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Rut vivió en acogida con su abuela cuando era sólo una niña. Lo que se llama «acogimiento de familia extensa», es decir, cuando el niño ... queda al cuidado de un miembro de la unidad familiar. «La situación de mi madre no era la más adecuada para criarnos ni a mi hermana ni a mí», cuenta la mujer. Creció, se casó y formó su propia familia. Pero una parte de su corazón siempre estuvo con aquellos niños que, por circunstancias de la vida, no pueden criarse con sus padres. Rut decidió devolver el amor que le dieron de pequeña y convertirse en una familia de acogida.
Según destaca Elena Albalat, la directora general de familia e infancia de la Conselleria de Igualdad, en la Comunitat Valenciana hacen falta unas 100 familias de acogida de menores. En el sistema de protección de menores hay cerca de 1.600 niños, aunque cada uno presenta una situación diferente. Sobre todo, lo que más preocupa a los profesionales son aquellos pequeños de entre 0 a 6 años que están viviendo en centros de menores. «Queremos conseguir que un centro de acogida sea un espacio de transición y no el destino final», explica la directora general de familia e infancia de la Conselleria de Igualdad. Entonces hacen un llamamiento para que más personas se unan a esta iniciativa y ayuden a que los más pequeños gocen de una infancia feliz.
Rosa María Paricio y su marido Jesús Navarro también son una familia de acogida. La pareja tiene tres hijos biológicos, la más pequeña tiene nueve años. Decidieron ser familia de acogida gracias a que sus primos les comentaron esta opción. «Cuando tomamos la decisión lo primero fue comentarlo con nuestros hijos ya que involucra a toda la familia y no dejan de ser niños con una mochila muy cargada», comenta Rosa María.
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La familia no se arrepiente ni por un segundo de su decisión. Para ellos se trata de una experiencia «muy gratificante. Los niños nos dan muchísimo más que nosotros a ellos». Antes de poder convertirse en familia de acogida tienen que someterse a unos cursos formativos que imparten desde conselleria. Aunque como ha explicado Elena Albalat, su cometido ahora es poder modificar el decreto 35/2021 de acogimiento familiar para realizar una simplificación burocrática para allanar el camino a aquellos que se animen a darles un ambiente cálido.
Para la directora general de familia e infancia de la Conselleria de Igualdad «hay un gran desconocimiento entre las familias de la Comunitat sobre la posibilidad de acoger de manera temporal a los niños». En algunos casos, hay posibilidad de que los niños que se encuentran en una acogida de urgencia retornen a su unidad familiar, entre muchas otras opciones. Eso sí, no hay que confundir el acogimiento temporal con la adopción.
Desde la Asociación de Voluntarios de Acogimiento Familiar (AVAF) detallan que sobre todo para los más pequeños puede ser muy perjudicial criarse en un centro de menores. La asociación trata de ayudar a aquellas familias interesadas explicándoles el proceso y los apoyos que tendrán. «Se buscan familias para estos niños y no al contrario», concretan desde AVAF.
Aquellos que se sumergen en esta aventura tienen muy clara cuál es su función: brindarle cariño y un ambiente seguro a los pequeños para que puedan crecer en paz. Por el hogar de Rosa María y su marido Jesús han pasado cerca de 20 niños y «los tenemos a todos guardados en nuestro corazón», comenta la mujer. Siempre han dado cobijo a bebés, pero también han abierto las puertas de su casa a niños más mayores de hasta nueve años e incluso recién nacidos. El cometido es siempre el mismo: hacer que los más pequeños que se encuentran atravesando una situación complicada puedan crecer con el amor de una familia.
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