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F. RICÓS
Domingo, 12 de septiembre 2021, 23:46
El sol prácticamente acababa de desperezarse. El final de la cola lamía el velódromo Luis Puig por un lado, mientras por el otro, el tranvía dejaba sobre la acera oleadas de jóvenes. y no tan jñovenes Todos buscaban el mismo destino. Nadie quería ser el último en entrar a Feria Valencia. Les esperaba la primera prueba de unas oposiciones a Correos que se celebraron ayer al unísono en toda España.
Nada menos que 18.000 candidatos (150.000 en toda España para 3.381 puestos) acudieron a los tres centros de la Comunitat Valenciana donde se efectuaba las primera de las pruebas para acceder a 473 plazas como personal laboral indefinido: 178 para Alicante, 63 para Castellón y 232 en Valencia. De todas esas plazas 278 son de reparto, 107 para atención al cliente y 88 para clasificación.
«Bloque 1, la fila de la izquierda. Bloque dos, a su lado. Bloque tres, en medio y bloque 4, a la derecha», afirmaba altavoz en mano un guardia de seguridad que ejercía de distribuidor de los examinandos. «La declaración jurada y el DNI, en la mano», intercalaba.
Jenny y Carmen acudían juntas al examen. La primera tiene 40 años y 37 la segunda. Jenny estudió para convertirse en técnico ortoprotésico y Carmen para técnico de farmacia. No están trabajando en lo suyo y han querido probar suerte. «Venimos aquí porque el trabajo de lo que estudiamos está mal y lo importante es trabajar, ganarte la vida», explicaba Jenny.
Un vigilante jurado advirtió a Carmen de que con la mascarilla de tela que lleva no podía entrar a hacer el examen. «Lo pone claramente en las instrucciones», aseguró. «Yo le dejo una, que llevo de repuesto», intervino su amiga.
Los exámenes se desarrollaron en Feria Valencia, en la Institución Ferial Alicantina y en el campus de Sant Vicent del Raspeig. «Nos presentamos a las plazas de reparto y de clasificación», aseguró ilusionada Carmen. Concurrían también empleados de Correos que quieren asegurarse la plaza
Mientras unos esperaban que abrieran las puertas, cientos de vehículos permanecían atascados tratando de acceder al recinto ferial valenciano. En la zonas de aparcamiento no cabían más coches y en el párking del velódromo Luis Puig, tampoco. Un par de calles más abajo, ya en Benimàmet, menos aún.
A las 8.30 horas se abrieron las puertas. Faltaba hora y media para que empezaran las primeras pruebas y una hora para que se cerrara el acceso. La entrada fue rápida y sobre las 9 de la mañana el movimiento de los que se presentaban a la oposición prácticamente cesó. Se inició la distribución en el interior. Entonces se hicieron más visibles los grupos de sindicalistas que, con chalecos llamativos anunciaban su pertenencia a CC.OO. y UGT. Los de Csif permanecían mucho mas discretos.
«Aquí ha entrado más gente de la que va a Mestalla», afirmó uno de los vigilantes.
No obstante, aún había tiempo de sobra para llegar a hacer el examen. Víctor y María fueron de los últimos en arribar, cuando ya no había colas y los sindicalistas departían entre ellos, especialmente los de Comisiones con los de UGT. Son pareja y se presentaban al examen «porque buscamos un trabajo que, más que el dinero, nos permita tener calidad de vida», defendió Víctor. «Eso es», ratificó María. Actualmente están trabajando, pero buscan algo seguro, rentable y que les permita disponer de tiempo libre. No obstante, confesaron que no habían estudiado mucho.
En el murete que hay en el lado izquierdo del Hotel Feria, en la calle que baja hacia Benimàmet, media docena de hombres de mediana edad charlaban, miraban el móvil o los edificios de Paterna que se levantan al otro lado del Distribuidor Sur. Todavía no hacía calor. El ambiente era agradablemente fresco. Jacinto es uno de esos hombres. Ha acompañado a su hija Amparo hasta Feria Valencia para a primera de las pruebas de la oposición de Correos. Proceden de Benifairó de la Valldigna. «No me da tiempo a ir a casa y volver antes de que acabe el examen. El viaje me cuesta una hora y ella en hora y media o cosa así habrá terminado», afirmó Jacinto. «Lo importante es que si no te presentas al examen no te meten en la bolsa de trabajo», aseguró. Faltaba media hora aún para que empezara la prueba. Las puertas de acceso se habían cerrado ya. No se admitía ya a nadie en el examen. «En un momento me bajaré a almorzar y a ver si hacen algún partido de fútbol para entretenerme hasta que salga mi hija», remató Jacinto.
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