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El Ayuntamiento colocó en noviembre de 2018 cinco grupos de cámaras para controlar otros tantos accesos al tráfico en una parte de Ciutat Vella. La idea es que la videovigilancia sirva para el reconocimiento de matrículas y, por lo tanto, sancionar a los conductores sin autorización para dichas zonas.
Dos años después el sistema sigue sin ponerse en marcha, aunque al menos el personal necesario para su gestión, tres personas, ya se encuentra en la fase de los «trabajos previos», según la respuesta dada por la concejalía de Movilidad al edil de Ciudadanos Narciso Estellés.
«Aunque en este asunto tras el verano parece que ha habido algún pequeño paso para la puesta en marcha, las demoras han sido intolerables y sobre todo la falta de claridad y transparencia del concejal Grezzi en este asunto», señaló el concejal.
Estellés subrayó que no se «sabe nada de los requerimientos ni plazos finales de puesta en funcionamiento», ni tampoco de los métodos y procedimientos de control de acceso al centro.
El portavoz de la asociación vecinal Amics del Carme, Toni Cassola, recordó que la iniciativa de modificar la gestión de tráfico en Ciutat Vella nació de los primeros presupuestos participativos, en la edición de 2015/16. «Dos años después colocaron las cámaras, pero que sepamos todavía no hay una normativa definitiva para saber en qué condiciones se podrá circular», dijo.
El Consistorio presentó un borrador de normativa de registro. «Hicimos alegaciones porque algunas cosas no estábamos de acuerdo, como el tratamiento que se da a los familiares que no están empadronados». El representante vecinal subrayó que igual de importante es la plataforma web que sirva para «dar agilidad al sistema con el cambio de datos, altas y bajas de coches, así como el resto de circunstancias».
Las cámaras de videovigilancia deben completar unos cambios en el tráfico iniciados en 2016 con los cambios de dirección en las calles Serranos y Salvador, además de restricciones de paso en accesos como el de la plaza Portal Nou.
«No estamos de acuerdo en algunos bucles que se hicieron, que remos que se revisen», señaló Cassola, citando como ejemplo que la calle Pintor Zariñena es un «colador» por donde se puede entrar en el barrio.
La entidad quiere que se aproveche la puesta en marcha de la zona verde de la ORA para aplicar asimismo una revisión. «En la plaza de San Nicolás hay por ejemplo demasiadas plazas de estacionamiento, hay que despejarla para que sea más peatonal», destacó como ejemplo.
La zona verde forma parte del nuevo contrato de gestión de la ORA, que será aprobado hoy en la junta de gobierno. Se trata de reservar el estacionamiento sólo para vecinos que puedan acreditar su empadronamiento, lo mismo que se hará en Ruzafa.
Estellés dijo por su parte que al final «mes a mes, los vecinos son prisioneros de las ocurrencias de Grezzi y de su falta de claridad y flexibilidad», para finalizar diciendo que se desconocen «cómo se van a tratar situaciones como las de las personas sin domicilio en el centro pero con uso de garajes, trabajo o servicios en el centro. Tampoco de los periodos de cortesía antes de poner en marcha los controles».
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