La ciudad aún puede crecer. Por los costados. Las costuras. Esos 'no-lugares' donde aún hay espacio para más viviendas, sin contar la rehabilitación de edificios en el centro de la ciudad. Aún hay espacio en una Valencia que vio cómo algunas de las zonas donde se preveía la construcción de nuevos barrios se quedaban paralizadas 'sine die' con el estallido de la burbuja inmobiliaria y que ahora, una década después, empiezan a desperezarse. Este es un viaje por esos planes de actuación integrada (PAI) abandonados que echarán a andar en próximos años y dotarán a Valencia de nuevos barrios.
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El recorrido empieza por el norte. El más polémico de todos es Benimaclet Este. Tanto que ha dividido incluso al tripartito municipal, con el PSPV claramente a favor de la edificabilidad prevista ( 1.345 viviendas en edificios de hasta 30 alturas) y València en Comú en contra y alineado con Horta és Futur, mientras que Compromís mantiene cierta equidistancia. Los vecinos, por su parte, también rechazan buena parte del plan. Paco Guardeño, portavoz de la asociación de vecinos, exige una reducción sustancial de la edificabilidad en los terrenos entre la calle Mistral, la avenida de Valladolid y la ronda norte, así como «un estudio cuidadoso de las necesidades del nuevo barrio para que el espacio central proyectado incluya lo que necesiten los vecinos». La entidad, además, solicita que se elimine la rotonda al final del Camí Farinós y que se reduzcan los viales rodados proyectados. Además, los residentes creen que tendrían que reducirse las plazas de aparcamiento a las mínimas autorizadas, poco más de 700, cuando el plan prevé habilitar 908.
De norte a sur el recorrido por la ciudad que aún puede crecer pasa de largo por la huerta de Vera, protegida, o por el Cabanyal, donde la ampliación de la avenida Blasco Ibáñez y la construcción de nuevos edificios son ya papel mojado. El plan especial del barrio sí que prevé cierta edificabilidad, pero se ha encontrado con una fuerte resistencia vecinal y de distintas asociaciones como Horta és Futur o Acció Ecologista Agró. Los pasos llevan, indefectiblemente, más al sur: a Nazaret, el 'barrio marinero pobre', como ellos mismos se han denominado durante décadas.
Eso podría estar a punto de cambiar. El PAI de Moreras, situado al oeste de Nazaret y muy cerca de la Ciudad de las Artes, está empezando a ver actividad de constructoras en las últimas fechas. Julio Moltó, presidente de la Asociación de Vecinos de Nazaret, explica que buena parte de los problemas que tiene el barrio en lo referente a falta de zonas verdes o de dotaciones educativas se solucionarán cuando se levante el Parque de Desembocadura, que incluirá también la ciudad deportiva del Levante UD, pero tiene ciertas reivindicaciones claras para el PAI de Moreras. «Hay que terminar la L10 en la fecha prevista y limpiar el cauce o ampliar el colector norte», comenta. Moltó, además, solicita que se construyan más viviendas de protección oficial y un itinerario verde peatonal y ciclista por el cauce que permita «unir el jardín del Turia con el de Moreras, ya construido». Moltó también solicita, cuanto antes, que se entierren las vías del tren.
Este aspecto, el soterramiento de la playa de vías de la estación del Norte, también afecta a Malilla, que mira con esperanza la unión con Ruzafa a través del bulevar Federico García Lorca y el Parque Central. En ese barrio, precisamente, se está levantando una nueva zona urbana. Bueno, en realidad no es en Malilla sino donde el barrio pierde su nombre y se fusiona con la huerta que queda entre la ciudad y la V-30. Concretamente, a espaldas de La Fe. Este nuevo entramado de viviendas ocupará 232.000 metros cuadrados de edificabilidad residencial, de los cuales 130.000 serán utilizados para construir nueve promociones (cuatro de VPP con 544 viviendas y cinco libre). La promotora AQ Acentor, que pertenece al gestor de fondos de inversión alemán Aquila Capital, desarrollará 1.300 viviendas y 75.000 metros cuadrados de uso terciario en la zona. Las obras ya están en marcha. «Nosotros les deseamos que no tengan los mismos problemas de falta de servicios públicos que tenemos nosotros», dice Alfonso Cortés, presidente de la Asociación de Vecinos de Malilla. «Sería una buena señal que no necesitara una asociación de vecinos», desliza, no sin ironía. Su entidad pelea, desde hace años, por un nuevo centro de salud, cuya autorización se tramita estas fechas en la conselleria de Sanidad.
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El recorrido por la Valencia que ha de venir termina en Patraix, unos kilómetros al noroeste del nuevo barrio de Malilla junto a La Fe. El entorno del cementerio o de calles como Campos Crespo o José Roca Coll son PAI abandonados que únicamente ahora están empezando a levantar cabeza con varias promociones en el extremo más occidental de la zona en dirección a Archiduque Carlos. Toni Pla es el presidente de la Asociación de Vecinos de Patraix y alerta de que las dotaciones están «muy al límite». «Hay que integrar el Patraix viejo en ese nuevo barrio que supondrá un gran aporte de personas. Vendrá gente que otros lugares», indica Pla, que es también vicepresidente de la Federación de Asociaciones de Vecinos de Valencia. «Estaremos encima de que se dote a este barrio consolidado pero también estaremos expectantes del planteamiento de Nuevo Patraix. Están apareciendo construcciones de viviendas que se ocuparán en año o año y pico pero también han de aparecer grúas para construir dotaciones públicas para esa nueva población», comenta Pla, que señala que si son unas 3.000 nuevas viviendas, «eso implica entre nueve y diez mil nuevos vecinos».
Sus reivindicaciones están claras: «Nos faltan zonas deportivas al aire libre, equipaciones a nivel cultural, tenemos que ver lo del centro de salud porque hay uno auxiliar pero hay una gran cantidad de población. Hay zonas verdes pero son pequeñas medianeras o zonas ajardinadas. Este PAI sí tiene un apartado importante de zona verde junto al cementerio pero no sabemos qué va a ser de él». Pla, además, indica que en el solar entre Pintor Agrassot y Gaspar Aguilar podría hacerse «una zona deportiva que está proyectada». Pero alerta de que el casco histórico del barrio también necesita atención: «Hay muchos solares por concluir. Nos dan problemas: suciedad, ratas, asentamientos...».
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Como en la época de grandes eventos, pero ahora con nuevos proyectos, varios barrios de Valencia esperan la construcción de estadios, parques o infraestructuras de transporte para crecer en torno a ellos. Es el caso de Benicalap, que lleva años aguardando a que el esqueleto del nuevo Mestalla se convierta en el estadio del club, o del entorno de la avenida de Suecia, que ve con esperanza la venta de las parcelas del viejo estadio pues en su lugar se levantará un barrio entero nuevo. El proyecto del Arena tras La Fonteta también supondrá un impulso importante a Quatre Carreres y al barrio de La Plata, con muchos metros por urbanizar detrás del pabellón municipal y alrededor de la Ciudad del Rugby.
Pero no sólo en torno a estadios o pabellones crecerá la ciudad. La construcción del parque de desembocadura en Nazaret (y de la ciudad deportiva del Levante UD) es esperada como agua de mayo por los vecinos del barrio, que creen que la zona marinera revivirá tras décadas de decadencia después de la construcción del puerto y la pérdida de la playa, mientras que Ruzafa y Malilla confían en que la construcción del túnel pasante y de la totalidad del Parque Central permita unir ambos barrios.
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