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El nuevo carril bici de la calle Alicante ya se ha convertido en una ratonera para los conductores y en una prueba de fuego para los servicios de emergencia.
El pasado sábado, un ambulancia acudió a prestar un servicio a la calle Alicante y tuvo que estacionar en plena calzada ante la imposibilidad de encontrar un hueco en otra parte. El vehículo bloqueó la calle durante más de un cuarto de hora y los conductores del resto de vehículos tuvieron que escapar de la ratonera por una salida en dirección prohibida, con el consiguiente riesgo para los conductores que venían en el sentido correcto de la marcha.
La situación llegó a ser tan kafkiana que uno de los gorrillas que habitualmente se ganan unos euros al día en la zona tuvo que ejercer de policía local improvisado y dirigir el tráfico para desatascar la situación.
Tras las obras del carril bici, la calle Alicante se ha quedado con un solo carril para vehículos, por lo que una situación de emergencia como la vivida el pasado sábado convierte la vía en un callejón sin salida.
Además, la ambulancia no puede arrimarse al lado de la acera para estacionar y dejar hueco al resto de vehículos debido a los bloques de hormigón que delimitan el carril bici. Una de las peticiones de los servicios de emergencia al Ayuntamiento es que se retiren esos bloques, para al menos poder estacionar.
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