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Lola Soriano
Domingo, 25 de diciembre 2022, 23:36
En unas fechas tan familiares como estas no todo el mundo puede permitirse el lujo de comer manjares. Los que nada tienen, las personas sin hogar de Valencia, viven otra realidad, basada en la supervivencia. Por eso es muy de agradecer que haya gente que deje por unas horas el calor de hogar para compartir una jornada tan especial como la de Nochebuena con las personas que viven en la calle.
Precisamente eso es lo que hizo un grupo de voluntarios, integrado en la asociación Apostolado de la Divina Misericordia de Valencia, entidad que preside el párroco Pedro Miret Giner.Ataviados con un gorro de Papá Noel, con un repertorio de villancicos y con grandes dosis de abrazos devolvieron la sonrisa a las personas que habitan en distintos asentamientos de Valencia, a los que prepararon un menú especial y calentito.
El recorrido comenzó a las 20.30 horas y se desplazaron a varios puntos en una velada que terminó a las 2 de la madrugada. «Como hay personas que por sus creencias no pueden comer carne, encargamos un menú compuesto por lasaña vegetal, empanada de atún, pan y tiramisú», explicó el párroco Pedro Miret.
Repartieron hasta 80 raciones con estos ingredientes. Y a esta cifra hay que sumar 30 raciones «de redondos de carne que preparó una compañera voluntaria, que tuvo una época en la que tuvo que vivir en la calle y que ha podido superarlo y ahora regenta una carnicería. Esto demuestra que sí se puede salir de esta situación», explicó José Requena, un voluntario de 36 años, que indicó que viene participando en este programa desde 2015.
Relató que se ha ido uniendo gente «más joven, de 14 y 15 años que se están preparando para la Confirmación. Tenemos hasta Erasmus de Marruecos, Irlanda o la India porque ayudar a los demás no tiene religión».
La primera parada para el reparto fue una zona de Campanar próxima a Nuevo Centro. «Les explicamos que la Nochebuena tiene un sentido muy especial por el Nacimiento de Nuestro Señor».La segunda parada ya fue cerca del Parque Central, en Pérez Galdós. «Encontramos a hombres y también mujeres, con el riesgo extra que tienen que afrontar.
Incluso estuvimos hablando con una persona de 65 años, que padece un tumor cerebral y que lo tiene que afrontar desde la soledad», indicó Pedro Miret. El párroco relató que es importante «ver la pobreza de la Valencia de noche. Se ven situaciones dolorosas. No sólo de pobreza, también de falta de afecto».
Si en Campanar dieron ánimo a 40 personas, en este segundo punto, sumaron quince más. «Les dimos la comida todavía calentita y se sentaron en un banco a comérsela», añadió Miret. La respuesta inmediata fue fundirse en un abrazo.El tercer punto de encuentro fue en la Cruz Cubierta, donde hay asentamientos de rumanos y españoles. Había familias enteras, unas 30 personas, y todos compartieron un rato cantando villancicos en diferentes idiomas pero con una misma ilusión.
La cuarta parada fue en una antigua fábrica de Benimaclet, donde ya han fallecido tres migrantes. Los moradores son africanos y agradecieron enormemente el menú de Nochebuena. En este espacio conviven unas treinta personas y siguen pendientes de nuevas reuniones con las administraciones para ver si es factible conseguirles pisos en alquiler para poder dejar esta nave que está en mal estado.
Cabe recordar que el Ayuntamiento de Valencia les ofreció la alternativa de ir a un albergue sin limitaciones horarias, pero no fue aceptado y lo que quieren es que les ayuden a encontrar casas en alquiler, ya que no les resulta fácil que les arrenden pisos. La última visita fue en Mestalla, en los soportales del Valencia CF, «donde empezaron a ser diez personas y ya hay medio centenar, entre hombres y mujeres, tanto rumanos, búlgaros como marroquíes», añadió Miret.
La ruta de Nochebuena fue muy sentida, pero no es la única. Todos los miércoles visitan estos espacios para repartir mascarillas, mantas, arroz y latas y el 6 de enero recibirán la visita de familias al completo para recibir a los Reyes Magos en la parroquia de San Francisco de Borja en Valencia (Cuba 53) donde los niños recibirán unos regalos.
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