La Ciudad de las Artes y las Ciencias de Valencia. IVÁN ARLANDIS
LA VALENCIA QUE QUEREMOS

Calatrava, el asombro de la arquitectura espectáculo

El arquitecto puso a Valencia en el mapa europeo con la Ciudad de las Ciencias gracias al turismo que atrae. En el resto del mundo sus proyectos parecen no tener fin

Paco Moreno

Valencia

Martes, 26 de septiembre 2023, 00:30

Con Santiago Calatrava no hay término medio. O se le considera el arquitecto valenciano más brillante de su generación y candidato firme al Pritzker o se cuestiona su obra con críticas por la desviación de los presupuestos y los problemas de funcionamiento que generan algunos ... de sus proyectos. Las dos opiniones aparecen al investigar su trayectoria, aunque nadie puede dudar de que cambió Valencia y la situó en muchos mapas donde hasta entonces no aparecía.

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Esa es la razón de que sea el cuarto arquitecto escogido en la serie 'La Valencia que queremos' tras Francisco Mora, Javier Goerlich y Demetrio Ribes. Los tres citados contribuyeron al cambio de la ciudad medieval y agrícola a una urbe moderna, con edificios singulares, apertura de calles y el desarrollo del Ensanche.

Igual de importante en todos los aspectos es la Ciudad de las Artes y las Ciencias, donde Calatrava recibió el encargo en 1991 para la construcción de una torre de telecomunicaciones, un museo de referencia nacional y un planetario. En 1996, el cambio de gobierno supuso sustituir la torre por el Palau de les Arts.

El complejo se extiende sobre 35 hectáreas junto al viejo cauce (la cota se rebajó al nivel del jardín del Turia para unirlo) y supuso una verdadera revolución para la oferta turística, a lo que se sumó l'Oceanogràfic y más recientemente el Ágora, esta última también de Calatrava, acompañada por l'Assut de l'Or.

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El puente de l'Assut de l'Or de Valencia. DAMIÁN TORRRES

Fue uno de los hitos del arquitecto valenciano, aunque su carrera había comenzado mucho antes. Nacido en Benimàmet el 28 de julio de 1951, el primer proyecto que incluye en su catálogo está datado en 1983 en Zurich. En la ciudad suiza realizó parte de su formación, dado que tras salir como arquitecto de la Politècnica siguió con los estudios de ingeniería, faceta esta última decisiva para explicar lo atrevido de muchas de sus estructuras.

Pero también es escultor, pintor y escritor, con obras repartidas por todo el mundo. En un parque de Chicago figura una de sus esculturas, por ejemplo, aunque hay muchos más casos. Todo esto hace que sea complicado calibrar hasta dónde llega su obra, donde a los 72 años ya se puede hablar de legado.

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Si se habla de puentes, en Valencia tiene tres, lo que debe constituir algún tipo de récord. Además, están colocados aguas abajo del viejo cauce. El primero es el 9 d'Octubre (1986-1989), en el límite con Mislata, el más sencillo pero donde ya apuntaba con fuerza su estilo reconocible. Sigue incompleto 34 años después, dado que el proyecto original incluía un lago en la parte inferior y el paso del tranvía sobre el vano.

El puente de Exposición, junto al paseo de la Alameda de Valencia. MANUEL MOLINES

El segundo es el puente de la Exposición, llamado popularmente 'la peineta', donde se aprovechó la construcción de la estación del metro de Alameda, del mismo autor y sin duda la más monumental de Metrovalencia. Con un enorme arco inclinado 70 grados, desde 1996 preside uno de los tramos históricos del jardín del Turia y la cubierta de la estación, repleta de placas de cristal para permitir la luz solar, acoge a diario decenas de actividades de los usuarios del parque.

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El tercero del podio es el «eje» sobre el que gira toda la Ciudad de las Ciencias, según definió Calatrava l'Assut de l'Or el día de su inauguración en 2008. Ciertamente, con un mástil de 125 metros de altura es el punto más alto de la ciudad y supera a la Torre de Francia o al edificio de Bofill en Cortes Valencianas.

¿Habrá más puentes de Calatrava en Valencia? En realidad hay un cuarto que pasa desapercibido porque es la prolongación de uno que ya existía. El viaducto que cruza el espacio entre el Palau de les Arts y l'Hemisfèric ha salido también de su despacho, al igual que el monolito colocado en la parte sur, recuerdo de la visita de Benedicto XVI con motivo del V Encuentro Mundial de las Familias en 2006.

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Puente de 9 d'Octubre, junto al parque de Cabecera de Valencia. DAMIÁN TORRES

Todavía queda al menos un puente por construir en el viejo cauce. Así figura en el planeamIento del nuevo barrio del Grao, ahora en plena revisión por parte del nuevo gobierno municipal. Se situará aguas arriba del de Astilleros para conectar las Moreras con la marginal izquierda.

En el camino se quedó uno de los proyectos más ambiciosos de Calatrava, el mayor en Valencia sin duda. Tres rascacielos, el más alto cercano a los 300 metros, en una parcela próxima al puente ferroviario, donde descansan las alas móviles del Ágora, que tampoco se colocaron. La falta de interés por parte de las empresas en el primer caso (la Generalitat ofrecía las parcelas con el proyecto de las torres) y la de financiación en el segundo frenaron ambas iniciativas.

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Pero la obra de Calatrava no acaba ahí. Hace unos meses se anunció la construcción de un centro comercial en Düsseldorf diseñado por el arquitecto valenciano y que estará terminado por completo en 2028. En cartera hay numerosas iniciativas como el desarrollo de una universidad en Taiwán, una estación de tren en Bélgica o un viaducto en Génova, para seguir con más puentes en Londres o Wuhan.

Como se ve, es pronto para hacer balance de la obra de Calatrava, que seguirá creciendo los próximos años al igual que los reconocimientos. A mediados de octubre recibirá el premio Leonardo da Vinci en la XIV Bienal de Florencia, donde en un espacio habrá una exposición de su obra, 23 años después de la última en la capital de la Toscana.

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El motivo del galardón lo precisa la organización: «El premio es el homenaje de la Bienal de Florencia a uno de los arquitectos más influyentes de nuestro tiempo y el reconocimiento a su audaz experimentación, su extraordinario talento y su ingeniosa capacidad para combinar arquitectura y arte en proyectos concebidos y creados en armonía con la naturaleza y orientados hacia los ideales de belleza».

Poco más que añadir de un arquitecto que tiene el honor de ser el autor de la estación intermodal de la zona cero de Nueva York, o de una iglesia ortodoxa griega, el único edificio religioso destruido por los atentados del 11-S contras las Torres Gemelas. Este proyecto, por cierto, le valió otro premio por su innovación. Y todavía queda mucho que contar de Calatrava los próximos años.

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