso son los signos de vandalismo por lo que supone de falta de cuidado por parte del Ayuntamiento. Varios barrenderos se afanaban ayer en borrar las huellas de la fiesta nocturna, pese a que Valencia tiene toque de queda desde la una de la madrugada hasta las seis de la mañana. Pese a eso, justo debajo del balcón municipal, al que se asoman las falleras a ver las mascletaes, descansaban tres botellas de cerveza vacías, litronas al lado de papeles y vasos de una cadena de hamburguesas.
En el extremo izquierdo mirando hacia la explanada, el monolito del 15-M está como empequeñecido, con su texto abigarrado que todavía está pendiente de cambio tras el acuerdo plenario y decorado con un par de pegatinas colocadas en el lateral.
Pero para pegatinas las que llenan sin dejar libre ningún hueco la base de la placa que recuerda la fundación del Valencia en el desaparecido Bar Torino. Las hay de todo tipo y condición, desde políticas hasta las que hacen apología de alguna marca de refrescos. Van a juego con la ruina de una cabina telefónica próxima, a tono con la plaza.
Como cada domingo se instala el mercadillo ambulante que hasta ahora se levantaba en la calle Calabazas y la trasera del Mercado Central. Así será hasta que terminen las obras de peatonalización, previsto para el próximo año. Un uso más que cuestionable para la primera plaza de la ciudad y que ha sido criticado.
Nada desentona en el envejecimiento prematuro de la plaza del Ayuntamiento, incluso los aparcabicis oxidados que hay en la parte del teatro Rialto, donde se firmó el último acuerdo de coalición entre el PSPV y Compromís para el gobierno del Consistorio. Ni siquiera por esa circunstancia se ha mejorado la zona destinada a bicicletas.
Es lo que tiene el llamado urbanismo táctico, es decir, cambiar sustancialmente los usos de un espacio público sin apenas inversión. En este caso, lo cierto es que la cuenta ha superado el millón de euros entre lo gastado por la EMT y la concejalía de Desarrollo Urbano.
Lo único positivo es que los viandantes tienen más espacio para caminar, aunque sea a un coste desorbitado para el resultado conseguido. Siempre claro que se vaya muy atento para no resultar atropellado por ciclista o un usuario de patinete.
La única nota de color la pone la decoración de una estación de medición que hay junto a la fuente. El pavimento pasa de rojizo a blanco lechoso camino del pebetero fallero, que con seguridad nadie de los que pasean saben muy bien el motivo de su presencia. Eso sí, sirve de soporte para escribir «Rudder boy estuvo aquí» y «Gemma siempre te amaré», enmarcado esto en un corazón.
Una barredera intenta poner algo de dignidad en el conjunto llevándose basura esparcida antes de que monten los puestos del mercadillo, mientras una persona sigue durmiendo tumbaba en la puerta de un local que antaño fue un restaurante. A lo lejos suenan campanas que llaman a misa, aunque eso no lo despierta. La 'Plaza Roja' entra en otro día esperando que llegue la reforma.
P.M. | Para la concejala del grupo popular Julia Climent «cumplimos un año con una plaza 'semipeatonalizada' que no satisface a nadie y en la que todo cabe. Es un lugar sin sombras, con maceteros llenos de malas hierbas y plantas secas y el colmo es que se pagó por las banderolas y los juegos infantiles que siguen sin fecha para su colocación. Y ante tanto despropósito la pregunta que nos hacemos es cuando va a reconocer el alcalde Ribó que se equivocó».
La edil añadió que el gobierno municipal «quiso hacer una peatonalización provisional y rápida que costó muy cara y que no ha dado valor a la plaza más emblemática de la ciudad. Un año después no ha avanzado en el nuevo proyecto y los socios de gobierno ni siquiera tienen claro qué modelo de plaza quieren.
Por último, apuntó que Ribó debe realizar una consulta seria y un proceso realmente participativo si «no quiere volver a ser el alcalde que dividió a la ciudad y que condenó a la plaza del Ayuntamiento a un proyecto que no es de todos».
Por su parte, el portavoz municipal de Ciudadanos, Fernando Giner, señaló que «la plaza low cost de Ribó, a los valencianos nos ha costado a precio de oro. Más de un millón de euros su reforma provisional».
A su juicio, el alcalde «no está sabiendo aprovechar la belleza y la singularidad de la plaza, de su entorno y de su arquitectura, con edificios como Correos, el propio Ayuntamiento, el Ateneo Mercantil o la Filmoteca. Me recuerda a las ciudades del telón de acero de la época soviética que no sabían aprovechar su riqueza patrimonial, convirtiéndose en sucias y desaprovechadas».
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.