Los sindicatos de la EMT alertaron ayer de que la calle Colón necesita ser reasfaltada y pidieron que eso suceda antes de la reordenación del tráfico en el entorno, que disparará hasta los 850 el número de autobuses y hasta 9 el de líneas que discurren por la vía comercial más importante de la ciudad. «Tiene que hacerse cuanto antes y si es antes de los cambios, mejor», dijo ayer el presidente del comité de empresa de la EMT, Gabriel de las Muelas. En el mismo sentido se expresaron desde UGT. Fuentes del sindicato insistieron que llevan «meses» pidiendo que se asfalte de nuevo la calle Colón.
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Aunque De las Muelas aseguró que el problema con el firme no es únicamente de esta vía, sí señala que se da en Colón, por donde al día pasan más de 500 autobuses. «Los problemas son muchos: inestabilidad, traqueteo, afecta a las suspensiones y al confort tanto del usuario como del conductor...», comentó el representante de los trabajadores. «En un coche no se nota demasiado, pero sí mucho en un vehículo pesado», dijo de las Muelas.
Por su parte, fuentes de UGT quisieron hacer hincapié en que aunque el problema con el asfalto de Colón se remonta a años de abandono, sí creen que los cambios de tráfico que harán que por la vía discurran nueve líneas de autobús en lugar de las cinco que pasan ahora por ella afectarán seriamente al asfalto, «que no está pensado para aguantar el paso de tantos autobuses».
No es el único tema que preocupa a los sindicatos respecto al cambio de las líneas. Aunque aún no se han reunido con la empresa para que los encargados del área de operaciones expliquen las modificaciones que se pondrán en marcha tras Fallas (ese encuentro tendrá lugar esta semana), en San Isidro ya han comenzado a comentarse que el aumento de líneas por Colón, hasta nueve, podría hacer difícil cumplir los horarios. «Aunque nos pongan dos carriles bus, serán muchos más coches por el mismo espacio. No sé si daremos a basto», dijo un veterano conductor que prefiere mantener el anonimato para evitar represalias en el seno de la empresa.
Otra de las cuestiones que quita el sueño a los trabajadores de la EMT es la C1. Esta nueva línea mantendrá una frecuencia de cuatro minutos. La línea 5, que hace buena parte del recorrido que hará la C1 a partir del día 23 de marzo, tarda entre 20 y 22 minutos y hay dos conductores por turno, por lo que los primeros cálculos que hacen los trabajadores creen que harán falta entre cuatro y cinco veces más chóferes para cubrir el recorrido con la frecuencia prometida por el presidente de la EMT, Giuseppe Grezzi. «Necesitaremos entre 18 y 20 conductores por turno», explicaron desde UGT. La EMT, eso sí, dispone de una bolsa de un centenar de conductores disponibles para trabajar cuando sea menester. El Consistorio, además, tiene las cuentas saneadas y puede permitirse contratar a más trabajadores.
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Mientras, la portavoz del PP en el Ayuntamiento de Valencia, María José Catalá, criticó ayer las políticas de movilidad del Consistorio, entre las que se cuentan la reordenación de líneas de la calle Colón, al entender que a su juicio «no protegen al peatón» porque se han hecho carriles bici y peatonalizaciones «sin tener en cuenta que hay personas con movilidad reducida o personas mayores que necesitan acceder a su casa». «Me preocupa el 'silencio de los corderos' del PSPV, que deja que Grezzi haga los proyectos que deberían depender de Urbanismo» como las peatonalizaciones, afirmó Catalá. La también presidenta de la gestora del PP de Valencia ciudad insistió en que no entiende el papel de Sandra Gómez, «que deja todos los días que Grezzi tome decisiones en una materia, el urbanismo, que es de su competencia».
Sobre la EMT, para Catalá el fraude que sufrió la entidad en septiembre y que terminó con cuatro millones de euros de dinero público en dos cuentas del Bank of China en Hong Kong es «un ejemplo de nefasta gestión de un servicio público esencial como el transporte público colectivo» y en vez de ser «referencia», es «el ejemplo del fracaso de las políticas de movilidad sostenible de Grezzi y Ribó». «El fraude de la EMT no ha dañado la imagen del servicio, ha dañado la imagen de los gestores», apuntó, antes de lamentar que esta estafa «le va a costar dinero de los valencianos y al gobierno le va a costar levantar su imagen con una reputación de malos gestores».
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