Cien horas seguidas vendiendo flores en Valencia

Ese es el dato que ofrece Miguel Ángel Garrido Soriano, cuarta generación de una familia dedicada a la venta de ramos de flores, una tradición que estos días cobra más importancia que nunca por el sentimiento de honrar a los difuntos. "Otros años hemos estado dos días seguidos, pero esta es la primera vez que lo hacemos así. Queremos que siempre haya una luz encendida en la plaza del Ayuntamiento para todo el que quiera venir".

Los precios, asegura, están contenidos porque han asumido el efecto de la inflación, es decir, la subida de costes de los proveedores. "El 90% de la flor que vendemos es de Valencia", afirma, para destacar que harán turnos rotatorios con el fin de aguantar una jornada tan prolongada, prácticamente de récord.

Garrido se acuerda de sus predecesores, empezando por la bisabuela Teresa Monzó, fundadora de la dinastía, además de su abuela y su madre Lola, que le ha dado el testigo. El comercio formó parte con toda seguridad de uno de los locales de la desaparecida Tortada de Goerlich, mientras que ahora están a la espera de una nueva reforma de la plaza del Ayuntamiento.