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Llueve sobre mojado, aunque cada vez con más insistencia en el antiguo circuito de Fórmula 1 a su paso por el barrio del Grao. La profusión de chabolas ha disparado las alarmas vecinales, que reclaman al Ayuntamiento una solución que pase por la apertura de toda la zona ahora vallada y mejoras en la limpieza de los solares.
Están concentrados en la parte central de la antigua pista, comenta Jesús Vicente, presidente de la asociación de vecinos. «También en un rincón el solar donde montan la feria de atracciones», dice en referencia a la parcela de Adif más próxima a las viviendas del barrio.
Los indigentes levantan las chabolas con materiales del propio circuito. Los palés y las verjas metálicas pueden verse en varios lugares, con estructuras estables. «Están desde hace años, aunque ahora hay más», señala el dirigente vecinal. Otro residente comentó que «no es de recibo que esto pase en un lugar donde quieren construir tantas viviendas de lujo, que comiencen por resolver esto».
La portavoz de València en Comú, María Oliver, estuvo recientemente en la zona en una visita para mostrar su propuesta del nuevo sector urbanístico. «Todo eso está muy bien, pero el Ayuntamiento que resuelva antes el tema de las chabolas», consideró otro de los vecinos.
La empresa municipal Aumsa ha recibido ya el planeamiento urbanístico para construir unas 2.500 viviendas, así como ajardinar el tramo del viejo cauce que llega hasta la desembocadura. Todavía no ha pasado por el consejo, entre otras razones para rehacer algunos elementos, como la anchura del jardín del Turia, que finalmente se quedará en 150 metros al eliminar parte de la calzada de la prolongación del paseo de la Alameda. La primera propuesta generó una serie de discrepancias en el gobierno municipal, como la construcción de un puente y una pasarela provisionales hasta que llegue el soterramiento de las vías de Serrería, sin plazos.
El problema de la permanencia de las chabolas, consideró Vicente, es que también atraen actos de vandalismo. «Hay gente que se mete y pega fuego a todo lo que ve, también rompe cristales. Al final, es un peligro», consideró. Al margen de estas viviendas precarias, en los recovecos del circuito viven al menos dos personas desde hace meses. «No suponen ningún peligro, al contrario, nos suelen acompañar cuando paseamos a los perros», destacó.
La asociación vecinal enviará de nuevo un escrito al Consistorio para pedir una mejor limpieza de las calles. «Es increíble que se mantenga todo el fin de semana la suciedad por el botellón», comentó sobre las zona más sucias. Del antiguo circuito añadió que «tampoco sabemos cuándo empezarán las obras de urbanización detrás de las naves. Esto es una tomadura de pelo». Además de las viviendas citadas, también se levantarán otros 450 pisos en las inmediaciones de Juan Verdeguer, donde el Consistorio ya ha aprobado todo el planeamiento.
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