Secciones
Servicios
Destacamos
Si hay un enclave de la ciudad donde hay que actuar, y hay que hacerlo ya, ese es la calle Colón. El principal eje comercial de la ciudad no satisface a nadie. En serio: de los actores entrevistados en este reportaje, sólo ciclistas y conductores de autobús están satisfechos. Y hablamos de colectivos muy concretos. Los más amplios, como los arquitectos, los vecinos o los comerciantes, piden una revisión. Cuando el anterior concejal de Movilidad, Giuseppe Grezzi, acometió los cambios en la calle en 2020, en plena pandemia, no se notó demasiado el doble carril bus, pero sobre todo para quienes viven y trabajan ahí, cruzar la calle en coche se ha convertido desde entonces en un suplicio. La alcaldesa de Valencia, María José Catalá, ha prometido escuchar sus súplicas y fuentes municipales confirman que lo hará muy pronto.
Por la calle Colón pasan, ahora, poco más de 15.000 coches al día de media, mientras que en 2019 pasaban 33.000. Son datos de mayo de 2019 y mayo de 2023. Hay, por tanto, una reducción importantísima, pero los vecinos aseguran que no viene acompañada de un descenso de los atascos, sino más bien todo lo contrario. La presidenta de la Asociación de Vecinos Pla del Remei-Ensanche-Gran Vía, Sonia Ferrandis, explica que desde la calle Sorní sobre todo se crea un cuello de botella. «Es importante que se active de nuevo la entrada por Porta de la Mar», comenta. De la misma opinión es José María Tomás, uno de los arquitectos más reconocidos de la ciudad y artífice de la nueva plaza de la Reina, por lo que tiene conocimiento sobre actuaciones urbanísticas en entornos muy motorizados.
Residentes y expertos plantean un estudio para saber si el transporte público va de verdad tan lleno como dice Grezzi y si funciona tan bien como ha asegurado durante tres años el concejal de Movilidad. Algunos de ellos, como Tomás, creen que se conseguiría la misma frecuencia con un solo carril, aunque eso, quizá, obligaría a desviar líneas. Es lo que estudia el PP: que entren menos buses a Colón pero de forma más eficiente, lo que permitiría quitar el doble carril bus.
Todos los actores encuestados insisten en revisar el tema de los dos carriles bus. Bueno, casi todos, porque fuentes del comité de empresa de la EMT, que representa a los conductores de la empresa municipal, aseguran que han ganado «muchísimo» con ese espacio reservado. «Antes era un atasco eterno y ahora ruedas con bastante tranquilidad», comentan. Ferrandis, en este sentido, plantea que el segundo carril bus sea versátil: «Que lo puedan utilizar a la vez autobuses y taxis y transporte privado». Se da la circunstancia de que cuando en el único carril de coches que hay en la calle alguien para porque hay un semáforo en rojo en un giro a la izquierda (luego volvemos a eso) o porque alguien entra o sale de alguno de los aparcamientos de la calle se crean atascos muy importantes.
José María Tomás, uno de los arquitectos más reconocidos de la ciudad, explica que una de las prioridades de un hipotético proyecto de remodelación de la calle pasaría, sí o sí, por limpiar de obstáculos las aceras, así como por ampliarlas. «Eso permitiría mejorar el tránsito peatonal», comenta Tomás, que apunta que también habría que retirar las motos de las zonas de aparcamiento: «Como los coches, que se vayan a los parkings».
De la misma opinión es Julia Martínez, gerente de la Asociación de Comerciantes del Centro Histórico y el Ensanche. «El problema es la parada de taxis de Colón, la de enfrente de Lauria. Si la trasladas dentro de la calle, frente a los cines, puedes dejar un solo carril para autobuses», plantea Martínez, que insiste, como Ferrandis, en ese segundo carril versátil. «Nunca habíamos tenido tráfico, era un lujo, y ahora vamos de atasco en atasco«, lamenta Ferrandis.
Noticia Relacionada
Hemos hablado de los taxis. Fernando del Molino es presidente de la Federación Sindical del Taxi. «En la calle ha mejorado mucho la velocidad comercial y se ha evitado que sea una autovía de paso. Probablemente tenga que dar un paso más e ir hacia una mayor peatonalización, restringiendo el uso sólo a residentes. Deberíamos ir hacia allí», comenta del Molino, que dice que los vecinos que viven ahí o quienes quieren acceder a un parking «no pueden estar siempre atascados». Pero es que ni siquiera los taxistas, que son de los más beneficiados por el doble carril bus (que también pueden utilizar), están satisfechos del todo con las modificaciones. «Hemos dicho en la Mesa de la Movilidad que los giros a la izquierda son un problema. Se junta el peatón, el ciclista, el taxi, el particular... es un conflicto asegurado. Proponíamos que el paso de peatones se fuera más hacia dentro, pero tuvimos una reunión técnica y nos dijeron que eso iba en perjuicio del peatón. Pero suponen un peligro, es un cruce con demasiados medios de transporte», lamenta.
Fernando del Molino, presidente de la Federación Sindical del Taxi y uno de los mejores conocedores de las calles de Valencia, explica que los giros a izquierda son puntos peligrosos. «Lo hemos dicho varias veces en la mesa de la movilidad: tenemos que cruzar todo el carril de tráfico rodado para acceder o ocuparlo desde antes», lamenta. Ellos han propuesto que los pasos de peatones se coloquen dentro de las transversales, a unos metros de Colón, pero Movilidad siempre lo rechazó porque se rompían itinerarios de paso naturales.
Y vamos ahora con la situación de los peatones. Entra ahora de nuevo Tomás: «Desde la perspectiva del uso peatonal, hay una carencia de espacio en las aceras. Es una calle con mucha afluencia de personas y con una carencia en cuanto a tamaño de acera y arbolado. Están llenas de motos y bicicletas. Es insuficiente para que la gente pueda pasear con seguridad«. »Soy partidario de que haya una calle unitaria desde la perspectiva arquitectónica desde la glorieta hasta Xàtiva. Un eje peatonal: aceras más grandes, más árboles...«, comenta. De la misma opinión es Ferrandis, la dirigente vecinal, que tilda las aceras de »irregulares«: »Habría que alinear todos los obstáculos que hay. Son cuatro cambios. No es mucha inversión. Con cuatro cosas se recupera«.
Nadie propone retirar las bicis de la calle Colón. Nadie. Su presencia está asentada y aceptada, aunque son varios los que comentan que su presencia es peligrosa para los peatones, sobre todo donde hay pasos de cebra. En cualquier caso, el PP no se plantea la reversión del carril bici, que, eso sí, está cerca de morir de éxito porque cada vez son más los patinetes que lo usan y empieza a estar bastante masificado.
Tomás desliza que habría que eliminar «la franja de aparcamiento de motos»: «La calle Colón no puede ser un depósito de vehículos». «Hay muchos aparcamientos privados y públicos y las motos y las bicis deberían poder aparcar ahí, que además sería rentable para los aparcamientos porque en una plaza de coche te caben cuatro motos». «Hay que limpiar de obstáculos las aceras a partir de un estudio serio de la situación», asegura.
Esta es la tesis que defendía en su momento Giuseppe Grezzi para liberar espacio: ahora mismo hay dos carriles bus-taxi, uno para el tráfico rodado y uno para aparcamiento y carga y descarga. Los comerciantes, claro, no están dispuestos a renunciar a la carga y descarga, pero tampoco a los aparcamientos de moto. «Ya nos cuesta encontrar trabajadores para nuestros negocios y muchos de ellos vienen en moto», comenta Martínez. La gerente de la Asociación de Comerciantes del Centro Histórico y del Ensanche comenta que las plazas de carga y descarga podrían tener ese uso por la mañana y por la noche, albergar plataformas móviles de contenedores, lo que permitiría liberar de estos recipientes de basura muchas de las calles de alrededor de Colón, donde se trasladan cuando ocupan demasiado espacio en la calle principal.
Todos los actores encuestados insisten en la necesidad de habilitar la entrada desde Porta de la Mar. El PP es partidario porque así se evitarían atascos en la calle Sorní. «Tenemos comprobado que pasan cuatro coches antes de que el semáforo se ponga otra vez en rojo», dicen desde la asociación de vecinos de la zona. Catalá será permeable a esta idea y todo parece indicar que el PP estudiará revertir la prohibición de acceso desde Porta de la Mar que impuso Grezzi cuando actuó en la calle.
La clave es: si queremos recuperar espacio de las aceras pero también queremos facilitar el tráfico rodado y el transporte público, ¿cómo conseguimos la cuadratura del círculo? ¿De dónde se saca el espacio? Al final hay que renunciar a algo o hay que plantearse un cambio total en la calle que costaría dinero y que sería más que «retocar cuatro cosas», como dice Ferrandis. El PP es partidario de eliminar un carril bus y permitir la entrada de vehículos otra vez desde Porta de la Mar, aunque eso implicaría reducir el número de líneas que pasan por Colón. Ahora mismo son 9 líneas, tanto diurnas como nocturnas, que habría que desviar por otras calles. Además, habría que ver cómo entronca esa decisión del PP con el anuncio de traer 15 líneas que antes llegaban al centro de vuelta a Ciutat Vella. Entre esas tareas pendientes de los primeros 100 días está Colón: la calle ya divisa tierra y tras una larga travesía por la nada los cambios de Compromís parecen tener los días contados.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Jon Garay y Gonzalo de las Heras
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.