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La alcaldesa de Valencia, María José Catalá, junto al portavoz vecinal de Amics de la Malva, Pau Díaz. LP

De Orriols a la Malvarrosa: Catalá no evita los barrios conflictivos de Valencia

La alcaldesa da el pistoletazo de salida a las obras de remodelación de la plaza de las Casitas Rosa en la Malvarrosa, una visita que se suma a las que ya cursó en Orriols y Fuensanta

Lola Soriano Pons

Valencia

Miércoles, 24 de enero 2024, 01:29

En noviembre visitó el barrio de la Fuensanta, en diciembre y a mediados de enero estuvo del lado de los vecinos de Orriols. Primero para ser testigo de los lazos de unión creados con vecinos del barrio de once nacionalidades y después para mostrar su ... apoyo a los residentes tras unos actos vandálicos de quema de contenedores, coches y fachadas de edificios. Y hoy tocaba 'patear' el barrio de la Malvarrosa.

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Y es que, como ya avanzó la alcaldesa hace unos meses, quería dar protagonismo a los barrios porque consideraba importante que el Ayuntamiento esté en todos ellos para conocer de primera mano sus necesidades antes de planificar actuaciones.

Catalá no ha dudado en 'bajarse' de los tacones y ponerse zapato plano para desplazarse a los barrios más conflictivos de la ciudad, donde se necesitan muchas actuaciones coordinadas, tanto sociales, como sanitarias, de limpieza, de urbanismo como de control de plagas.

En el caso de la Malvarrosa, primero Catalá y los ediles de Urbanismo, Juan Giner; de Policía Local, Jesús Carbonell, y de Hacienda y Participación, María José Ferrer San Segundo, han mantenido una reunión interconcejalías con los representantes vecinales de Amics de la Malva en un centro de juventud para darles a conocer las obras que habían comenzado en la plaza 7 de Octubre, junto a las Casitas Rosa, uno de los puntos más degradados del barrio y donde se concentran los problemas de la droga y delincuencia.

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Esta plaza, cabe recordar, se creó hace décadas, en los años 90, tras derribar un polémico bloque del entorno y ahora llevaba años convertida en foco de degradación, siempre llena de escombros y de personas drogodependientes y suciedad, a pesar del constante trabajo de los barrenderos.

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Esta es una de las primera medidas que lleva a cabo el gobierno de María José Catalá tras comprometerse a cambiar la imagen del barrio. Inicialmente se está derribando la zona ajardinada central, que tenía un espacio elevado, para evitar que sirva de refugio a las personas con drogodependencia que se quedaban en la zona a la espera de conseguir una dosis. También están cortando los árboles plataneros y dejarán sólo las palmeras.

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300.000 euros y cuatro meses de obras

La actuación se ha presupuestado en 300.000 euros y tiene un plazo de ejecución de cuatro meses. Por lo tanto, se prevé que la reforma esté terminada en mayo. Además de eliminar la parte central elevada, también se han eliminado los bolardos para que sea una zona de tránsito.

Como ha detallado la alcaldesa, «era una plaza muy cerrada y los vecinos nos habían reivindicarla abrirla. Además, la Policía Local de Valencia nos había transmitido que si se permitía el paso de tráfico y se cambiaba la iluminación, supondría un cambio importante». Han decidido seguir las indicaciones de la Policía Local ya que al abrir la zona, se evita un punto de concentración de consumo de droga y se permite una actuación más ágil de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado.

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Desde el gobierno de Catalá han recordado que la plaza 7 de Octubre, junto a las Casitas Rosa, ha sufrido innumerables actos de vandalismo como «losas de piedra natural extraídas, pavimento en mal estado, pozos de registro a los que se le ha retirado la tapa y suponen un riesgo; y la vegetación que ha crecido entre los pavimentos».

Para evitar estos problemas se va a demoler la estructura central de la plaza; se han retirado los bolardos, se harán reparaciones de aceras y se arreglará la red de saneamiento.

En esta misma visita, Catalá ha informado a los vecinos que se acuerda crear una comisión con la participación de vecinos para hacer una intervención social en el barrio.

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Invertirán 1,6 millones en Malvarrosa

La alcaldesa ha afirmado que es «la primera intervención en décadas en las Casitas Rosa» y ha anunciado que en sólo seis meses vamos a movilizar 1,6 millones de euros para invertir en varios puntos del barrio de la Malvarrosa«.

Ha indicado que esta primera intervención en la plaza 7 de Octubre es «muy simbólica', pero van a llegar otros proyectos, ya que hace unas semanas se ha completado el trámite »para que el suelo de la futura biblioteca sea municipal«.

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Por eso, ha explicado que en el segundo semestre de este año se licitará el proyecto de la biblioteca y luego vendrá la licitación de la obra «para que haya centro cultural y biblioteca».

Otra de las obras que se harán en el barrio es la reforma de la avenida Malvarrosa, con un proyecto que comenzó a tramitar el anterior gobierno y que incluye la renovación de alcantarillado y de la red de agua potable.

Eso sí, Catalá, ha matizado que hay algunos aspectos del proyecto del anterior gobierno que les genera dudas, porque plantearon eliminar el estacionamiento en esta avenida, y «como nos genera dudas la eliminación de aparcamientos, porque es una zona que ya está tensionada, vamos a reunirnos con los vecinos en Tabacalera para ver qué se puede modificar del proyecto y que sea lo más consensuado posible».

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Y entre el dinero que forma parte de esta inversión ha citado los 214.000 euros que se han destinado para arreglar el pabellón deportivo de la Malvarrosa.

Plan de intervención social

Tal como ha anunciado Catalá a los vecinos, «vamos a dar prioridad al plan de intervención social. Vamos a analizar quién vive en las Casitas Rosa, cómo vive y ver las distintas situaciones familiares y , en base a eso, veremos cómo actuar en los distintos bloques de viviendas».

Es decir, que van a estudiar si los moradores tienen la vivienda en propiedad o alquiler, o ver si hay caso de okupaciones. Se verá la situación bloque por bloque y vivienda por vivienda.

Catalá ha apuntado que la idea es «tener el equipo de trabajadores sociales antes de verano para poder trabajar en la zona con trabajadores sociales». Y ha explicado que una vez se tenga el análisis social, «la intervención urbanística irá de la mano».

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En materia de seguridad, la alcaldesa ha informado que hay «tres policías de barrio en la Malvarrosa de forma permanente. Hay un policía por turno y, a demás, hemos puesto una patrulla específica de control de drogas y estupefacientes».

El anuncio de estas actuaciones se realiza después de que el pasado 29 de noviembre la alcaldesa de Valencia, María José Catalá, se desplazara a la Malvarrosa para conocer en primera persona y, en voz de los representantes vecinales de Amics de la Malva, los problemas que sufren los residentes, tanto por la venta de droga, como por la delincuencia y por la falta de inversión urbanística, cultural y social.

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En aquella visita de hace dos meses, Catalá ya dijo que su objetivo era trabajar de la mano de la asociación para buscar soluciones a los problemas de las Casitas Rosa y el entorno y para empezar a realizar actuaciones urbanísticas en el entorno.

Tampoco hay que olvidar que esa visita a este barrio del Marítimo se produjo después de que en los últimos meses los vecinos salieran a la calle en dos manifestaciones, incluso con una concentración en la plaza de Manises, donde ahora celebra los plenos el Ayuntamiento de Valencia, para dar a conocer el sufrimiento de los residentes y los problemas que tienen en el día a día.

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Cabe destacar que los residentes desde hace tiempo vienen diciendo que llevan décadas abandonados, donde el foco de droga, okupación e infravivienda en las Casitas Rosa se ha enquistado, y los vecinos siempre han salido a la calle con el lema que recuerda: «Gobierne quien gobierne, la Malva se defiende».

Ahora, la propuesta anunciada este martes por Catalá, abre el camino al inicio de la reversión de la situación del barrio.

Diálogo vecinal y movilizaciones

Por su parte, desde la entidad vecinal Amics de la Malva, su portavoz, Pau Díaz, ha comentado que tienen «una primera conclusión positiva, pero también expectativas porque llevamos muchos años esperando intervenciones».

Consideran la reforma de la plaza 7 de Octubre, «como un primero paso. En la década de los 90 tuvieron que derribar un bloque porque estaba lleno de traficantes, las casas se comunicaban entre sí y se ve que subían hasta burros a las fincas».

Acto seguido Díaz ha añadido que ahora, «30 años después, hemos tenido que volver a salir a la calle cada tres semanas, desde octubre hasta ahora, con manifestaciones en el barrio, concentraciones en la plaza del Ayuntamiento y ante el pleno que se celebra en la plaza de Manises».

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El portavoz vecinal espera que esta remodelación de la plaza sea un punto de partida, «pero hace falta un plan integral en el que se impliquen las administraciones autonómica, central y local y donde, además, nos den voz y participación a los vecinos».

Díaz ha opinado que este plan debe abordar cuestiones sociales, educativas, de salud pública, droga, urbanismo «y para que tenga éxito tienen que participar los vecinos porque tenemos derecho a decidir sobre el futuro de nuestro barrio».

Los vecinos afirman que es urgente intervenir en las Casitas Rosa, «porque la droga ha contribuido a degradar el barrio, pero también es preciso actuar para convertir solares en plazas dignas, en la creación de la biblioteca, porque somos el único barrio que no tiene».

Díaz ha explicado que en los 90 hubo derribos de un bloque y actuaciones «fruto de las manifestaciones del momento, pero 30 años después, se ha visto que fue insuficiente».

Ha recordado que hace unos meses prometieron «un otoño caliente, con protestas, y fruto de eso, ahora llegan de nuevo las primeras medidas».

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Y acto seguido ha añadido: «No vamos a parar de hacer acciones mensuales. Combinaremos el diálogo con las manifestaciones para expresar en la calle que estamos hartos de la degradación del barrio».

Por tanto, por un lado piden tener participación en el plan integral del barrio y, por otro, adelanta que seguirán adelante con las acciones de protesta para asegurarse que las administraciones se preocupan por la Malvarrosa.

Catalá, al lado de los vecinos de Orriols

En el caso del barrio de Orriols, no hay que olvidar que Catalá lo visitó el 21 de diciembre, para ver el trabajo que estaba realizando la fundación Altius, que ha creado un libro blanco y ha unido lazos entre 12 familias de 11 nacionalidades para mejorar la convivencia en la zona.

En esta visita ya dijo la siguiente frase: «Orriols es uno de mis proyectos personales más importantes» para 2024 y detalló que ya habían dado los primeros pasos para mejorar la limpieza del barrio, el incremento de la seguridad y añadió que estaban trabajando en proyectos de reurbanización, en nuevos espacios verdes y en la redacción de proyectos de remodelación de jardines y parques del barrio.

Además, anunció que iban a poner en marcha un programa de orientación laboral, de nombre 'Alça Orriols' con itinerarios de acompañamiento personal a personas desempleadas.

También se personó en Orriols tras la quema de contenedores, coches y motos e incluso de bajos comerciales y la fachada de una finca, un acto vandálico que calificó de intolerable. Ya entonces quiso estar del lado de los vecinos e incluso afirmó que nadie va a echar de su barrio a los vecinos de Orriols. Y es que se consideró que el acto vandálico podía ser un reto por parte de los que no quieren que se aumente la seguridad y la vigilancia en este barrio.

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Acciones en Fuensanta

Antes, el 17 de noviembre, también visitó un barrio que ha tenido constantes conflictos, como es el caso de la Fuensanta. Acompañada por la entidad vecinal de la zona acudió para informar a los residentes de que no iban a sacar el centro sanitario del barrio, como pretendía el gobierno anterior.

Afirmó que buscarían un local alternativo, pero dentro del barrio, ya que consideró que hay mucha gente mayor en el barrio que no podía desplazarse y, junto con el subdirector general de Atención Asistencial Integral de la Conselleria de Sanidad, Enrique Soler, se comprometieron a invertir unos 200.000 euros en la adecuación del nuevo local.

En este recorrido por la Fuensanta también explicó que ya habían invertido 150.000 euros para renovar el alumbrado del barrio, en concreto un centenar de báculos, tal como pedían los vecinos, en puntos como la calle Rey Saud, Habana, Alfonso el Beningno, Historiador Sucias, Esteban Pernet y Escultor Salzillo.

También en esta visita se explicó que se habían podado parte de los árboles del barrio y que se completaría la campaña y que se estaban haciendo controles continuos de plagas, después de que durante en anterior gobierno, los vecinos denunciaran que el barrio estaba plagado de roedores.

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En esta visita a la Fuensanta, Catalá también repitió la idea de que era importante que el Ayuntamiento esté en todos los barrios de la ciudad y los conozca de primera mano y añadió que ese era su compromiso.

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