

Secciones
Servicios
Destacamos
Á. S.
VALENCIA.
Miércoles, 19 de junio 2019, 23:54
En uno de esos no lugares ocultos entre callejones y grandes avenidas crece un campamento de personas en situación de indigencia. Hay decenas de tiendas de campaña en el callejón de las Hespérides, entre este jardín homónimo y el Botánico, pero el asentamiento se ha ampliado este mes con la llegada de varias personas procedentes de otros países y de otras partes de España. Las altas temperaturas hacen que más personas en situación de sinhogarismo decidan dormir en la calle, en cualquiera de las tienda de campaña que ofrecen las ONG que trabajan por la zona, como Médicos del Mundo o Cáritas. La zona, además, es la favorita para decenas de estos vecinos invisibles de la ciudad por la cercanía con dos comedores sociales, el de Casa Caridad y el de la misma Médicos del Mundo.
Ya el invierno pasado este campamento se encontraba en el mismo enclave, estratégicamente situado al abrigo de los vientos cortantes de la madrugada y, además, al lado de Beato Gaspar Bono, donde la ONG Amigos de la Calle organiza repartos multitudinarios de comida para personas en situación de sinhogarismo y con muy pocos recursos.
Esta organización es una de las que más trabaja a pie de asentamiento con las personas que no pueden o no quieren vivir en un albergue municipal o no tienen la posibilidad de aspirar a su propia vivienda, ni que sea de protección pública. Según Jaime González, portavoz de Amigos de la Calle, ellos también han notado el aumento del asentamiento del conocido como callejón de las Hespéridas. «Están más tranquilos y no molestan a casi nadie», dice González. El enclave en el que se encuentran está junto a un atajo entre el paseo de la Petxina y la calle Quart, pero que se cierra todas las noches. No hay viviendas cerca: lo más próximo es el colegio de los jesuitas.
«Atendemos ese lugar con un grupo de rutas. Las necesidades que tienen son poder encontrar un lugar digno donde vivir», relata González, que señala que entiende que estas personas no quieran ir a un albergue. «No es que no quieran estar, pero ir a uno de estos sitios lo único que hace es apaciguar esta realidad. De todas formas, no se les puede obligar a ir», reconoce.
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Santander, capital de tejedoras
El Diario Montañés
La explicación al estruendo que sobresaltó a Valladolid en la noche del lunes
El Norte de Castilla
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.