La cabalgata de los líos en Valencia desfila con poco público y con las magas enfrentadas

Con cara sonriente y con mucha filosofía, la maga 'Igualdad', que representó Ángela Escribano, para quien se supone que iba dirigida la crítica de la maga ausente, Carmen Alonso, aguantó el chaparrón que suponía desfilar en la cabalgata y evitó entrar en polémicas. Preguntada sobre las declaraciones de Alonso, contestó que no era día para entrar en polémicas «ya que es una jornada especial para mí y para los niños». «Es el día de la infantessa y de salvar el planeta, que es el lema de la cabalgata». A la pregunta que si iba a tomar acciones legales contra Alonso, contestó que prefería no hacer declaraciones, aunque la otra maga del trío inicial designado por la entidad organizadora, María Colomer, que representa la 'Libertad', no dudó en arroparla y darle un beso. «Ángela es muy fuerte», aseguró, en alusión a la polémica. También comentó que aunque no iba a entrar en la polémica («Hoy es un día de destacar los valores de libertad, igualdad, fraternidad y sororitat recogidos en los derechos humanos»), finalmente entró en controversia con una frase cuya destinataria parecía ser Alonso: «Como maga de Libertad defiendo la libertad de expresión y acción. Pero lógicamente la libertad llega hasta donde llega la del otro». Colomer mostró su sorpresa por el hecho de que esta polémica, una más de las que envuelven a la cabalgata en su corta historia, llegara justo cuando la semana anterior las tres magas habían ido juntas a entrevistas de radio. Incluyendo a Alonso.

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No fue la única voz que hizo alusión al enfrentamiento previo entre las magas, que marcó el conjunto del desfile. También se pronunciaron algunas mujeres que representaban el papel de sufragistas como, por ejemplo, Modes Salazar, quien salió en defensa de Escribano: «Las manifestaciones que se han vertido sobre Ángela no proceden, son acusaciones fuera de lugar». Y añadió, en referencia a Alonso: «No era modo de hablar del tema en redes sociales. Podría haberlo pensado antes de hacer las acusaciones, está fuera de lugar y más referidas a Ángela, una mujer que defiende los derechos de las personas de toda orientación».

Otra sufragista que prefirió no decir su nombre también opinó que veía fatal las acusaciones vertidas. «Si una de las magas se quería retirar estaba en pleno derecho, pero no sé en base a qué ha hecho estas declaraciones», señaló. «Sabemos que hay dos posturas: la que defienden las feministas y otras nuevas», prosiguió, «pero cuando se eligió como maga ya sabía el posicionamiento de cada persona, no por eso hay que hablar de discurso de odio contra nadie». «Hay un posicionamiento feminista que no va en contra de nadie», opinó.

Ya en el balcón del Ayuntamiento, Escribano abandonó su perfil bajo para lanzar una referencia muy explícita: «Deseo que niñas y niños tengáis las mismas oportunidades, las mismas condiciones y los mismos derechos». Una elegante manera de ofrece su opinión respecto a la ley trans, que precedió la intervención de su compañera, Colomer, quien defendió que el derecho «al libre pensamiento, a opinar sobre lo que vivimos y cómo lo vivimos, a la libertad de expresión de nuestras ideas y con nuestra lengua, escuchadas y respetadas, de la misma manera que escuchamos con respeto opiniones que son diferentes a las nuestras. Sin violencia, sin odio, aceptando la diversidad en la que convivimos. Mi libertad acaba donde comienza la tuya», zanjó. A su vez, la maga 'Fraternidad', Irina Yellows, elegida de urgencia para relevar a Alonso, se limitó a lanzar un mensaje donde destacó esta frase: «Si sois buenos compañeros, solidarios, respetuosos y con empatía, podemos entender mejor a los demás».

El cruce de opiniones enfrentadas, que movilizó también a la oposición y a parte del movimiento feminista, terminó de enfriar un ambiente marcado por la escasa asistencia de público. Hubo quien se asomó al desfile reconociendo sin saber de qué iba al acto, quien acudió «para pasar el domingo», como otra asistente partidaria de la cabalgata de Reyes Magos, una parte del público más entregada que fue abandonando el desfile a medida que llegaba al Ayuntamiento y otra mayoritaria que pasaba allí o venía de aplaudir a los atletas de la 10K.