ELÍSABETH RODRÍGUEZ
Miércoles, 8 de septiembre 2021, 00:38
Con el fin del toque de queda, el botellón volvió a escena la pasada noche del lunes en las zonas universitarias. Los lugares de ocio por excelencia para los estudiantes, como la plaza Honduras, resonaron con fuerza. Las ganas de salir explotaban. Algunos ... jóvenes se sentaban en cualquier barandilla, con vaso de plástico en mano, para poder beber mientras hablaban y escuchaban música desde un móvil o, incluso, desde un altavoz a todo trapo.
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«Qué mejor manera de acabar las vacaciones que poder salir sin toque de queda», afirmó una joven que se dirigía con sus amigos desde la plaza del Cedro a la de Honduras. «Teníamos muchas ganas de salir, da igual que sea lunes», aseguró otro de los viandantes que iba en busca de un lugar donde poder continuar la fiesta tras haber terminado de cenar. «Pero vamos a cumplir las normas, llevaremos mascarilla y sabemos que no se puede bailar en pista», apostilló un joven del mismo grupo.
Cabe recordar que aunque se ha permitido la reapertura de los locales de ocio nocturno, la Conselleria de Sanidad sigue prohibiendo el baile, motivo que hizo estallar al sector al no poder ejercer su actividad íntegramente.
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Elísabeth Rodríguez
En ese sentido, el presidente de la Generalitat, Ximo Puig, recalcó este martes que la reapertura hasta las 3.00 horas supone «un cambio sustancial», tras permanecer 18 meses cerrados e insistió en que «la prudencia aconseja una apertura gradual, progresiva y prudente».
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Estas medidas de desescalada dieron lugar a dos imágenes distintas. Por un lado, multitud de jóvenes salieron a la calle, donde decidieron improvisar su particular discomóvil. A falta de locales nocturnos que abrieran sus puertas, los estudiantes bailaron y cantaron en los parques y las aceras. Las mascarillas brillaban por su ausencia.
Por otro lado, el segundo escenario se trasladó a la zona del puerto, en concreto a los establecimientos de la Marina Beach y Akuarela, que sí decidieron volver a la actividad pese a la restricción al baile. «Hay muchísima gente, está genial. Estamos bailando en el sitio», indicó uno de los jóvenes que se encontraba a las puertas del Marina Beach. Mientras, en la entrada de Akuarela, varios grupos salían a tomar el aire o a fumar pasadas la una de la mañana. «Sí que hay bastante gente dentro y se está bailando en la medida de lo que se puede o bien hasta que alguien de seguridad da el toque de atención», contó otro chico.
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La marcha que se vivió en Valencia en las zonas universitarias contrastaba de lleno con la imagen de Ruzafa. Con calles prácticamente desiertas a la 1.30 horas y la mayoría de locales de restauración con la persiana bajada, este barrio obedecía más a la dinámica típica de un lunes después de Fallas.
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