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MARC ESCRIBANO
Valencia
Sábado, 24 de diciembre 2022, 00:33
La Navidad es una temporada de festividades y de gratitud, donde las personas sacan su lado más bondadoso y solidario. Sergi Peris es una de esas personas que aporta su granito de arena para ayudar a los que más lo necesitan de una forma totalmente desinteresada.
Él es el organizador de una cena solidaria completamente altruista en la que los comensales son los más de cien alumnos del Colegio Imperial de San Vicente Ferrer, que es el orfanato más antiguo del mundo y que se encuentra en el municipio valenciano de San Antonio de Benagéber. Este evento plagado de espíritu navideño ha cumplido este año su quinta edición y ha vuelto a celebrarse tras superar los duros años de la pandemia.
«Soy cocinero y trabajo en un restaurante aquí en Valencia. Yo siempre he sido de esas personas que cuando te paran por la calle para pedirte ayuda de alguna ONG para echarle una mano a gente necesitada pues dona o da dinero, me ha salido siempre así y no lo voy a cambiar. Y ahora que, más o menos me ha ido bien, pues un año se me ocurrió esta iniciativa para dar a la gente y quise ayudar a niños huérfanos dándoles una buena cena por Navidad», cuenta Sergi Peris, que cocina para más de cien niños y adolescentes de entre cuatro y dieciséis años de edad.
«Busqué en Internet y encontré este colegio que además resulta ser el colegio de huérfanos más antiguo del mundo, ya que se fundó en el año 1410, por lo que tiene casi seiscientos años de historia y eso me llamó la atención. Me puse en contacto con ellos y cuando les presenté la idea su respuesta fue buena y el desarrollo fue rápido y fluido. Este va a ser el quinto año que realizamos esta cena en la que cocino, junto con la ayuda de un par de amigos, para unas 170 personas, entre niños, profesores, monitores y demás», añade.
Pese al parón forzado por la pandemia, los alumnos de San Vicente Ferrer esperaron con ganas a la noche del jueves 21 donde recibieron la conocida como 'la cena del pobre', una tradición valenciana para evitar la mala suerte en el año venidero, y que suele celebrarse en la víspera del sorteo de la Lotería de Navidad para intentar que sea la última cena antes de convertirse en millonario tras ser agraciado con el Gordo del sorteo de Navidad.
Una cena muy especial que se une con las celebraciones navideñas y que llena el comedor del centro con decoraciones e iluminaciones festivas propias de estas fechas tan destacadas. Los villancicos acompañan a la velada en la que los alumnos disfrutan de un menú diferente al habitual, un gesto simple pero efectivo para dibujarles una gran sonrisa de oreja a oreja en unos tiempos no muy buenos para algunos.
El menú de la noche contó con una gran hamburguesa completa con patatas como plato principal para los niños, con un picoteo previo y diversos refrescos para beber. Los niños agradecieron al cocinero su iniciativa con un fuerte aplauso que emocionó a todos los presentes en el comedor. «Quiero seguir haciéndolo todos los años si puede ser, porque el trato con el colegio es magnífico, están muy agradecidos y los niños no hay más que verlos, están todos muy contentos. No hay año que no salga llorando de la emoción. Queremos con este evento hacer ver a la sociedad que existen sitios así que están ahí para quien lo necesite», afirmaba Peris mientras trabajaba en la cocina.
«Yo creo que mucha gente ni sabe que en España hay niños huérfanos, como que es algo que sólo pasa fuera en otros países, pero es que también pasa aquí, porque en España también existe la pobreza infantil, por mucho primer mundo que seamos», señala el organizador.
Y es que el Colegio Imperial de Niños Huérfanos San Vicente Ferrer es una institución de carácter benéfico-docente, situada en San Isidro de Benagéber, carente de fin lucrativo que tiene como fines dar albergue, alimentación, educación y formación moral, religiosa y social lo más completa posible, siguiendo la doctrina católica, a niños de ambos sexos, necesitados y que sean huérfanos, se encuentren en una situación familiar semejante a la orfandad, o de carácter monoparental con escasos recursos económicos, un sector de la población de toda la Comunitat Valenciana que no llega a ser comprendido, en muchas ocasiones, en la cobertura de recursos de las administraciones públicas, tanto locales como autonómicas, en materia de bienestar social y educativo. Este histórico centro valenciano ya acogió durante los meses de la guerra de Ucrania a niños ucranianos refugiados, una muestra de su carácter colaborativo en iniciativas sociales que buscan un mejor futuro para los más jóvenes.
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