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Lola Soriano
Valencia
Lunes, 21 de diciembre 2020, 01:25
Este año se plantea una Navidad rara, diferente, y eso se nota en la cesta de la compra. Los valencianos ya habían retrasando la preparación de los menús navideños por la incertidumbre de cuánta gente se podía reunir, pero tras comunicar el jueves el presidente de la Generalitat, Ximo Puig, las restricciones de comidas familiares con un máximo de seis personas y el adelanto del toque de queda a las 23 horas –salvo el día 24 y 31– las compras se han venido abajo. Es imposible que se junten familias enteras y eso se traduce en que los encargos de carnes, pescados y platos elaborados en los mercados estén cayendo en picado.
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Quizá este fin de semana se anime la cosa, pero de momento esa alegría no se nota. Maruja Rodrigo, de carnes Montoro-Rodrigo, parada del Mercado Central, detalla que «la gente viene, pregunta precios, pero de momento no compra». Pilar Vicent, vendedora del mercado del Cabanyal, explica que «hay personas que nos habían hecho encargos y, tras conocer las nuevas restricciones, están hasta anulando pedidos». Y añade que otros clientes «han venido para que les hagamos los rellenos más pequeños porque son menos gente. La gente nos dice que está mareada con tanto cambio».
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Francisco Dasí, de la carnicería Rosa Lloris, explica que «la gente todavía no se ha puesto en 'modo Navidad'. Otros años en estas fechas lo tienen todo decidido y, ahora, todavía se lo están pensando. Nos han entrado la mitad de encargos y eso que estamos trayendo grandes carnes, incluso de wagyu, de origen japonés que es muy codiciada». Dasí añade que están notando que la «gente joven, si no va finalmente a casa de sus padres, nos pide platos ya cocinados y nosotros estamos ya haciendo carnes de cochinillo, rellenos y paletillas que guisamos y envasamos, sólo lleva aceites y especias, y luego es calentar y listo».
En el mercado del Cabanyal, el dueño de la carnicería Rodrigo Martínez explica que «otros años a estas alturas tenía ya 300 pedidos y ahora sólo llevo 20. Cojo encargos hasta el día 21 o 22 espero que la gente no lo deje para última hora». Miguel Vicent, con una parada de pollos, indica que «además de que llegan pocos encargos, se llevan menos cantidad porque no se va a juntar la familia, además no se ve ilusión». En el mercado de Ruzafa también se están retrasando los encargos. «La gente se está esperando a comprar», indica Alicia Trenzado. Y añade que la gente joven «nos dice que encargará comida ya preparada porque no están acostumbrados a guisar y están trabajando, y hasta en los restaurantes la preparan para llevar».
Lo mismo pasa en la sección de carnes que en la de pescado. María Ángeles y Marta, de Pescados Bianca, explican que «a estas alturas otros años hay más de cien encargos y ahora sólo el 20%. Se esperan a ver si van los hijos a las casas en distintos días».
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El que sí o tiene claro es Gustavo Starace, cliente del Mercado Central. «No vamos a casa de los mayores. Otros años nos hemos juntado quince y ahora seremos tres. Y, como soy cocinero profesional, en casa me tocará a mí». Añade que «haré una receta que me dijo mi suegra de alubias. Compraré tabellas y ajos».
Vicky Tárrega explica que todos los años «en casa de mis suegros nos juntamos 26 y en la de mis padres diez. Este año toca quedarse en casa. Para Navidad haré puchero y para cenar, langostinos y pescado al horno que es fácil». Y añade que en Navidad siempre se van a la nieve, «pero ahora no podrá ser».
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Una joven previsora es Alejandra de Andrés, que ya ha comprado el marisco fresco para evitar las aglomeraciones. «Es la primera vez que se hará una de las cenas en mi casa. Vendrá mi cuñada y su marido y la suegra. He cogido marisco para hacer a la plancha y he encargado pularda rellena. Mi cuñada hará hallacas, que es un plato venezolano».
Otra clienta del Mercado Central, María Teresa Bozano, detalla que «otros años nos juntamos 17 y hago carne, carrilleras y pollo relleno, pero ahora seremos menos y haré pescado que para menos gente es más fácil».
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Amparo García recibirá este año menos visitas, pero dice que «aunque venga la familia en distintos días, haré el cocido y compraré los turrones de Casinos».
Uno de los cambios de hábitos que ha traído la pandemia es el aumento de la venta online o no presencial y eso se ha dejado notar en el Mercado Central. Como explica la gerente, Cristina Oliete, «antes de la pandemia la venta no presencial, con el servicio a domicilio o con la recogida en consigna, venía a tener 1.000 clientes y ahora suman 2.500».
Explica que «hay gente que viene compra y luego lo recoge en consigna cuando se va o lo piden online» y añade que «mucha gente con la pandemia se ha quedado a vivir en las segundas residencias y llegan nuestros productos a El Bosque, La Cañada, Santa Bárbara o El Vedat».
En el Mercado Central, además, recuerdan que el día 23 y 30 abren de 7,30 horas a 20 horas. «En el caso del día 30, como este año no hay San Sivestre el acceso al centro está garantizado y esperamos que venga mucha gente», dice Oliete. Los días 24 y 31 estará abierto de 7.30 a 16 horas. «Hacemos horarios amplios para que la gente se distribuya a lo largo del día y evitar aglomeraciones», añade. En el mercado de Ruzafa el día 23 y 30 están de 7.30 a 20 horas.
Los vendedores recomiendan que no se dejen las compras para última hora, ya que los productos frescos se encarecen. «Ya pueden ir comprando el producto fresco y congelarlo porque en los días centrales las gambas pueden pasar de 180 euros a 300 euros kilo o la cigala de 140 a los 280 euros que costó el año pasado», explica María José Martínez Puerto.
Dolores
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