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P. MORENO
Miércoles, 30 de junio 2021, 00:36
«Por la tarde hay gente, cuando no hace calor, pero es llegar la noche y convertirse en una discoteca». Los vecinos del barrio de Campanar, en concreto los que viven entre las calles Reina Violante y Padre Barranco, alertaron ayer del incremento del botellón en unas instalaciones deportivas recién estrenadas, de apenas dos meses.
Una pista de bicicletas y patinetes, una cancha de futbito y baloncesto, una zona dedicada a la pilota valenciana, así como mesas de ping pong y aparatos de calistenia, todo con un presupuesto de 670.000 euros que se está empezando a echar a perder a ojos vista.
«No entendemos la razón de que no entren los barrenderos, pero el caso es que pasan por la acera y no lo hacen», indicaron los residentes a la vista de la acumulación de basura que crece día a día. Predominan los botes de refresco y cerveza, pero también empiezan a verse de manera alarmante vidrios rotos.
Las propias instalaciones son un misterio para los vecinos. Proceden de los presupuestos participativos de 2018 y se sitúan en unas parcelas reservadas para uso deportivo donde hace años se negoció la fallida apertura de un club de tenis. «No sabemos si son provisionales, pero el caso es que está todo a medio hacer», precisaron los residentes.
En efecto, alrededor de las pistas hay montones de tierra, escombros y bloques de hormigón. Los vecino incluso dudan de la seguridad de las instalaciones. «El otro día vino una ambulancia para atender a un joven que se había accidentado», aseguran.
La concejala del grupo popular Marta Torrado criticó que antes un gran descampado, «pero la actuación municipal deja mucho que desear porque lo que debía ser ese parque o instalación deportiva para los vecinos de esta zona, sólo han hecho rampas y colocado canastas. Faltan elementos tan básicos como farolas, fuentes o papeleras», dijo.
En efecto, esa precariedad es lo que los vecinos sostienen que está acelerando la degradación de las pistas. Esta semana sin ir más lejos, una moto eléctrica de alquiler estaba tirada junto a la pista de bicicletas BMX. «No me extrañaría que hayan hecho salto con ella», aseguró un residente de una finca cercana.
El problema viene más por la noche, cuando la falta de alumbrado favorece que la zona se convierta en propicia para el botellón. «Un coche con las puertas abiertas y la música a todo volumen puede despertar a media vecindario», se quejan.
Una parte de la instalación está dedicada a la pilota valenciana, en concreto la más cercana al muro del colegio Jesuitas. «Por lo que nos ha llegado le estuvieron dando vueltas a los usos hasta que decidieron el pabellón deportivo del nuevo Mestalla», opinan en el barrio.
«En resumen es una gran decepción lo que está generando la instalación. Es lamentable ver lo mal que gestionan los fondos públicos pagados por la ciudadanía. Ya era conocido por todos que la idea era hacer una instalación de bajo coste. Pero una cosa es eso y otra que no cuentan con una sola papelera», ironizaron.
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