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El Ayuntamiento quiere acabar con el botellón. No lo conseguirá, por supuesto, porque el botellón es como la energía: ni se crea ni se destruye, ... sólo se traslada. Pero la intención está ahí. El esfuerzo, también. Entre enero y mayo la Policía Local ha actuado en 756 ocasiones en toda la ciudad. Eso son 35 intervenciones a la semana para reducir el botellón, concentradas, sobre todo, en los fines de semana. La nueva unidad creada por el PP, la USAP, está encargada, entre otras cosas, del control del botellón en la vía pública por las noches. Y parece que surte efecto, dado que las quejas se han reducido en zonas 'calientes' como Honduras.
Aunque la llegada del buen tiempo traerá, como todos los años, un repunte de los botellones, sobre todo en la zona marítima, lo cierto es que llegamos al verano con el fenómeno más controlado. Según indican fuentes policiales, el problema se ha erradicado casi en su totalidad en determinados enclaves, aunque en otros continúa vivo. Es el caso de los alrededores de las calles Polo y Peyrolón y Bélgica, en Mestalla (en los barrios que comprende la Junta Municipal de Tránsitos, por cierto, se dan el 15% de las actuaciones), o del entorno de una conocida discoteca en la playa del Cabanyal. En Honduras ahora baja la intensidad porque con la llegada del verano los estudiantes universitarios se van y los locales que llenan, de forma legal, las calles de terrazas ven reducida la afluencia de clientes, pero el problema, como decíamos antes, se transporta. Pese a la persecución policial. Los mandos reconocen, en conversaciones en privado, que el botellón no se puede erradicar: sólo se aleja.
En esto tiene mucho que decir la USAP, porque si bien no se dedica en exclusiva a combatir las reuniones ilegales para beber en la calle, sí que forma parte de los servicios que tiene que atender. La unidad no responde servicios que entran por sala: trabaja con un planeamiento cada noche de tal manera que no tiene que preocuparse por sucesos imprevistos. Los turnos nocturnos incluyen visitas a zonas 'calientes' como Honduras y el Cedro, sí, pero también la Malvarrosa, el entorno de la estación Joaquín Sorolla o los alrededores de una conocida discoteca en la Creu Coberta.
En ese local, por cierto, se han hecho 14 inspecciones desde verano de 2023. En algunas ha habido que solucionar pequeños defectos pero la mayoría se han resuelto de forma favorable. La presencia policial en la zona es constante, tanto de la Policía Local como de la Nacional y sobre todo en las horas de salida de la discoteca, a primera hora de la mañana, para reducir las molestias que los vecinos llevan años denunciando y que, además, han llegado a incluir peleas y agresiones más graves que han requerido intervenciones policiales de envergadura.
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